miércoles, 31 de marzo de 2021

Gozosos, sufridos y constantes

 

Gozosos, sufridos y constantes


«En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración». Romanos 12:11-12

Jesús en sus enseñanzas jamás prometió un camino fácil, por lo contrario, les dijo a los discípulos «Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece» (Juan 15:18-19).

La biblia dice que el creyente no deja de gemir conjuntamente con la creación que se halla bajo dolores de parto, pero la actitud del cristiano frente a la tribulación debe ser diligente, eficaz y con esmero, basada en la seguridad de que Dios ha de cumplir sus propósitos, tanto en la vida del creyente, como en toda la congregación. Y no solo hemos de ser sufridos, soportando el peso de la tribulación, sino también gozosos, pues el Señor está con nosotros y la carga con él se hace llevadera.

El llamado a la esperanza se basa en la recompensa final con Jesús. Pablo dice que servimos a Dios gozosos en la esperanza, no gozosos en los resultados, o sea que debemos hacer todas estas cosas con la vista puesta en el reino de Dios. Nuestra esperanza está en Jesús y la vida eterna con Él. La verdad debe irradiar en nosotros, y al ser esta nuestra verdad, entonces cualesquiera que sean las pruebas siempre podemos estar felices por el hecho de que tendremos un futuro con Jesús.

Otro aspecto indiscutible es la constancia en la oración, la biblia dice: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (hebreos 4:16). Sin este contacto constante con el trono no es posible estar gozosos en la tribulación, ni cabe la posibilidad de servir al Señor con eficacia y perseverancia, así como lo anota Efesios 6:18: «orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos».

Hermano, sin lugar a dudas la aflicción y la angustia hacen avivar el espíritu de oración y volver los ojos a Dios, en tanto que la abundancia suele adormecer el espíritu y dejar de lado a Dios. Por tanto, seamos diligentes, útiles, gozosos en el sufrimiento y fervientes en la oración, con la dirección del Espíritu Santo.  Oración.

«Padre amado, en el camino de la vida he encontrado sufrimientos y aflicciones, pero la grandeza de tu amor me ha sustentado, me has sostenido de tu diestra poderosa, me has hecho diligente y ferviente en la oración. Hoy con gozo en mi corazón glorifico y alabo tu santo nombre, gracias Señor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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