domingo, 20 de septiembre de 2015

Salmos. 36.V1-12

SalMOS. 36.V1-12
36.1 Debido a que el malvado no teme a Dios, nada le impide pecar. Actúa precipitadamente como si nada le fuera a suceder. No obstante, Dios es justo y solo retarda su castigo. Saber esto debe ser un impedimento para que pequemos. Deje que el temor de Dios obre en su vida para apartarlo del pecado. Agradezca a Dios por su amor, pero no olvide su justicia.

36.5-8 La fidelidad, justicia y juicios de Dios contrastan con los malvados y sus planes perversos que terminan en el fracaso. Su amor es más grande que los cielos. Su fidelidad va más allá de las nubes. Su justicia es tan sólida como una montaña. Sus juicios están tan llenos de sabiduría como los océanos de agua ("abismo grande"). Necesitamos no temer a los malvados porque sabemos que Dios nos ama, juzga el mal y nos protegerá para siempre.

36.9 Esta vívida metáfora, "manantial de la vida", nos da un sentido de agua limpia y fresca que da vida al sediento espiritual. Esta misma ilustración se usa en Jer_2:13, donde se le llama a Dios la "fuente de agua viva". Jesús habló de sí mismo como el agua de vida que podía apagar la sed para siempre y dar vida eterna (Juan_4:14).