miércoles, 18 de septiembre de 2019

ENTENDIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS. PARTE 1


ENTENDIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS. PARTE 1
“Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”, Lucas 12:47-48
Necesitamos conocer la voluntad de Dios y prepararnos para cumplirla, el problema latente es que o no la conocemos, o no nos conviene conocerla porque dañará nuestros planes personales, o simplemente no nos interesa. Pero si su voluntad es buena agradable y perfecta, ¿es mi voluntad mejor que la de Dios? Por supuesto que no.
Jesús conocía la voluntad de su Padre, pero necesitó prepararse para cumplirla y fuerza para ejecutarla, como notamos en el huerto de Getsemaní.
Jesús siempre nos enseñó que hacer la voluntad de Dios estaba por encima de todo, era su prioridad y su deleite, su alimento y su meta final. Como vemos en Juan 4:34, “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. No sólo se trata de tener una visión clara de la voluntad de Dios, sino de cumplirla fielmente hasta hacerla de forma completa. Muchas veces hemos empezado a hacer la voluntad de Dios, pero nos rendimos a medio camino.
Ahora, ¿qué es hacer la voluntad de Dios? Desde nuestra relación con los demás, hasta nuestra relación con Dios, su Palabra nos explica lo que debo hacer para hacer su voluntad, por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:18, dice que debemos dar gracias a Dios por todo, ser agradecidos, pues esto es su voluntad.
En Romanos 12:2 nos enseña que la mejor forma de conocer lo que Dios quiere que hagamos, es pensar de manera diferente a como piensa y hace el mundo o la sociedad actual, pues sus filosofías y estilos de vida hacen todo lo contrario a lo que Dios agrada.
En muchos pasajes se nos insiste que no practiquemos la fornicación (1 Tesalonicenses 4:3), ni ningún pecado, pues la voluntad de Dios es nuestra santificación, es decir que nos apartemos del mal, y de practicar cosas en contra de su ley moral, la cual está para protegernos de la muerte y del dolor que produce el pecado.
Dios espera que nos preparemos en sus caminos conociendo su Palabra para ser usados en toda buena obra, agradándole y sirviéndole en su propósito principal; que lo conozcan a Él y a su hijo amado a quien envió a nosotros para nuestra salvación (hebreos 13:21). ¿Estás preparándote, conociendo a Cristo, practicando y predicando sus enseñanzas con todo amor y pasión? Esta es su voluntad. (Juan 6:40). Oración.
"Señor, dame el entendimiento necesario para conocer tu voluntad y la fuerza para completar el propósito por el cual estoy aquí en la tierra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.