lunes, 18 de septiembre de 2017

Esclavitud en Egipto de las doce tribus de Israel.


Esclavitud en Egipto de las doce tribus de Israel.

Con el correr del tiempo, el gran hombre llamado José a quien Egipto debía tanto, y la generación bendecida por su obra, descendieron al sepulcro. Y “levantándose entretanto un nuevo rey sobre Egipto, que no conocía a José.” No era que ignorase los servicios prestados por José a la nación; pero no quiso reconocerlos, y hasta donde le fue posible, trató de enterrarlos en el olvido.

“El cual dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros: ahora, pues, seamos sabios para no se multiplique, y acontezca que, viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.”

Pero el momento de su liberación se estaba acercando y Moisés era el hombre que Dios usaría para llevar a cabo esa tarea.

“Por fe Moisés, hecho ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón; escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales de pecado. Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque miraba la remuneración.” (Hebreos. 11: 24-26.)

Dios escogió a Moisés Para cumplir su propósito. En su providencia el Señor lo puso en el seno de la familia real de Egipto donde recibió una educación cabal; no obstante, no estaba preparado todavía para que Dios le confiara la gran tarea para la cual lo había llamado. No podía dejar abruptamente la corte del rey ni las comodidades que se le habían otorgado como nieto del monarca para llevar a cabo la tarea especial que el Señor le había asignado. Debía tener oportunidad de adquirir experiencia en la escuela de la adversidad y de la pobreza, y ser educado en ella.

Mientras vivía en el exilio el Señor envió a sus ángeles para que lo instruyeran especialmente con respecto al futuro. Allí aprendió más plenamente las grandes lecciones del dominio propio y la humildad. Pastoreó las manadas de Jetro, y mientras llevaba a cabo sus humildes deberes como pastor, el Señor lo estaba preparando para que se convirtiera en el pastor espiritual de sus ovejas, es a saber, el pueblo de Israel. Del cual vendría El `PRINCIPE de Pastores JESUCRISTO.