martes, 29 de septiembre de 2020

Aguardar a Dios

 


Aguardar a Dios

“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí espera a Jehová.” Salmos 27: 14

Cuando nosotros en oración pedimos algo a Dios debemos tener en cuenta que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos, ni los pensamientos de Dios son nuestros pensamientos, pero también debemos estar seguros que los tiempos de Dios son perfectos, por ello entre el momento en que nosotros lo pedimos y el momento en que Dios lo otorga transcurrirá siempre un tiempo que solo Dios determina y, en ese tiempo de aguardar el obrar de Dios es donde el enemigo trata de robarnos la bendición sembrando la duda en nuestro corazón porque él sabe que mientras esperemos firmes en la fe lo que pedimos llegará pero si logra llevarnos a la duda nos robará la bendición porque claramente en la Palabra de Dios está establecido: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1: 6-7)

Esfuérzate, y aliéntese tu corazón nos manda el Señor porque para aguardar con paciencia el obrar del Señor se necesita esfuerzo constante y largo aliento para resistir los ataques del enemigo y permanecer firmes e indeclinables en esa fe que la Palabra de Dios define claramente: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (hebreos 11:1)

El Señor nos anima a través de su palabra para aguardar a Jehová, diciéndonos: “Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados.” (Salmos 130: 7-8) “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa.” (Salmos 25:3) “Espera en Jehová, y guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra; cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.” (Salmos 37:34) “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” (Salmos 40:1) “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré” (Salmos 62: 5-6)   Oración.

«Padre Dios, Señor todopoderoso y eterno, gracias te damos en el nombre de Jesús porque, por tu palabra, nos has enseñado que la prueba de la fe produce paciencia y la paciencia es una virtud que crece y se fortalece a través del conocimiento, del entendimiento y del quehacer de tu palabra porque tus pensamientos no son nuestros pensamientos, ni tus caminos nuestros caminos y todo lo que nosotros pedimos tú nos lo das en tus tiempos y en tus propósitos, no en los nuestros, por ello necesitamos aguardar con paciencia el obrar tuyo, para nuestro bien. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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