domingo, 24 de mayo de 2020

La grandeza del Señor, Dios, nuestro Dios


La grandeza del Señor, Dios, nuestro Dios

“Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.” Salmos 135:5
“Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos, y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” Salmos 135:6
El Señor, nuestro Dios, es el creador de todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten. (Colosenses 1:16-17) ¿Habrá alguien más grande que Él? ¿Habrá alguien más que Él, merecedor de toda honra, gloria y alabanza? Grande eres Señor y Grande, muy grande es tu nombre, digno de suprema alabanza. “Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.” (Salmos 150:6)
Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen orejas, y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Semejantes a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían. (Salmos 135: 15-18) Eres, oh Señor, el Dios de dioses, el Rey de reyes, el Todopoderoso y el Eterno. Nadie como tú Señor.
Es tu voluntad, soberana y perfecta la que se cumple arriba en los cielos, aquí abajo en la tierra, en todos los mares y en todos los abismos. En ti vivimos, nos movemos y somos. Todo el acontecer de los tiempos, la naturaleza y la vida, lo visible y lo invisible; todo está sujeto a tu autoridad, control y voluntad soberanas.
Tú eres Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a ti, que anuncias lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que dices: mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; (Isaías 46:10)
¿Este Dios es tu Dios?    Oración.
«Padre santísimo, Señor, Dios del Universo, grande muy grande eres tú y digno de suprema honra, gloria y alabanza; los cielos cuentan tu gloria y el firmamento la obra de tus manos, gracias te damos Señor por este don inmerecido de ser llamados hijos de un Dios cuya magnificencia y poder son inimaginables; bendito sea el momento en que nos encontraste, rescataste del hoyo nuestra vida, nos limpiaste de todas nuestras inmundicias y enderezaste nuestros caminos y nuestras sendas. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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