martes, 5 de marzo de 2024

¿Quién es sabio y entendido entre nosotros?

 ¿Quién es sabio y entendido entre nosotros?


“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.” Santiago 3:13
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7
La sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios son dos conocimientos muy diferentes. De un lado, como lo explica la Escritura en Santiago 3:14-16, 4:1-4, en la sabiduría del mundo se considera inteligente acudir a iras, celos amargos, pleitos, guerras, homicidios y toda clase de obras perversas para obtener las cosas que se desean o los resultados que se esperan. Por otro lado, y contrario a esto, la sabiduría que viene de lo alto, la sabiduría de Dios, expone en todas sus obras virtudes tales como: pureza, paciencia, amabilidad, benignidad, misericordia, imparcialidad, sinceridad, mansedumbre, y humildad (Santiago 3:17-18).
De manera que, si alguna persona dice ser sabía y entendida en el conocimiento de Dios, independientemente de la situación o circunstancia que esté viviendo o presenciando, debe a través de su manera de actuar o reaccionar, manifestar que tal conocimiento no es meramente intelectual. Es cierto que todos pasamos por momentos incómodos, de desacuerdos, diferencias, entre otras circunstancias que no son fáciles de manejar con nuestro prójimo, pero es esa la oportunidad indicada para manifestar que el que está en nosotros (el Espíritu de Cristo) es mayor que el que está en el mundo.
Por tanto, como dice el texto bíblico de hoy, resistamos al enemigo y él huirá de nosotros, en otras palabras, no nos dejemos tentar por los deseos de nuestra carne o las conductas del mundo, sino que, seamos mansos y sabios al obedecer en el poder del Espíritu Santo lo que Dios por medio de su Palabra nos enseña; de este modo, daremos ejemplo y seremos testigos de que sólo mediante la sabiduría que viene de lo alto es posible hacer y hallar verdadera justicia y paz (Santiago 3:18). Oración.
«Padre Celestial y Santo, qué privilegio es conocer y practicar lo que por medio de tu Palabra me enseñas, pues me haces una persona sabia y sensata; sé que esto no será posible sin la dirección y fortaleza que da tu Espíritu, por lo cual te pido que cada mañana me lleves en intimidad contigo para avivar y fortalecer mi relación con Él, por Jesucristo mi Señor, amén.