jueves, 1 de diciembre de 2022

Qué sería de mí - Parte 2

 


Qué sería de mí - Parte 2

“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.” Marcos 2:3-5

Qué gran diferencia vemos en este pasaje, en comparación con el de ayer; pues cuando el cojo de nacimiento necesitó ayuda, la solución del hombre fue: “llevémoslo al templo a mendigar”; pero cuando el paralítico la necesitó, cuatro personas dijeron: “la solución no es la mendicidad, sino una persona, Jesús”, por eso los puedes imaginar, corriendo y pensando: “hay que tomar lo que sea para llevar a este paralítico rápido donde Jesús, antes de que se vaya”, “tomemos su lecho y carguémoslo, ¡vamos! no hay tiempo que perder”; dos reacciones distintas ante una misma necesidad espiritual.

¿Puedes imaginarte, antes de que el milagro ocurriera, lo que estaría pensando este hombre al ver todo lo que estaba sucediendo a su alrededor?, pues hay cuatro personas que están haciendo todo lo necesario para llevarlo hacia la vida (Juan 1:4), ya que no quieren dejarlo como está. La biblia no nos relata si alguien le preguntó a este hombre si quería ser llevado donde Jesús, pero meditemos, si estuvieses en su lugar y te lo preguntaran, qué preferirías ¿ser llevado a algún sitio para mendigar? o por el contrario ¿que te llevaran a Jesús? Quizá pensarás al igual que el paralítico: “Llévenme a Jesús”, pues puedes ver que este era su anhelo, ya que cuando lo ves frente al Señor, este resalta su fe (Marcos 2:5), fe que nos muestra la certeza de este hombre que en Jesús encontraría sanidad.

Qué escena tan conmovedora la que leemos, logra tocar las fibras más profundas de nuestro corazón, pues al igual que ese paralítico, quizá no literalmente, tú y yo fuimos cargados por alguien más para ser llevados hacia el Señor.

Hermanos, aprovechemos el mes que inicia, y en el que toda la familia está reunida, para practicar lo que estos cuatro hombres hicieron, llevar a aquellos que están en necesidad hacia Jesús.  Oración.

«Padre, tu gracia es sublime, tu misericordia y amor son inagotables; hoy celebro tus obras y bondades, te doy gloria y honra. Señor, mi anhelo es siempre publicarle al mundo tu grandeza y llevar a quienes están en necesidad a que te conozcan, pues entiendo que tu luz es la única que alumbra las tinieblas, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.