domingo, 28 de noviembre de 2021

La intensidad y la diligencia en la oración

 


La intensidad y la diligencia en la oración

“Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” Jeremías 29:12-13.

No importa de dónde seamos o qué idioma hablemos, hay un lenguaje que nos une como creyentes, la oración. En estos tiempos de pandemia y crisis económica, social y moral en el mundo, debemos unirnos a clamar a nuestro Padre celestial por misericordia y por una nueva oportunidad para todos los que se hallan lejos de Él.

Cuando el Señor derrama un espíritu especial de oración, está viniendo a nosotros con su misericordia, porque dice “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”; esto implica un nivel de intensidad superior a la oración que ordinariamente hacemos. La palabra buscar, “darash” aquí en el hebreo, sugiere un deseo vehemente en hallar una respuesta de Dios.

Nunca lo estaremos buscando en vano si lo hacemos de corazón, porque siempre está dispuesto a escuchar cuando lo invocamos en confianza y en verdad. Él no se ha olvidado de nosotros, quizá somos nosotros los que lo hemos rechazado y nos hemos alejado cuando nos hallamos en problemas o en momentos de profundo dolor, porque dejamos de confiar.

Hoy recordemos que podemos buscar y encontrar a Dios cuando lo invocamos de todo corazón; que nada de lo que nos suceda en esta vida interrumpa nuestra comunión. Digamos como el salmista: “Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” Salmos 5:1-3. Este versículo nos habla de la intensidad y la diligencia en la oración de parte de nosotros.

Daniel nos da un gran ejemplo de perseverancia y dedicación a la oración cuando su fe fue puesta a prueba en Babilonia “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” Daniel 6:10.

Te animo a seguir orando y a unirnos en clamor los unos por los otros; es el mejor tiempo invertido.    Oración.

«Amado Jesús, sé que me escuchas cuando te invoco de todo corazón. Junto con otros cristianos, que hacemos parte de tu iglesia universal, queremos unirnos en una sola voz y un solo sentir para clamar por este mundo en tinieblas. Señor, dispón mi corazón para orar e interceder por mis semejantes y por todo lo que viene a este mundo, para estar preparado y fortalecido esperando solo en ti. En Cristo Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.