jueves, 22 de octubre de 2020

Haré que te levantes

 


Haré que te levantes

“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová”. Ezequiel 37:1-6

Esta visión dada a Ezequiel muestra el poder vivificante de Dios que puede hacer volver a la vida a alguien que está muerto. Es una clara alusión a la resurrección. En este caso, es un llamado al pueblo de Israel que se encontraba exiliado y espiritualmente muerto. Se le manda a Ezequiel a proclamar esta palabra vivificadora para que el pueblo salga de su condición de muerte espiritual y vuelvan a vivir, restaurando su relación con Dios.

Pero este pasaje, también representa el poder y la gracia de Dios en la conversión, cuando saca al pecador de la muerte espiritual a vida y coloca su Espíritu dentro de él para restaurarlo y darle poder.

Cuando el Señor le pregunta a Ezequiel “¿Vivirán estos huesos?” Él sólo contesta: “tú lo sabes”, dándonos a entender que la fe deja toda posibilidad en manos de Dios, para el cual nada es imposible. Es creer que Dios puede responder a cualquier situación por difícil que esta sea. Nosotros sus hijos, tenemos su Palabra para pronunciarla, proclamarla y efectuar los propósitos que Dios tiene a través de ella. Él ha prometido vivificarnos como dice Romanos 8:11: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Dios promete una nueva vida y restauración espiritual.

Por eso, animémonos con esta promesa, porque Dios puede restaurar a cualquier persona por seca o muerta que esté espiritualmente. Pidamos que Dios renueve y restaure las vidas de las personas que conocemos y que aún no se han rendido al Señor. La esperanza y nuestra oración es que Dios avive su Espíritu Santo dentro de nosotros, para que seamos testigos fieles de su amor.  Oración.

«Señor Jesucristo, no permitas que la intensidad de esta vida y la rutina diaria, me hagan decaer en mi comunión contigo y lentamente llevarme a ese estado de sequedad espiritual. Yo sé que nunca me abandonas, aun en esos momentos estériles y sin fruto, porque me has dado el Espíritu de vida que mora en mi corazón, para que vuelva a levantarme, darme aliento y renueve mi unción para amarte y servirte con todo mi ser. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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