lunes, 21 de diciembre de 2020

Hijos de Dios - Parte 1

 

Hijos de Dios - Parte 1

“Mas a todos los que le recibie


ron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1:12-13

Si estás leyendo o escuchando este devocional, con seguridad haces parte de cualquiera de los dos siguientes grupos:

Primer grupo: hijos de Dios, quienes han aceptado la paternidad de Dios.

Segundo grupo: quienes han rechazado a Dios y su paternidad.

Ahora que sabes a qué grupo perteneces, presta atención a tu mensaje.

Para los que somos parte del primer grupo, los hijos de Dios, preguntémonos: ¿también son hijos de Dios mis familiares y amigos? Como leíamos en el versículo de hoy, esto depende si ellos han creído en Jesús y lo han recibido en su corazón, pero como dice la Escritura en Romanos 10:14 “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Hijos de Dios, nuestra tarea es hacer que estas personas escuchen el mensaje de salvación, ese mismo que nos compartieron a nosotros, debemos predicar la fe en nuestro Señor Jesucristo para que, escuchando ellos crean y sean hechos hijos de Dios.

Si haces parte del segundo grupo, aquellos que todavía no son hijos de Dios y recibiste este devocional, te invito para que recibas al Señor Jesús en tu vida; confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y cree en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, así serás salvo, lo dice la Escritura en Romanos 10:9-11; al igual que nosotros pasarás a ser un hijo de Dios, como un bebé que podrá crecer sano y fuerte espiritualmente si permite que su nuevo Padre lo alimente diariamente, Jesús lo dijo, “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4). Así que, es tu decisión.  Oración.

«Papito Dios, me has adoptado como tu hijo, tu gracia y misericordia me han alcanzado, te alabo Señor y te doy gracias porque me has hecho ciudadano del cielo, bendigo tu poderoso nombre y me inclino ante ti en actitud de reverencia pidiéndote que bendigas mi vida, haciendo de mí conforme tu voluntad y propósito, gracias Padre. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.