domingo, 11 de diciembre de 2022

Levantémonos por Amor

 


Levantémonos por Amor

“Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo.” Cantares 5:4-5

“Por lo cual dice: despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” Efesios 5:14

Cuando la esposa mencionada en el libro de Cantares se levanta conmovida en su corazón para abrir a su esposo, después de poner excusas insignificantes, tristemente él ya se ha ido, (Cantares 5:6), ese instante descrito debe hacernos reflexionar, pues es necesario estar atentos a la voz del Señor, y al ser despertados por su amor, siempre debemos estar dispuestos a levantarnos inmediatamente en respuesta a ese amor.

Efesios 5:14 nos exhorta no sólo a despertarnos, sino también a levantarnos, pues como vemos es necesario que, en respuesta al amor, tomemos acción y nos levantemos, si así lo hacemos, algo extraordinario ocurrirá, la Luz del Amor de Cristo nos alumbrará.

El amor del amado y su amada, fue tan grande que, aunque ella no le abrió inmediatamente, la fuerza del amor permitió que pudieran volver a estar juntos, como es detallado en Cantares 8:5-7 “¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz. Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.”

El amor de Cristo por nosotros es tan grande que las muchas aguas no podrán apagarlo, ni lo ahogarán los ríos, así que, si en algún momento nos hemos quedado adormecidos, y no nos hemos levantado ante el llamado de Dios, decidamos hoy levantarnos y obedecer, pues estemos seguros que ni aun todos los bienes del mundo podrían compararse con ese maravilloso amor que sigue luchando por ti y por mí.  Oración

«Señor Jesús, gracias por tu gran amor, porque aunque a veces no atiendo a tu llamado inmediatamente, sigues buscándome, ayúdame, quiero levantarme por amor a ti. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 10 de diciembre de 2022

Despiértame con tu Amor

 

Despiértame con tu Amor


“Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” Cantares 5:2-3.

Al igual que un esposo amoroso busca a su amada, el Señor Jesús siempre está en busca de nuestro amor; el esposo descrito en el libro de Cantares, llama con su propia voz a su amada, desea entrar en su hogar, estar con ella, por lo cual le dice “Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía”. Eso mismo hace Jesús, pues con su voz de amor siempre está llamando y diciendo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» Apocalipsis 3:20.

A diario nuestro Amado quiere cenar con nosotros, siempre nos llama con su dulce voz, pero, ¿cuántas veces, por cosas triviales, nos pasa lo que le pasó a la esposa descrita en Cantares 5:2-3?, quien en el momento de llegar su esposo, estaba dormida, y aunque su corazón velaba, ese adormecimiento no le permitió levantarse de una y correr hacia la puerta para abrirla y recibir a su esposo en su hogar, sino más bien la llevó a presentar excusas diciendo:” Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” Cantares 5:3.

Nuestro amado está hoy llamando nuevamente a la puerta de nuestro corazón, quiere compartirnos su amor, sus planes, su luz, su salvación, así que despertemos por su amor de ese sueño espiritual, y levantémonos, pues ahora el Amado usa nuestros pies, nuestras manos, nuestra voz, nuestra vida para ir y tocar el corazón de aquellos que están perdidos sin Él, o de aquellos hijos pródigos que están alejados de su hogar celestial.

Dejemos que su voz resuene en esta navidad a través de nuestros labios, al compartir el mensaje del evangelio, las buenas nuevas de Jesús, despertando así al mundo con su gran Amor.  Oración.

«Señor Jesús, despiértame con tu amor, que al escucharte pueda estar presto a levantarme para tener comunión contigo por medio de tu Santo Espíritu; quiero que me uses como ese instrumento en tus manos para transmitir tu mensaje, para ir y tocar a las puertas del corazón de las personas que me rodean, y presentarles al Amado, para que así, puedan ver la Luz, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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“Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” Cantares 5:2-3.

Al igual que un esposo amoroso busca a su amada, el Señor Jesús siempre está en busca de nuestro amor; el esposo descrito en el libro de Cantares, llama con su propia voz a su amada, desea entrar en su hogar, estar con ella, por lo cual le dice “Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía”. Eso mismo hace Jesús, pues con su voz de amor siempre está llamando y diciendo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» Apocalipsis 3:20.

A diario nuestro Amado quiere cenar con nosotros, siempre nos llama con su dulce voz, pero, ¿cuántas veces, por cosas triviales, nos pasa lo que le pasó a la esposa descrita en Cantares 5:2-3?, quien en el momento de llegar su esposo, estaba dormida, y aunque su corazón velaba, ese adormecimiento no le permitió levantarse de una y correr hacia la puerta para abrirla y recibir a su esposo en su hogar, sino más bien la llevó a presentar excusas diciendo:” Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” Cantares 5:3.

Nuestro amado está hoy llamando nuevamente a la puerta de nuestro corazón, quiere compartirnos su amor, sus planes, su luz, su salvación, así que despertemos por su amor de ese sueño espiritual, y levantémonos, pues ahora el Amado usa nuestros pies, nuestras manos, nuestra voz, nuestra vida para ir y tocar el corazón de aquellos que están perdidos sin Él, o de aquellos hijos pródigos que están alejados de su hogar celestial.

Dejemos que su voz resuene en esta navidad a través de nuestros labios, al compartir el mensaje del evangelio, las buenas nuevas de Jesús, despertando así al mundo con su gran Amor.  Oración.

«Señor Jesús, despiértame con tu amor, que al escucharte pueda estar presto a levantarme para tener comunión contigo por medio de tu Santo Espíritu; quiero que me uses como ese instrumento en tus manos para transmitir tu mensaje, para ir y tocar a las puertas del corazón de las personas que me rodean, y presentarles al Amado, para que así, puedan ver la Luz, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 9 de diciembre de 2022

Reflectores de tu Amor

 


Reflectores de tu Amor

“Mateo 5:14-16 “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Es sorprendente que Dios nos haya escogido para mostrar su Luz a un mundo que se encuentra en tinieblas, nosotros, vasijas de barro imperfectas, tenemos en nuestro interior el más grande tesoro, tal y como dice 2 Corintios 4:6-7 “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”

Este tesoro que es Cristo, no se puede esconder, pues su esplendor es la misma Gloria de Dios, y la manera para que su luz alumbre delante de los hombres es a través del Amor puesto en Acción por medio de las buenas obras. Amor que cada creyente tiene en su vida por su fe en Jesucristo y que se coloca en Acción gracias a la comunión con el Espíritu Santo.

Jesús nos dio un nuevo mandamiento, que nos motiva a amar como Él nos ha amado, tal y como es declarado en Juan 13:34 “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”, y que nos permite ver que si obedecemos, entonces su amor brillará como lo expresa 1Juan 2:8-10 “Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.”

Que en esta navidad lleguemos a amarnos de la manera como Jesús nos ama y podamos entonces decir que somos Reflectores de su Amor.   Oración.

«Gracias Padre amado porque tu Hijo Jesús quiere brillar más en mi vida, quiero que su luz de Amor sea tan fuerte en mí, que alcance a resplandecer hasta lo último de la tierra; llévame a esa intimidad contigo por medio de tu Espíritu Santo, para que tu amor sea el motor de mi vida, y cada acción sea motivada por amor, el amor de Cristo que trae luz a la humanidad, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 8 de diciembre de 2022

La Luz del Amor

 

La Luz del Amor


“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:7-8

El Amor Redentor de Dios, demostrado en el sacrificio de Cristo en la cruz, también permitió que el hombre, al depositar su fe en Jesús, pudiera ver la luz nuevamente, pues como consecuencia del pecado estaba espiritualmente muerto, en tinieblas, ciego.

La luz verdadera es Jesús, como lo declara él mismo en Juan 8:12 cuando dice: “Yo soy la luz del mundo”; y lo testifica el evangelista, quien inspirado por el Espíritu Santo escribe: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” Juan 1:4. Así, la verdadera luz vino a este mundo para quitar las tinieblas, para dejar brillar nuevamente la llama del Amor, ¡Gloria a Dios por Jesucristo!, porque Él venció, pues en su resurrección se manifiesta el triunfo del Amor. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Juan 1:5

Las tinieblas no pudieron prevalecer, la luz siempre brilla en la oscuridad, cuando Cristo fue levantado de los muertos por el poder del Espíritu Santo (Romanos 8:11), esta luz estuvo disponible para que alumbrara en el corazón de cada creyente.

De esta manera, ahora cada persona que rinde su vida a Cristo, puede ver la luz verdadera, tal como expresa Jesús: “el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12b

Que, en estas fechas, donde las luces son encendidas para adornar las casas, iluminemos, pero con la Luz del Amor, que ahora brilla en nuestros corazones, a todos nuestros seres amados, y también a aquellos que no conocemos y con quienes Dios nos permite cruzarnos en nuestro diario vivir; recordemos, que esta Luz, es la que prevalece sobre la oscuridad y da vida a los hombres. Así que dispongámonos a compartir el mensaje del evangelio para que Luz del Amor vuelva a brillar como dice 1 Juan 4:7-8.   Oración.

«Señor Jesús, gracias por haberme sacado de las tinieblas, gracias por tu amor que ahora hace brillar tu luz en mí, que tu amor resplandezca de tal manera, que cada acto que realice acerque al prójimo a ti, llévame a amar como tú, para que los demás puedan ver tu resplandor de Gloria. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 7 de diciembre de 2022

Amor Redentor

 

Amor Redentor


“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.” Génesis 3:21

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8

La reacción de Dios frente a la traición del hombre es sorprendente, pues, aunque el hombre había faltado a su amor, Él los cubrió con túnicas de pieles, quitando las hojas de higuera que ellos mismos se habían colocado para tapar su desnudez; esta acción, que implicó el primer sacrificio que se realizó en el mundo, nos muestra el amor redentor de Dios.

Génesis 3:21 nos deja ver entre líneas que, lo hecho por Dios, involucró el derramamiento de la sangre de los animales de los cuales se tomaron las pieles, pero además, nos deja ver que este acto permitía cubrir el pecado; sin embargo, su amor iría más allá, pues Dios ya tenía en mente un plan que no solo cubriría el pecado, sino que lo quitaría y permitiría que esa relación de intimidad y amor inicial entre Dios y el hombre fuera restaurada.

Es por eso que, de manera profética, Dios declara en Génesis 3:15 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, haciendo referencia al acto de redención más grande jamás conocido, pues llevar a cabo su plan de salvación implicaría el sacrificio de su propio Hijo, demostrando lo declarado en Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Este maravilloso designio quitaría esa barrera de pecado que impedía, al hombre, experimentar lo que es ser amado por Dios, para así poder corresponder y compartir ese extraordinario amor. Hoy, más que nunca, compartamos de este amor redentor, pues miles de personas se están perdiendo y Dios quiere seguir vistiendo a la humanidad, pero ya no con pieles de animales, sino con la santidad y amor que vienen por la fe en su amado Hijo Jesús.   Oración.

«Padre Santo, gracias por permitirme creer en tu amado Hijo, gracias por quitar mi pecado y vestirme de tu santidad y amor, gracias por Jesucristo, quien con su amor redentor me conquistó, gracias por tu Santo Espíritu, por quien tengo comunión contigo, y gracias por llevarme a tu cruz para hacerme entender el alto precio que tuviste que pagar por mi redención, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 6 de diciembre de 2022

La traición al Amor

 

La traición al Amor


“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.” Génesis 3:8-13

Es triste saber que, esa relación de amor e intimidad que tenían Dios y el hombre, se manchara por el pecado; en realidad, el pecado rompió esa relación, a tal punto que Adán y Eva, al oír la voz de Jehová en el huerto, se esconden. Claramente ellos han traicionado al Amor y, como toda traición, sus consecuencias se reflejan primeramente en su comportamiento, su acto de desobediencia no les deja dar la cara. Podemos pensar ¿cómo pudo ocurrir tal cosa?, ellos lo tenían todo, la creación en su máximo esplendor los acogía en su regazo y estaba diseñada para proveerles lo necesario y, lo más importante, gozaban de comunión con su Creador, el Dios de Amor.

Reflexionemos si en esa situación hubiéramos actuado igual, preguntémonos ¿cuántas veces, antes de conocer a Cristo, aun ahora como creyentes y teniendo al Santo Espíritu de Dios dentro de nosotros, hemos procedido de manera similar?, ¿será que nos ha pasado lo mismo cuando Dios nos ha dicho algo?, ¿cuántas veces hemos huido de Dios y hemos tratado de escondernos entre los árboles de esta sociedad?, ¿acaso también hemos comido del árbol del que Dios nos mandó que no comiésemos, dejándonos seducir por la voz de la mujer o siendo engañados por la serpiente?, mentiras, adulterios, fornicaciones, pleitos, iras, celos, contiendas o cosas semejantes, nos muestran que también hemos desobedecido. Si esta no es tu condición actual, démosle una gloria a Dios, porque así estuvimos antes de conocer de Cristo; pero hoy, muchos están separados de Dios por causa de su pecado, otros tantos vagan como hijos pródigos, y todos ellos necesitan conocer que, aquel que llamó ese día en el huerto a Adán para confrontarlo con su pecado, también los está llamando, pues al igual que ese día, hoy, su amor está gritando vuelve a mí, pues solo en Jesús hay restauración.  Oración.

«Padre, perdóname por todas esas veces que he faltado a tu amor; permíteme entender que, gracias a la obra preciosa de tu Hijo Jesús, hoy puedo amarte como tú lo pides, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 5 de diciembre de 2022

¿Por qué nos sigues visitando?

 

¿Por qué nos sigues visitando?

Oración.


«Padre amado, gracias porque tu amor no cambia, por lo cual, sigues visitando a la humanidad y cada mañana llamas a la puerta porque quieres entrar en la vida de un nuevo creyente, para que al igual que nosotros, puedan disfrutar de tu eterno amor, amén.».

“¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?” Job 7:17-18

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

Job en sus declaraciones se pregunta ¿qué es el hombre para que Dios lo engrandezca, ponga sobre él su corazón, lo visite todas las mañanas y lo pruebe en todo momento?, y la respuesta está en la visita de su Hijo Jesús a la humanidad, lo hace por amor, para que cada persona que crea en Él pueda experimentar lo que es ser amado por Dios.

Apocalipsis 3:20 dice “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”; hoy en día Jesús sigue visitando la humanidad, pero ya no viene a nacer en un pesebre, sino a vivir en el corazón del creyente.

Al creer en Jesucristo, Dios nos da un nuevo corazón y un nuevo espíritu, y además pone su Santo Espíritu dentro de nosotros, (Ezequiel 36:26-27), de esta manera, todas las mañanas podemos recibir la visita de nuestro Dios, y no solamente en las mañanas, sino en cualquier hora del día, todos los días.

El propósito de darnos un corazón nuevo y un espíritu nuevo es que podamos relacionarnos de la manera correcta con Él, mediante la obediencia, con la ayuda de su Espíritu Santo, y lo que ocurrirá será lo que dice en Juan 14:21 “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Qué grandioso que nuestro Salvador se manifieste a nuestras vidas y así podamos experimentar ese amor derramado en nuestros corazones.

Que esta temporada decembrina sea un recordatorio de por qué Dios sigue visitando a la humanidad, y sea un motivo para que nosotros compartamos de ese gran amor que transformó nuestra vida, gracias a que Dios visitó un día nuestro corazón.  Oración.

«Padre amado, gracias porque tu amor no cambia, por lo cual, sigues visitando a la humanidad y cada mañana llamas a la puerta porque quieres entrar en la vida de un nuevo creyente, para que al igual que nosotros, puedan disfrutar de tu eterno amor, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 4 de diciembre de 2022

¿Por qué nos visitaste?

 

¿Por qué nos visitaste?


“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” Salmos 8:3-4

Mientras meditaba y oraba para redactar este devocional, veía el firmamento que mi Dios creó y una hermosa luna de color amarillo aparecía en el horizonte, solamente una pequeña franja que parecía una sonrisa se dejaba observar, ahora que escribo, pienso en el salmista, quien inspirado por el Espíritu Santo dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”, y solamente viene a mi ser gratitud y adoración; gratitud, porque el Dios creador tuvo misericordia y compasión de nosotros, pues para restaurar esa comunión e intimidad con la cual Dios y el hombre se relacionaban antes de que pecáramos, decidió visitarnos, acordándose de que sin Él solo somos polvo (Salmos 103:14); y adoración, porque el Hijo de Dios se despojó de sí mismo tomando la semejanza de hombre, naciendo de manera milagrosa por el poder del Espíritu Santo a través de una joven virgen, para demostrarnos cuán grande es su amor, pues aun siendo nosotros pecadores vino a este mundo para cumplir una misión de salvación que lo llevaría desde el pesebre a la cruz, para que todo aquel que en Él depositara su fe, pudiera tener perdón de pecados, salvación y vida eterna (Hebreos 9:28).

Que hoy, al mirar el horizonte, los cielos y las estrellas mil, podamos comprender, por la revelación de su Santo Espíritu, que Dios precisamente nos visitó y se acordó de nosotros, para que pudiéramos disfrutar y compartir de su amor.

Así que hermanos, en esta navidad, donde muchos viajamos para encontrarnos con nuestros seres queridos o compartimos de alguna manera con otras personas, aprovechemos para llevar a los corazones de nuestros familiares y amigos la mejor visita que les podemos brindar, la de nuestro Señor Jesús.  Oración.

«Padre Dios, gracias por tu misericordia, porque sabes que sin tu presencia no podemos vivir, pues tan solo somos polvo. Gracias por tu Hijo, quien nos visitó, naciendo en un pesebre y muriendo en una cruz por amor. Que tu Santo Espíritu nos revele cuán importantes somos para ti, que fuiste capaz de dar a tu Unigénito por nosotros los pecadores. Que todos los días anhele ser visitado por ti en la intimidad de la oración, te lo pido en el nombre de tu Hijo Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 3 de diciembre de 2022

El lenguaje de los cielos

 

El lenguaje de los cielos


“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.” Salmos 19:1-4a

Al recordar una noche de mi adolescencia, cuando regresaba de un paseo familiar en compañía de mis primos y un tío que nos cuidaba, llegan a mi mente momentos inolvidables, mi tío empezó a cantar una canción, precisamente que hablaba de cómo los cielos cuentan la gloria de Dios; hoy, mi tío ya goza de la presencia de Dios en su reino, pero su grato recuerdo siempre estará en mi corazón, porque él fue la persona que me llevó a Cristo.

Génesis 1:1 declara que es Dios el creador de los cielos y la tierra, y el Salmo 19:1 nos revela que los mismos cielos, su creación, cuentan su gloria, además, que el firmamento anuncia en un lenguaje silencioso pero contundente la obra de sus manos; si un día emite palabra a otro día y una noche declara sabiduría a otra, cuánto más nosotros, sus hijos, debemos anunciar las grandezas de nuestro Dios, que nos sacó de las tinieblas y nos trasladó al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).

No callemos, que no sea por nosotros que se diga como menciona el salmo 19:3 “No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz.”, sino más bien, gracias a que anunciamos la gloria de Dios, al igual que los cielos, y a que contamos como el firmamento las obras de sus manos, podamos decir como manifiesta el Salmo 19:4 “Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.”

Compartir el mensaje del evangelio en el lenguaje de los cielos, un lenguaje de amor, siempre nos lleva a Jesús; la creación misma manifiesta la existencia de Dios y su grandeza, pero a nosotros se nos ha encomendado llevar este mensaje celestial hasta lo último de la tierra, como dice Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”  Oración.

«Padre Dios, hoy quiero agradecerte por aquella persona que me compartió tu mensaje de salvación, gracias porque al declararme tu amor, mi vida y la de mi familia cambiaron para siempre; oro, para que yo también pueda ser utilizado como un instrumento en tus manos, para llevar tu evangelio hasta lo último de la tierra, te lo pido en el nombre de tu Hijo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 2 de diciembre de 2022

Recuerdo de Navidad

 

Recuerdo de Navidad

“Porque un niño nos es nacido, hijo n


os es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” Isaías 9:6.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” Juan 1: 1-4.

Para muchos la Navidad es la mejor época del año, y puede ser así porque los recuerdos que se cultivan desde la niñez nos permiten experimentar emociones agradables en nuestro ser: los regalos, las reuniones familiares, la comida, los arreglos navideños y en general el ambiente que se vive nos llevan a apreciar estos momentos de manera muy especial; por otra parte muchos viven esta temporada, con tristezas, angustias, nostalgias, enfermedades, escasez entre otras dificultades; sea cual sea la situación, Dios quiere que este, como cualquier otro mes del año, tengamos tan presente que el más grande recuerdo de Navidad, es el regalo más grandioso que Él nos dio y que está disponible para cualquiera que por fe lo desee recibir, y es su Hijo Jesucristo.

La palabra navidad significa nacimiento, y es precisamente alrededor del gran acontecimiento del nacimiento del Hijo de Dios, que para estas fechas se engalana la humanidad, si bien su nacimiento no fue en el mes de Diciembre, recordar lo que se profetizó en Isaías 9:6 y que se cumplió en Jesús, debe llevarnos a una adoración tal, que las penas, tristezas, y aun las efímeras y vanas celebraciones se desvanezcan para que aparezca la verdadera razón por la cual debemos celebrar, pues un niño nos fue dado, cuyo nombre es Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Qué gran misterio que el Eterno, quien ha sido desde el principio y por quien todo lo que existe fue hecho, se hiciera hombre y viniera de su trono a nacer en un pesebre, Él, el Príncipe de Paz, quien es la vida de los hombres, quiere ahora vivir en nuestros corazones. Hermanos, que esta navidad podamos compartir ese regalo de Dios para la humanidad, para que Jesús nazca en los corazones de nuestros seres amados y así podamos tener el más grato recuerdo de navidad.  Oración.

«Padre amado, gracias, mil gracias por el más grande regalo que me has dado, gracias por tu Hijo Jesucristo, quien vino a vivir en mi corazón por tu Santo Espíritu, llévame a compartir el regalo más maravilloso con cada persona que me permitas conocer. Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 1 de diciembre de 2022

Qué sería de mí - Parte 2

 


Qué sería de mí - Parte 2

“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.” Marcos 2:3-5

Qué gran diferencia vemos en este pasaje, en comparación con el de ayer; pues cuando el cojo de nacimiento necesitó ayuda, la solución del hombre fue: “llevémoslo al templo a mendigar”; pero cuando el paralítico la necesitó, cuatro personas dijeron: “la solución no es la mendicidad, sino una persona, Jesús”, por eso los puedes imaginar, corriendo y pensando: “hay que tomar lo que sea para llevar a este paralítico rápido donde Jesús, antes de que se vaya”, “tomemos su lecho y carguémoslo, ¡vamos! no hay tiempo que perder”; dos reacciones distintas ante una misma necesidad espiritual.

¿Puedes imaginarte, antes de que el milagro ocurriera, lo que estaría pensando este hombre al ver todo lo que estaba sucediendo a su alrededor?, pues hay cuatro personas que están haciendo todo lo necesario para llevarlo hacia la vida (Juan 1:4), ya que no quieren dejarlo como está. La biblia no nos relata si alguien le preguntó a este hombre si quería ser llevado donde Jesús, pero meditemos, si estuvieses en su lugar y te lo preguntaran, qué preferirías ¿ser llevado a algún sitio para mendigar? o por el contrario ¿que te llevaran a Jesús? Quizá pensarás al igual que el paralítico: “Llévenme a Jesús”, pues puedes ver que este era su anhelo, ya que cuando lo ves frente al Señor, este resalta su fe (Marcos 2:5), fe que nos muestra la certeza de este hombre que en Jesús encontraría sanidad.

Qué escena tan conmovedora la que leemos, logra tocar las fibras más profundas de nuestro corazón, pues al igual que ese paralítico, quizá no literalmente, tú y yo fuimos cargados por alguien más para ser llevados hacia el Señor.

Hermanos, aprovechemos el mes que inicia, y en el que toda la familia está reunida, para practicar lo que estos cuatro hombres hicieron, llevar a aquellos que están en necesidad hacia Jesús.  Oración.

«Padre, tu gracia es sublime, tu misericordia y amor son inagotables; hoy celebro tus obras y bondades, te doy gloria y honra. Señor, mi anhelo es siempre publicarle al mundo tu grandeza y llevar a quienes están en necesidad a que te conozcan, pues entiendo que tu luz es la única que alumbra las tinieblas, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 30 de noviembre de 2022

Qué sería de mí - Parte 1

 

Qué sería de mí - Parte 1


“Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.” Hechos 3:2

La biblia no nos relata cuántas personas eran las que llevaban cada día a este cojo de nacimiento a la puerta del templo a pedir limosna, pues lo impactante de esto no es la cantidad, sino ver cómo el hombre a lo largo del tiempo se ha acostumbrado tanto a observar la necesidad espiritual de otros, que parece hasta normal auspiciar la mendicidad, no material, sino espiritual, de aquellos que están en necesidad. Esto debe hacernos reflexionar, pues al igual que estas personas que llevaron a este hombre para que pudiera pedir limosna, ¿cuántas veces nosotros también hemos auspiciado la mendicidad espiritual de nuestros familiares, amigos, vecinos y aun la del mundo en general? y ¿por qué decimos que la hemos auspiciado?, porque en algunos momentos hemos callado ante la posibilidad de compartirle a otros de Jesucristo (Lucas 10:30-32).

Vayamos un poco más a fondo en esta reflexión, pensemos en lo que hubiese pasado si alguien no hubiera tenido misericordia de nosotros y, al igual que aquellos hombres de esta historia, no nos hubieran compartido de Jesús; sin duda alguna, estaríamos hoy viviendo en nuestra vieja condición espiritual: muertos en nuestros delitos y pecados, alejados de Dios (Efesios 2:1,12); pero, gracias al Señor que alguien decidió pararse y no callar más y al ver nuestra necesidad espiritual no siguió derecho (Lucas 10:33-34), sino que nos compartió una oración extraordinaria en la que aceptamos a Cristo en nuestro corazón, su obra redentora; y cuando creímos en Él, el Señor hizo su entrada triunfal a nuestras vidas, cambió por completo nuestro existir y nos dio esa vida nueva que tanto estábamos necesitando, entonces, pasamos de ser mendigos espirituales a ser hijos de Dios (Juan 1:12-13).

Hermanos, basta ya de seguir auspiciando la mendicidad espiritual de los que nos rodean, levantémonos y démosles a otros, de lo que hemos recibido, a Jesucristo.  Oración.

«Señor, infinitas gracias te doy porque me buscaste para que yo no siguiera muerto en mis delitos y pecados; nunca te cansaste, sino que golpeaste la puerta de mi corazón una y otra vez, hasta que llegó el día en el que no te dejé afuera esperando, sino que con gusto te dije: ¡Bienvenido eres Jesús!, toma asiento en el trono de mi corazón y haz de mí la persona nueva que tú quieres que yo sea, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 29 de noviembre de 2022

Es mejor obedecer y prestar atención- Parte 2

 

Es mejor obedecer y prestar atención- Parte 2


“Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.” 1 Reyes 19:21

El día de ayer reflexionamos sobre lo que Dios nos está diciendo que debemos dejar atrás, y para entender por qué esto es importante, utilizaremos la vida de Eliseo, pues su ejemplo nos demuestra que para seguir, disfrutar y vivir correctamente el camino de Dios, es necesario que hagamos morir todo aquello que puede hacer que en algún momento miremos hacia atrás (Lucas 9:62).

Es impresionante ver cómo Eliseo entendiendo que sería el sucesor de Elías (pues había sido echado sobre él su manto), y comprendiendo la gran responsabilidad que implicaba el ser elegido como profeta de Dios, decidió correr y hacer morir todo aquello que lo pudiera estancar, pues ¿quién quisiera perderse este gran llamado? Entonces lo podemos ver aquí, destruyendo el arado, matando el ganado que le correspondía, y sirviéndolo a los demás, pues no quería tener nada por lo cual regresar, porque cuando el camino se pusiera difícil no querría volver “a lo seguro”; quizás no sabría en ese momento del todo cuán difícil llegaría a ser el vivir este llamado, pero de lo que estaba seguro es que el Dios de Elías, ese Dios Todopoderoso estaría con él y eso era más que suficiente para dejar todo atrás, por amor, y seguirle. ¿Cuántos, al igual que Eliseo, hemos entendido esto? El llamado que Dios nos ha hecho, para pertenecer a este precioso camino que hoy llamamos vida cristiana o vida con propósito, es un camino que necesita que vayamos ligeros de equipaje, pues a veces cargamos en él: dudas, orgullo, temores, pensamientos erróneos, entre otras cosas, cuando nuestro único equipaje debería ser la cruz de Cristo, una cruz que es ligera y fácil de llevar (Mateo 16:24, 11:29-30).

Hermanos, hoy hagamos morir todo aquello que no nos edifica y nos estanca, sigamos el ejemplo de Eliseo, quien olvidó todo lo que tenía atrás para proseguir a la meta (Filipenses 3:13b-14)   Oración.

«Padre, yo no quiero mirar ni volver atrás, pues entiendo que contigo todo es mejor. Llévame a poner en todo momento mi mirada en ti y en esa meta, que es llegar a vivir como lo hizo tu Hijo Jesucristo aquí en la tierra. Espíritu Santo, tú que eres mi ayudador, ayúdame a seguir y persistir en este camino. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 28 de noviembre de 2022

Es mejor obedecer y prestar atención- Parte 1

 

Es mejor obedecer y prestar atención- Parte 1

“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” 1 Samuel 15:22b

Estas son palabras que el profeta Samuel dice ante la desobediencia que tuvo el rey Saúl a una orden dada por Dios; el Señor ya había manifestado que Saúl debía destruir Amalec y todo lo que tuviere, pues ellos habían sido quienes se habían opuesto cuando Israel subía de Egipto; pero lastimosamente, Saúl decide que lo mejor, no es hacer lo que Dios ha dicho, sino destruir lo que él considere sea despreciable, y reservar aquello que para él tenga valor, como por ejemplo, parte del ganado de aquel pueblo (1 Samuel 15:9)

Esto nos lleva a reflexionar, ¿Cuántas veces el Señor nos ha dicho, como a Saúl, que para poder continuar debemos hacer sacrificios? Es decir, hacer morir algo en nosotros como: algunos de nuestros viejos comportamientos, pensamientos, actitudes, acciones, entre otras. Sin duda alguna diríamos que muchas son las veces en las que Dios nos ha pedido esto, pues el Señor sabe que no son cosas para conservar; pero al igual que Saúl, en algunos momentos hemos considerado que tenemos la capacidad de decidir, por encima del consejo del Señor, qué es lo correcto o no, para conservar o desechar. Pero ¿qué pasa cuando tomamos la decisión incorrecta y conservamos aquello que para nada nos edifica? Experimentamos las consecuencias de la elección que se tomó, y nos damos cuenta que lo mejor hubiera sido, desde el inicio, obedecer a Dios.

Pensemos en este día, ¿Qué cosas me está diciendo Dios que debo dejar?, ¿por qué no lo estoy haciendo?, ¿Por qué


no quiero, porque me dejo influenciar por lo que dicen los demás, o porque no veo el valor de lo que Dios me está pidiendo?

Hermanos, hoy tomemos la decisión de prestar atención a lo que Dios nos está diciendo y obedezcamos por completo a la orden que nos está dando. Oración.

«Padre, me has llevado a entender que siempre lo mejor será obedecer y prestar atención a tu palabra, por eso, decido confiar solo en tu consejo y no en el mío. Señor, cada vez que me llames estaré dispuesto a obedecerte por completo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 27 de noviembre de 2022

¿He menospreciado tu llamado? - Parte 2

 


¿He menospreciado tu llamado? - Parte 2

“Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.” Génesis 25:31

Si bien es cierto que lo que hizo Jacob para conseguir la bendición que le correspondía al primogénito, no fue la correcta, podemos analizar con su ejemplo lo que es apreciar, tener en alta estima, la bendición de Dios. Jacob conocía cuán importante era recibir esto de Dios, por eso decidió buscar incansablemente la bendición de su padre Isaac; pero esto que sucedió era algo que el Señor ya conocía, pues aún desde antes de que Jacob y Esaú nacieran, se le había revelado a Rebeca cómo su hijo mayor sería el que serviría al menor (Génesis 25:23).

De Jacob podemos aprender a valorar aquello que los demás no hacen y, siguiendo nuestro ejemplo de la misión que Dios nos encomendó, diremos: mientras que alguien menosprecia su llamado y no le ve importancia o valor a compartir de la obra de Cristo, personas como tú o como yo sí lo hacemos, vemos su valor; por eso, no desmayamos ni nos cansamos en predicar las buenas nuevas de Jesús, antes bien, decimos como Isaías, con gran anhelo y fuerza: «Señor heme aquí, envíame a mí»; este es un grito que sale de nuestro corazón diciendo: «yo quiero ser tu instrumento», ¿nadie más quiere ir? ¡yo sí quiero Señor! y como hizo Jacob, no te soltaré hasta que me bendigas (Génesis 32:26), es decir, no dejaré de persistir en pedirte que me envíes a mí.

Hermanos, sigamos el ejemplo de Jacob en cuanto a su persistencia y tenacidad, valoremos nuestro llamado y digámosle al Señor: «yo acepto con gusto la misión que me has encomendado».  Oración.

«Padre, aquí estoy disponible en todo momento para ti; acepto tu llamado con gusto y me dispongo para ir y predicar tu palabra, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 26 de noviembre de 2022

¿He menospreciado tu llamado? - Parte 1

 


¿He menospreciado tu llamado? - Parte 1

“Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?… Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.” Génesis 25:32,34

Qué tremendo ver cómo Esaú menosprecia su primogenitura, por un plato de lentejas, que para nada se compara en valor con lo que heredaría; esto nos lleva a reflexionar, ¿Cuántas veces hemos menospreciado, como Esaú, lo que Dios nos ha obsequiado?, quizás en algún momento lo hemos hecho, pero ¿por qué razón?, ¿por ignorancia, pues no conocemos qué es lo que se nos ha dado?, o quizás ¿porque no vemos el valor de lo que se nos entregó?

Enfoquemos este pasaje, en especial a la misión trascendental que Dios nos ha encomendado, predicar las buenas nuevas; es una misión que trae consigo una gran responsabilidad, pero también una recompensa; responsabilidad, porque depende de nosotros que el evangelio del reino sea predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14), ya que como dice la palabra: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:14; pero también hablamos de recompensa, pues claramente la más importante, es la salvación de las personas a quienes les hemos compartido. Aunque conocemos lo vital de esta misión, su gran valor y relevancia, hemos preferido en muchas ocasiones hacerlo a un lado, por ir como Esaú, detrás de algo sin importancia; nos hemos dejado llevar por los afanes del mundo y la obtención de algunas cosas materiales que se ven apetitosas delante de nuestros ojos (como a Esaú le pareció el guisado de su hermano), y al dejarnos deslumbrar hemos perdido el norte, olvidando uno de los propósitos de nuestro existir: ser luz para las naciones, a fin de llevar la salvación de Cristo hasta los confines de la tierra (Hechos 13:47)

En este día preguntémonos: ¿seguiremos el ejemplo de Esaú y menospreciaremos la gran responsabilidad que Dios nos ha dado?   Oración.

«Padre, yo no he menospreciado la misión que me has encomendado, entiendo su importancia, pero no sólo quiero entenderlo sino también practicarlo. Espíritu Santo usa mi vida como instrumento para llevar el mensaje del evangelio hasta el fin del mundo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 24 de noviembre de 2022

Tu rostro buscaré

 

Tu rostro buscaré


«Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová» Salmos 27:8.

Qué precioso es ver todo lo que el Señor ha inspirado, los mejores poemas, cánticos, entre otros; y en este pasaje en especial, podemos ver a David siendo inspirado por Dios, para recitar uno de los Salmos más bellos que hablan de la necesidad, en el corazón del creyente, de buscar al Señor; necesidad que surge en nosotros debido a la restauración que hizo Jesucristo en nuestra relación con el Padre.

Recordemos que en Génesis se nos revela cómo el hombre al desobedecer a Dios y darle acceso al pecado tuvo grandes consecuencias, entre ellas, que el espíritu de todo ser humano muriera; espíritu que es tan necesario en nuestras vidas, ya que es el que nos permite relacionarnos con Dios; al suceder esto vemos cómo la relación entre Dios y el ser humano se rompe, y cómo afecta aun hasta nuestro anhelo de buscarle (Romanos 3:11b, Salmos 14:2-3). Pero hoy, podemos decir a Dios ¡Gracias!, porque Él mismo fue quien tomó la iniciativa y nos dijo: “Heme aquí” (Isaías 65:1), y envió a su Hijo Jesucristo para que por su obra redentora, en la cual hemos creído, Dios nos diera un espíritu nuevo para volver a relacionarnos con Él, ser sensibles a Su voz y entender el anhelo que tanto, nuestra alma y nuestra carne, tienen de buscarle (Ezequiel 36:26, Salmos 63:1b).

Hermanos, busquemos a Dios de todo corazón, siendo conscientes de que cuando lo hacemos lo hallamos, pues Él lo prometió. En oración, digámosle hoy: ¡Señor, todo mi ser te anhela! por eso en todo momento tu rostro buscaré.  Oración.

«Padre, que nunca se aparte de mi corazón el anhelo de buscarte. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 23 de noviembre de 2022

Dulce refugio- Parte 2

 


Dulce refugio- Parte 2

«Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.» Éxodo 33:21-22

Moisés también pudo experimentar, al igual que Elías, lo que significa refugiarse o esconderse en la Roca; en su caso, no está escondido en la hendidura de la peña por desánimo, sino porque le ha hecho una petición a Dios, que le permita ver Su gloria; Dios le ha dicho que para que esto suceda Moisés debe estar refugiado en la Roca, por eso le vemos en ese lugar confiando en que recibirá lo que el Señor le prometió, y a la expectativa de lo que a continuación verá. ¡Wow!, ¡Qué privilegio!, ¿ver la gloria de Dios? Sí, Moisés pudo ver a Dios de espaldas.

 

Con este relato quizá pensaremos: «Daría todo por estar ahí y experimentar lo mismo»; pero, un momento, hemos olvidado algo importante, ¡Nosotros también lo hemos hecho! pues hemos visto a Dios porque Jesús lo declaró: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre;» (Juan 14:9) ¡Qué maravilloso!, ¿lo hemos visto? ¡Claro que sí! Pero ¿cómo?, las Escrituras nos revelan que cuando conocimos a Jesús, conocimos también al Padre, y desde ese momento en el que le conocemos, le hemos visto (Juan 14:7)

 

Lo anterior debe llevarnos a meditar en que las veces que hemos estado en nuestro refugio, que ya sabemos no es un lugar, sino una persona, Jesucristo, hemos podido ver la gloria de Dios, su poder, su bondad, así como lo hizo Moisés, pero también hemos experimentado lo que es hablar con Dios (cuando oramos), y escucharlo cuando leemos su palabra y nos es revelada por el Espíritu Santo.

 

Qué privilegio saber que ese refugio en el cual se escondieron personajes como Elías, Moisés y muchos otros, está disponible también para nosotros, así que disfrutemos de ese privilegio y descansemos en Jesús, pues sólo en Él encontramos: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.   Oración.

«Padre, gracias porque por medio de tu palabra conozco que tú Hijo Jesús es el dulce refugio en el cual mi vida descansa. amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 22 de noviembre de 2022

Dulce refugio Parte 1

 

Dulce refugio Parte 1


“Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?” 1 Reyes 19:9.

¿Alguna vez has estado tan cansado, desanimado o abrumado ante alguna situación, a tal punto, de no tener ánimo de continuar? Quizás lo hemos experimentado, y si es así, entenderemos un poco lo que vivió Elías; pues ante una situación difícil quizás hemos buscado, como él, refugio en el cual escondernos; uno que esté lejos del ruido, de la gente, y hasta de la situación, que, por el momento, no queremos enfrentar.

Lo maravilloso de este pasaje es ver cómo Dios, de manera tan hermosa, decide entrar a aquella cueva en la cual está Elías para hablarle y preguntar: “¿qué haces en este lugar?”; y esto trae a nuestra memoria lo que dice el profeta Jeremías “¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? (Jeremías 23: 24a), claro que no, de su presencia no nos podemos ocultar pues Dios lo llena todo, incluso esa cueva en la que se ocultó Elías; lo que nos indica que así como Dios estuvo en aquel lugar con Elías, de igual forma, ha estado y estará con nosotros en todo momento, pues como lo prometió no nos ha dejado solos ya que ha puesto en nosotros a su Espíritu Santo. A través de este ejemplo no solo nos revela su amor y compañía, sino cómo es Él, quien en todo momento nos anima, alienta, esfuerza, ayuda y sustenta (Isaías 41:10).

Tal vez hoy estamos refugiándonos en una habitación oscura, pero lo que el Señor quiere enseñarnos a través de este devocional es que lo hagamos en la Roca, ya que si analizamos, Elías lo hizo, pues toda cueva está hecha de roca, Roca que representa a nuestro Señor Jesús que es la roca inconmovible en la cual podemos encontrar paz y tranquilidad. Hermanos, refugiémonos en Jesús.  Oración.

«Padre, quiero en todo momento refugiarme en tus brazos, pues solo en ellos encuentro paz. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 21 de noviembre de 2022

Cuarto de guerra - Parte 3

 

Cuarto de guerra - Parte 3

“Él respondió y dijo: Escrito está:” Mateo 4:4a

Cuán identificados podemos sentirnos con esta batalla de Jesús, pues ¿Cuántas


veces el enemigo también nos ha lanzado dardos de fuego en medio de ella? Muchas, la gran diferencia es que en ocasiones no hemos reaccionado como lo hizo el Señor, ya sea por desconocimiento de la palabra o por desobediencia, lo que nos ha llevado en esos momentos a actuar bajo nuestros propios razonamientos, y no con sabiduría.

Citemos un ejemplo, cuando nos vemos enfrentados a una batalla, pero de discusión, ¿cómo reaccionamos? Hemos visto cómo en algunos momentos hemos actuado bajo los impulsos de la ira y la soberbia, lo que claramente nos ha conducido a dar de regreso una respuesta soez, entre otras cosas; pero ¿qué pasaría si en todo momento siguiéramos el ejemplo de Jesús? Si lo hiciéramos, saldríamos invictos de esas batallas, pues echaríamos mano a lo que hemos aprendido de la palabra de Dios y entonces lo aplicaríamos en nuestras vidas, ¿cómo? Dejando la ira y desechando el enojo (Salmos 37:8ª), quitando toda palabra áspera de nuestra boca y poniendo a cambio blandas respuestas, pues éstas quitan la ira (Proverbios 15:1), pero sobre todo no daríamos lugar al diablo, pues al igual que Jesús, le diríamos: “escrito está” y de acuerdo a eso voy a obrar.

Jesús nos ha dado ejemplo de cuán necesario es apoyarnos en esos momentos, en la oración y en su palabra, pues estas son armaduras necesarias para proteger a todo soldado que va a enfrentar una batalla (Efesios 6:14-18)

Reflexionemos, ¿cuánto tiempo le estamos dedicando a la oración y a la lectura de la palabra?, ¿una vez al día, a la semana, al mes?, ¿será que este tiempo es suficiente para estar enteramente preparados y así poder enfrentar toda batalla? Hoy decidamos seguir el ejemplo de Jesús, quien nos enseña cuán necesario es buscar a Dios, sin cesar; aferrémonos a su palabra y actuemos con la ayuda del Espíritu Santo de acuerdo a lo que hemos aprendido, entonces veremos la victoria, como lo hizo Jesús.  Oración.

«Padre, gracias por enseñarme, a través de tu palabra, la forma en la que puedo hacer práctica tu verdad, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 20 de noviembre de 2022

Cuarto de guerra- Parte 2

 


Cuarto de guerra- Parte 2

“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” Marcos 1:35

En el devocional anterior pusimos como referencia a Moisés para demostrar cómo las batallas que tenemos se deben enfrentar de la mano de Dios, y si Moisés fue un ejemplo para nosotros, Jesucristo es uno mayor, pues si hay alguien que puede decirnos cómo vencer en las batallas, ese es el Señor.

Jesús nos revela el primer paso para ganar toda batalla, la oración. El Señor dedicó su vida a la oración, por eso no era raro verle muy de mañana buscando lugares desiertos y apartados para entrar en intimidad con su Padre, para Él la oración era vital, por eso no le importaba dedicar días y noches enteras a esto, pues sabía que para enfrentar cada día de su vida necesitaba la dirección de su Padre, por ello puedes verle antes de dar inicio a cosas importantes, como su Ministerio, apartarse para tener tiempos de ayuno y oración.

El Señor también enfrentó batallas, y puedes ver una de ellas en el desierto, pues ha sido llevado por el Espíritu Santo a ese lugar para enfrentarse a Satanás ¿quién ganará? El enemigo muestra sus armas, la mentira, entonces lo puedes ver durante tres ocasiones tergiversar la palabra de Dios para que Jesús caiga ante la tentación; pero en ese momento, Jesús también presenta las suyas, la palabra de Dios, pues el Señor, utilizando correctamente lo que de su Padre ha conocido, se dispone a responderle a Satanás con la verdad, apagando así todos esos dardos de fuego (Mateo 4:4, 7, 10).

Como podemos ver, la oración debe estar acompañada de la lectura de la palabra, pues ¿cómo saldremos invictos de una batalla, si oramos, pero no conocemos lo que Dios dice? Pero, además ¿cómo aplicaremos lo que conocemos de Dios, si no oramos y pedimos dirección?   Oración.

«Padre, gracias te doy porque por medio de la oración puedo comunicarme contigo, pero también gracias por tu palabra, porque por medio de ella puedo escucharte. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 18 de noviembre de 2022

Cuarto de guerra- Parte 1

 


Cuarto de guerra- Parte 1

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:6

¿Tienes en tu casa un cuarto de guerra? Pero no ese cuarto en el que vas y discutes con alguien más para que el resto de personas no escuche lo que hablas, o en el que te encierras tú mismo con la excusa de “alejarte de los problemas” para no tener que enfrentar o empeorar la situación que te molesta; sino, ese cuarto de guerra en el que pasas tiempos de intimidad con Dios, para postrarte en oración y vencer, con la ayuda del Espíritu Santo y en el nombre de Jesús, toda batalla de: orgullo, enemistad, conflictos, desánimo, pereza, soledad, incertidumbre, dolor, entre otras. Seguramente tendremos uno, pero preguntémonos ¿qué uso le estamos dando?; ¿cómo estamos peleando nuestras batallas?, ¿bajo nuestras fuerzas, pensamientos, emociones, voluntad, capacidades?, o ¿bajo la presencia de Dios?

Si le preguntáramos a alguien como Moisés, sin duda alguna nos diría que las batallas las ganamos, no solos, sino bajo la presencia del Señor; pues él mismo pudo experimentar en una de ellas, cómo, cuando levantaba sus manos el pueblo de Israel prevalecía, pero las bajaba, y prevalecía el pueblo contrario (Éxodo 17:11), esto mismo es lo que pasa en nuestras vidas, cuando enfrentamos esas batallas solos, perdemos, y ¿qué perdemos? Paz, amor, gozo, paciencia, bondad, mansedumbre, templanza, y llamamos pérdida al hecho de que dejamos de experimentar este fruto tan precioso que produce el Espíritu Santo en nuestras vidas cuando no le damos Su lugar; pero sucede que cuando enfrentamos, con la ayuda de Dios, estas batallas, vencemos, vencemos todo orgullo, enemistad, pleitos, celos, iras, envidias y cosas semejantes a estas.

Así que la pregunta es ¿de qué forma seguiremos enfrentando de ahora en adelante nuestras batallas? Hoy Dios nos dice que toda batalla la ganamos, pero de la mano de quien ya ha vencido, Jesucristo (1 Corintios 15:57)  Padre, quiero utilizar ese cuarto de guerra para pelear mis batallas, pero no solo, sino de tu mano; pues entiendo que venzo, cuando estoy contigo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 17 de noviembre de 2022

Este es mi deseo

 


Este es mi deseo

“Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.” 1 Reyes 3:5

¿Qué le pedirías a Dios si te hiciera esta pregunta?, ¿escogerías tener más años de vida, riquezas, gloria o alguna otra cosa? Seguramente dirías sí a todo, o a una parte de las respuestas que se acaban de mencionar, sin embargo, podemos notar que todas ellas apuntan hacia la satisfacción de nuestros deleites, lo que nos recuerda que si pedimos y no recibimos es porque estamos pidiendo mal, pues nuestra mirada sigue estando en las cosas materiales, cuando las que permanecen son las eternas (Santiago 4:3, 2 Corintios 4:18)

Salomón escogió la mejor parte, sabiduría; pues él al ser nombrado como rey reconoció que por su juventud y falta de sabiduría no podría dirigir correctamente al pueblo de Dios, es por esto que decide elegir, entre tantas posesiones, tener un corazón entendido; esto agradó a Dios y a cambio lo premió, dándole un corazón sabio y entendido (tanto que no ha habido antes, ni después, alguien como él), pero además decide añadirle riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes tampoco ha habido alguien como Salomón. Este relato bíblico debe llevarnos a reflexionar en cuál está siendo el enfoque de nuestras peticiones, pues seguramente invertimos demasiado tiempo pidiendo una larga cantidad de cosas materiales, mientras hemos dejado a un lado las más importantes, las espirituales.

¿Cuántos de nosotros creemos tener la sabiduría necesaria para vivir correctamente? Nuestros frutos nos lo dirán, pues solo se cosecha de lo que se siembra (Santiago 3:13-18)

Si hoy a través de este mensaje hemos entendido que no hemos pedido sabiduría a Dios: para dirigir nuestras vidas, para guiar a nuestra familia, para ser mujeres temerosas del Señor, hijos obedientes, entre otras; es tiempo de que la pidamos, pues si lo hacemos con fe, Dios quien es fiel, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, nos la dará (Santiago 1:5-7)   Oración.

«Padre mi deseo es vivir en tu sabiduría, sabiduría pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, que da buenos frutos y que no tiene incertidumbre, ni hipocresía. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 16 de noviembre de 2022

He visto la bondad de Dios

 

He visto la bondad de Dios


“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová” Salmos 27:13-14.

Qué gran fe la que podemos ver reflejada en David a lo largo de este precioso Salmo, qué seguridad con la que se pronuncia pues aunque su vida en ese momento está pasando por diversas pruebas, lo que sucede alrededor no quita su paz, es más, vemos cómo de cierta forma esas situaciones hacen que en él se reafirme su confianza en el Señor, pues aunque el panorama parece difícil sabe que todo control lo tiene Dios, pues declara: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos 27:1).

Al ver este relato es fácil recordar nuestras experiencias, pues nosotros también hemos enfrentado momentos difíciles, quizás no al nivel de los de David, pero al fin y al cabo batalla es batalla; algunas han sido económicas, de soledad, de pruebas, entre otras, pero cuando volvemos a esos momentos podemos ver cómo hemos experimentado lo que David, nuestro único refugio se encuentra en Dios, por eso cuando oramos y estamos en intimidad con Él sentimos que estamos en un lugar seguro, y aunque la situación externa no cambie y siga igual, nuestro corazón se esfuerza y alienta en el Señor, pues sabemos y confiamos en que veremos la bondad de Jehová en nuestras vidas.

¡Cuán bueno ha sido Dios con nosotros! Ha sido nuestro estandarte, refugio, roca, sustento, esperanza, consuelo, lo ha sido todo.

En este día démosle gracias a Dios y alabémoslo, porque como dice el salmista, hubiéramos desmayado en esos momentos difíciles, si no creyéramos que veríamos Su bondad.   Oración.

«Padre, has sido tan bueno y fiel conmigo que solo de mi boca salen palabras de gratitud y alabanza, gracias por ser mi sustento en momentos de dificultad y por siempre mostrarme tu bondad, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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