Verdadero tesoro
«Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7
“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro
escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso
por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.” Mateo 13:44
“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi
pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía
es toda la tierra.” Éxodo 19:5
Hacer tesoros en el cielo, como lo veíamos en el devocional
de ayer, hace referencia a anhelar lo mismo que Dios anhela, a desear hacer su
voluntad, a que sus tesoros sean los nuestros, en ese sentido cuando miramos a
Cristo, reconociendo como lo manifiesta 2 Corintios 4:7, que Cristo es el
Tesoro, y al ver su extraordinario, eterno e incomparable amor por la
humanidad, un amor tan grande que lo llevó a la cruz, para dar su vida, como
pago por nuestros pecados, y así mostrarnos cómo cada uno de nosotros los
creyentes puede ser ese vaso de barro donde él habite, debe llevarnos a desear
que muchos puedan tener este gran tesoro en su corazón.
Por eso es que para nosotros el hacer tesoros en el cielo
debe llevarnos a compartir de Cristo, pues cuando una persona recibe a Cristo
en su corazón está recibiendo el más grande tesoro en su vida, y a su vez
nosotros quienes le compartimos estamos haciendo tesoros en el cielo, pues es
un alma más que Jesucristo salva, una persona más que recibe el reino de los
cielos, un pecador más que se arrepiente.
Qué maravilloso que nuestro anhelo sea poder ver en el cielo
a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a
nuestros familiares y amigos y aun a aquellos que son desconocidos, pues esos
son los tesoros más valiosos que podremos tener, valiosos en Cristo Jesús.
En este sentido podemos ver, como lo reflejan los pasajes de
Mateo 13:44 y Éxodo 19:5, que para el Señor un tesoro importante es que los
hombres puedan hallar el reino de los cielos, que como dice Romanos 14:17 es
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Pero más aún que Dios pueda tener a
su pueblo, que es su especial tesoro junto a Él, gracias a Cristo. Oración.
«Señor Jesús, tú eres el más grande tesoro en mi vida,
contigo lo tengo todo y sin ti nada soy, que tu Santo Espíritu me lleve a
compartir este gran tesoro con la humanidad. Amén.