domingo, 6 de agosto de 2017

Aceptar a Cristo


¡Acepto! Esta palabra es un sinónimo de sí: acepto ser tu novia, acepto el empleo, acepto ser tu esposo(a), acepto que me equivoqué, acepto que soy un pecador(a)… ¡acepto a Cristo y su amor en mi Vida!

​Aceptar es reconocer algo, pero también implica un deseo y un compromiso desde el fondo del corazón, por ejemplo “acepto ser tu esposa(o)” significa que una persona quiere estar con otra y además se compromete a compartir con ella su vida, a estar en las buenas y malas, a luchar por su amor.

Bien, el aceptar a Cristo también tiene un significado especial y de hecho no creo que haya algo que se pueda comparar a esto, es maravilloso, pero también tiene una condición y es que la única manera de que funcione es que sea algo genuino, desde el fondo de nuestro corazón.

Entonces no puede ser por obligación, compromiso o miedo… ¡es por convicción! Dios en su palabra nos dice:



“He aquí yo estoy a la puerta y llamo: y si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”

Apocalipsis 3:20

Aquí podemos entender que es una invitación, una oportunidad: : “Entraré en él” es decir para que Dios entre en nuestra vida, que Cristo viva en nuestro corazón, pero depende de nosotros aceptarla o no. ¿Alguna vez alguien te ofreció algo y dijiste que no? todo el tiempo aceptamos o rechazamos cosas, un empleo, una oferta a consumir algo, y dijiste “NO” bueno con Cristo puede pasar lo mismo, Él desea estar en nuestra vida, pero quiere que sea porque se lo pedimos, ¿Qué sigue después? ¡Lo mejor!

El aceptarlo es el primer paso de darle a nuestra vida un giro radical, porque ciertamente todos tenemos fortalezas (puntos fuertes, talentos, dones) pero también debilidades: miedos, complejos, traumas, rencores… y con todo esto Dios puede y quiere trabajar.

Este primer paso está claro cuándo leemos en su Palabra:

“Que, si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” ​

Romanos 10:9

Entonces sólo tienes que creer y cómo dice el versículo en tu corazón, pero además tienes que trabajar en construir una relación con Él, así como cuando aceptas un trabajo y tienes que ir todos los días y cumplir tareas, o con un novio o una novia, debes compartir con él o ella, pero no sólo debes ¡Querés hacerlo! Más todavía es importante hacerlo con Cristo porque la Salvación es el mejor regalo, es algo que no merecemos, pero ahí está esperándote.

​Así que, si aún no lo has aceptado, recuerda que cada día que pasas lejos de Él es privarte de tener una paz real. Tal vez pienses que ya eres “feliz” y que no lo necesitas porque hay algo que está ocupando su lugar: una relación, dinero, trabajo, popularidad, etc. Pero sea lo que sea debes saber que sea acabará porque todo es pasajero, sólo Dios es eterno, sólo su Palabra es para siempre (Mateo 24:35) Y tarde o temprano esos vacíos saldrán a la luz, entonces ¿Por qué no darte una oportunidad?

 Ahora si más bien ya aceptaste a Cristo entonces es bueno que recuerdes hoy el compromiso que tomaste cuándo recibiste su verdad, trabaja en ello cada día y crece con Él, no te quedes con el “sé que existe” permite que transforme tu vida por completo y conforme a su voluntad. Es un hecho que muchas cosas puede hacer Dios con nosotros, porque Dios nos dice que Él quiere todo: fortalezas y debilidades para perfeccionar su poder. Así que yo quiero decirte hoy que hay oportunidad, hay esperanza por eso entrégale tu vida, tus miedos, tus sueños… ¡todo! Porque Él usará cada cosa a su favor y cambiará todo para bien, y esa nueva oportunidad te volverá a la vida, te dará paz, sanará heridas… ¡volverás a nacer!

¿Deseas esto? te invito a reflexionar y recuerda que toda esta transformación y este hermoso vivir puede venir en el momento que estés dispuesto(a) a decir con todo tu corazón:

“¡Sí, acepto!”