viernes, 29 de octubre de 2021

Ser los pies del paralítico, parte 1

 

Ser los pies del paralítico, parte 1


“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.” Marcos 2:3-5

Paralíticos espirituales conocemos por montón; personas que por su pecado y su ceguera espiritual les es imposible acercarse a Jesús. Pero ¿cuál es nuestra actitud y nuestra reacción al verlos así? ¿a qué estamos llamados cuando conocemos a alguien en este estado?

Al igual que las cuatro personas que relata el pasaje bíblico de hoy, que llevaron al paralítico hasta Jesús y de las cuales no se dice la clase de relación que había entre ellos, es decir, si eran familiares, amigos, conocidos o desconocidos, nuestra actitud al ver a cualquier persona en esa condición debe ser conmovernos, incomodarnos, esforzarnos, buscar ayuda y hacer todo lo necesario para que sea posible que estas personas lleguen hasta el Señor y tengan un encuentro personal con Él.

Hay personas que están en esa búsqueda e intención de cambiar sus vidas, de hacer las cosas correctamente porque están cansados de la esclavitud del pecado y de las consecuencias de sus errores, pero el estado en el que se encuentran no se los permite, pues están paralíticos espiritualmente; entonces, es en ese momento, cuando los que estamos sanos, que conocemos al médico que los puede sanar y el camino para llegar hasta Él, debemos actuar.

Recordemos el momento en que nosotros estábamos paralíticos y llegó alguien con todo el amor y la misericordia a levantarnos y llevarnos hasta Dios, es decir, nos compartió el evangelio de salvación, nos predicó la gracia de nuestro Señor Jesucristo y nos mostró el gran amor de Dios, el cual nos sanó y nos restauró. Así que, ahora lo mínimo que nosotros debemos hacer es ser los pies de los que no pueden caminar, cargarlos y llevarlos hasta Dios, como un día nos cargaron a nosotros.    Oración.

«Dios, gracias porque has enviado personas que me han ayudado cuando he pasado por desiertos, en los cuales me he alejado de ti; han sido ellas tus cuerdas de amor con las que me has traído de nuevo hasta tus brazos. Permíteme no ser indiferente a las necesidades de los demás y en especial las de aquellas personas que, por su parálisis espiritual, no pueden venir hasta ti; que sea tu amor y el poder de tu Espíritu, a través de mí, el que los lleve a tener un encuentro personal contigo, en el nombre de Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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