viernes, 26 de junio de 2020

El Señor conforta y calma nuestras emociones


El Señor conforta y calma nuestras emociones

“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” 1 Reyes 19:11-13
Elías acaba de enfrentar con victoria a 450 profetas de Baal, sin embargo después permite que las circunstancias le afecten negativamente de tal manera que cree que todo está perdido, cree que la apostasía del pueblo no permitirá que la causa de Dios triunfe y está escondido en la cueva ante la amenaza de muerte de Jezabel. Dios no permite que su profeta permanezca escondido, le ordena que salga de la cueva y se coloque en el monte delante de Él, en el lugar de la revelación, le pide que continúe con su ministerio que todavía no ha terminado.
Dios está tratando en este momento con Elías que está cansado y extenuado por todo el trabajo que ha hecho. Su ministerio era difícil, pues debía defender la fe en Dios en medio de un pueblo incrédulo que estaba siguiendo dioses paganos. El Señor sabe que necesita ayuda psicológica pues está bajo mucho estrés y el miedo lo consume, porque su vida corría peligro.
Quizás por el carácter y la personalidad, Elías esperaba una manifestación ruidosa y violenta de parte de Dios para entender que estaba con él en esos momentos de angustia, pero Dios no estaba ni en el viento huracanado, ni en el terremoto, ni en el fuego, Dios estaba en un sonido suave y delicado. Esa es la clase de voz que el Señor desea que escuchemos en momentos de dificultad, la apacible voz de su Espíritu que conforta y calma nuestras emociones. Es la voz apacible de Cristo cuando dice en Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Es el sonido agradable que nos provee una tranquilidad profunda e inexplicable.
El evangelio es la voz suave de amor, gracia, misericordia, perdón justicia y salvación, allí encontramos el consuelo y la restauración que nuestra alma necesita.
Hoy podemos preguntarnos: ¿Cuáles son esas circunstancias que nos producen mayor cansancio físico y emocional? ¿De qué manera están afectando nuestra vida espiritual? O ¿Qué actividades de rutina nos aturden e impiden oír la voz apacible de Dios?
Cuando estamos agobiados por nuestras cargas, no es el momento para escondernos, sino de salir y presentarnos delante del Señor en oración y poder vaciar nuestro corazón agobiado. Como dice el Salmo 141:8 “Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; En ti he confiado; no desampares mi alma” Oración.
«Gracias Señor Jesús, porque tu presencia calma las más grandes tormentas de mi corazón. Te entrego mis emociones en estos momentos de dificultad, donde el temor, la ansiedad y la incertidumbre se han apoderado de mí. Quiero escuchar ese sonido apacible y delicado de tu Espíritu Santo y descansar en ti. Dame nuevas fuerzas para seguir cumpliendo tus propósitos. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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