viernes, 18 de febrero de 2022

Una invitación despreciada


Una invitación despreciada

“y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; más éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios” Mateo 22:3-5.

“Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados” Mateo 22: 8-10.

Esta parábola de Jesús, nos muestra claramente que el evangelio es universal y Dios está llamando a todos, pero no todos están dispuestos.

El mensaje nos dice que un rey preparó un gran banquete para celebrar una boda y envió muchas invitaciones a las personas que él quiso, pero estos rechazaron la invitación porque estaban ocupados en otras cosas; entonces mandó a sus siervos a que salieran y levantaran la voz por los caminos y llamaran a todo el que quisiera ir, fuese malo o bueno, pero que no descartaran a nadie. Ellos serían el reemplazo de los que hicieron caso omiso a la invitación.

Nuestro padre celestial, está invitando a cojos, ciegos, enfermos, oprimidos y demás, a las bodas del Cordero en el cielo, porque las puertas aún están abiertas para todo el que acepte su mensaje. El pueblo judío había escuchado durante siglos la invitación que Dios extendía por medio de los patriarcas y los profetas, pero no escucharon y después envió personalmente a su Hijo a hacer la invitación. Miremos en Juan 1:9-11 dice “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyos vino, y los suyos no le recibieron”.

Jesús vino personalmente con un mensaje de esperanza, con una invitación al reino de los cielos y fue rechazado por los suyos y murió en una cruz por esta causa. La lista de invitados que había preparado inicialmente fue para su propio pueblo, Israel, pero dice que ellos no lo recibieron.

El Señor Jesús, antes de ir a la cruz, durante tres años enseñó el mensaje a los pocos que quisieron oír y les pidió que extendieran la invitación a todas las naciones, formando así su iglesia. Gracias a los apóstoles su mensaje llegó a nosotros, ahora somos parte de la iglesia universal y somos sus siervos, por lo cual hoy nos está recordando que debemos alzar nuestras voces con el mensaje del evangelio a este mundo sordo por el ruido de tantas ideologías y filosofías que rechazan a Dios y a su Ungido, porque la invitación a las bodas del Cordero está vigente y aún las puertas no se han cerrado y Él quiere que sean muchos los invitados.

Recordemos que la invitación es un evangelio de gracia para todos, Dios invita, pero no obliga a nadie. ¿Despreciarás esta invitación?    Oración.

«Padre amado, las bodas ya están listas, estás dispuesto a recibir a todo el que escuche la voz de tu llamado, al reino de los cielos. Soy tu siervo y quiero que me llenes de tu presencia y me impulses a compartir cada día tu amor a este mundo tan necesitado de ti; que alce mi voz sin miedo por donde quiera que vaya, con el mensaje liberador del evangelio. En el Nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.