martes, 8 de octubre de 2024

Fuego de Dios consumidor

 

Fuego de Dios consumidor


“Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá”. Jeremías 5:14

“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”. Jeremías 20:9

En Deuteronomio 4:24 dice: “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso”. Dios es celoso porque le pertenecemos, y está dispuesto a transformar nuestra vida consumiendo todo lo que hay en nuestro ser con el fuego de su Espíritu, para que Él crezca en nuestro interior y nosotros mengüemos, solo quiere que seamos vasos de honra para gloria suya. Pero también, como le dijo al profeta Jeremías: “he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá”, Él nos ha dado su Palabra que es como fuego para que, al pronunciarla las personas que nos escuchen vayan al arrepentimiento y se acerquen a Dios.

Pidamos al Señor que su Palabra sea como ese fuego ardiente en nuestro corazón y no podamos contenerla como dijo el profeta Jeremías. No podemos callar cuando este mundo está en oscuridad y necesita oír la voz del Señor, es el único que puede salvarlos y llenarlos de esperanza.

Este es un llamado también a purificar nuestras vidas, quemando toda obra muerta como hojarasca que impide que recibamos la bendición que Él ha dispuesto para nosotros. Esa hojarasca puede ser: resentimientos, ira, falta de perdón, contiendas, orgullo, maledicencia, etc. que estorban el propósito de Dios y no dejan formar el carácter santo de Jesús en nosotros.

Aprendimos ayer, que la Palabra de Dios no solo es fuego, sino martillo que quebranta, quiebra con fuerza y poder toda dureza de nuestro corazón y toda fortaleza mental que el enemigo ha formado en nosotros. Que podamos decir de corazón como el rey David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. (Salmo 51:10)

El Señor nos lleve hoy, a reconocer el valor de su Palabra y a que seamos hacedores de ella; entendiendo que es el manual de vida que nos instruye, el alimento que necesitamos para crecer espiritualmente, la lámpara que guía nuestros pasos, que es viva y eficaz y puede salvar, sanar y liberar, que es fuego y martillo para santificarnos y es la espada del Espíritu, para apagar todos los dardos de fuego del maligno. Dios nos disponga para ser renovados, porque queremos obedecer su Palabra y vivir en su Presencia.

Recordemos que es la Presencia de Dios y la santidad que le dan poder a la Palabra para que como iglesia impactemos la vida de muchas personas. Que el Señor remueva todo estorbo que dañe el propósito y avance de su iglesia.    Oración.

«Amado Dios, tu Palabra dice que eres fuego consumidor, hoy quiero pedirte que quemes y consumas todo lo que hay en mí que no te agrade y que no deja fluir la presencia de tu Espíritu Santo. Pasa por el fuego toda obra hecha en mi carne y que es como hojarasca, porque no glorifica tu Nombre. Reconozco el valor y el poder que tiene tu Palabra para transformar mi vida y llevarme a la santidad, a servirte con un corazón puro y consagrado, amén.