domingo, 26 de septiembre de 2021

 

Tiempo de ayuno. Parte 2


“Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.” Jonás 3:4-5

“Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” 2 Crónicas 20:3

En los pasajes de hoy vemos cómo, ante situaciones complicadas y extremas, muchos siervos se disponen para buscar a Dios con ayuno y oración.

El ayuno, en el caso de las autoridades de Nivine, no fue para aparentar un arrepentimiento sino para buscar verdaderamente a Dios ante la gravedad de la situación, buscando humillarse ante Dios y disponer su corazón para obedecer.

En el caso de Josafat, ante el temor de un ataque por parte de los enemigos de Israel, pregona ayuno en todo Judá. Dios les da entonces una promesa que los reconforta y llena de esperanza: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros” (2 Crónicas 20:17). Entonces vemos cómo el pueblo ayuno como una forma de humillarse ante Dios y colocar completamente su esperanza en Él. Al final vemos que la promesa se cumple y los enemigos de Judá fueron confundidos y derrotados por su propia espada, mientras el pueblo solo alababa y esperaba en el Señor (2 Crónicas 20:22).

Por esto, ante cualquier reto, problema, dificultad, o ataque del enemigo, el ayuno acompañado con la oración es una de las herramientas que Dios nos enseña en su Palabra para hacer frente a una situación, disponiendo nuestro corazón para humillarnos ante nuestro Dios, esperar en Él y resistir al maligno (1 Pedro 5:6-9), pues Dios promete ir delante de nosotros.

También con el ayuno buscamos sensibilidad espiritual, para entender la victoria de nuestra fe en Cristo Jesús y para esperar en ella; así como hicieron Josafat y su pueblo esperando en lo que Dios les había prometido, nosotros podemos también recordar todo lo que Dios nos dice en su Palabra, buscando calma mediante el ayuno y la oración, estando vigilantes y dispuestos a aceptar esa victoria, como nos dice su Palabra “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).

El ayuno, más que un acto, es una disposición del corazón y una actitud de confianza ante nuestro Dios; ya sea porque el mundo está pasando por una situación crítica que nos afecta a todos, o porque estamos pasando por pruebas y ataques espirituales, o también, si tenemos actitudes erróneas que necesitamos cambiar con urgencia para dar testimonio, o por ser más sensibles al amor de Cristo en nosotros. Por todo esto, es tiempo de ayuno y oración.  Oración.

«Padre, me dispongo a buscar tu rostro en ayuno y oración para recibir de ti dirección, para que renueves mi entendimiento y mi fuerza. En el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.