viernes, 10 de abril de 2015

Gálatas 5:7-10

Gálatas 5:7-10


Ustedes estaban corriendo bien.  ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad?  Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado.  Un poco de levadura fermenta toda la masa.  Yo por mi parte confío en el Señor que ustedes no pensarán de otra manera.



En ese entonces, los hermanos estaban siendo confundidos con respecto a la circuncisión.  Por un lado, aprendían el evangelio y aceptaban la salvación por la fe en Cristo Jesús.  Por el otro, habían personas reclamándoles que no podrían ser santificados si no eran circuncidados.  Pablo se entera de esta situación y por ello escribe estas palabras: esa instigación no proviene de Dios; espero puedan entenderlo y no dejarse intimidar ni cambiar de parecer con respecto a Cristo y su salvación.
¿Cómo podemos relacionar estas palabras con lo que nosotros atravesamos en nuestras vidas?  ¿De qué manera atravesamos circunstancias similares en las que debemos estar alerta y no caer en la misma confusión?  Primeramente, debemos entender que Pablo se dirigía a personas que ya habían aceptado a Cristo por fe.  Ya tenían comunión con el Padre y estaban familiarizados con el evangelio.  Segundo, estar en comunión con Dios y conocer de Cristo, no significa que nuestros problemas ni pruebas se han acabado.  Tercero, si tienes una relación con Dios, debes entender que hay personas que estarán en contra de lo que estás haciendo y buscarán la forma de frenar tu entrega y crecimiento espiritual.  Esto es lo que estaban viviendo los hermanos en Galacia.  Ellos comenzaron a vivir por la fe en Jesús, pero los ataques a su nueva forma de vida no tardaron en llegar.  ¡No pueden tener comunión con el Señor si no se han circuncidado!  Y hoy en día escuchamos ¡No puedes tener comunión con Dios después de todo lo que has hecho!  ¡Dios no te va a perdonar todo tu pasado!  ¡A Dios no le importas!  ¡Alguien como tú nunca podrá cambiar!  ¡No vales nada como para tratar de ser ahora una buena persona!  Y poco a poco, los dardos que recibimos se vuelven como explosiones que nos dejan sin esperanza y apagan nuestra luz.  Dejamos que nos confundan y finalmente regresamos a donde estábamos pensando que ahí pertenecemos.  Los ataques a los gálatas buscaban que rechazaran la fe que los había salvado y siguieran la ley (la circuncisión).  Hoy, debes estar alerta y entender de dónde vienen esos ataques.  Es un hecho que los tendrás.  Lo que será diferente es la manera en que cada uno de nosotros los vivirá.  Sea como sea, pon atención.  Mantente atento.  No desvíes la mirada del Señor.
Recuerda que todos somos pecadores y venimos a Dios con toda nuestra imperfección para ser sanados.  Nadie llega siendo perfecto.  Nadie es sanado para después poder llegar con Cristo y tener comunión con Él.  Estés en donde estés.  Sin importar lo que haya en tu pasado.  Ven a Cristo y reconcíliate con Él.  Mantén una relación estrecha estudiando su palabra y no dejando que las personas te desanimen.  Cristo te ama.  Te ama tanto que su Hijo lo envió para que pagara por tus pecados sin que lo mereciéramos.  Sea lo que sea que el día de hoy o mañana atravieses que te haga dudar de tu fe en Jesús, recuerda este pasaje.  Recuerda que es normal recibir ataques y te quieran hacer desistir de tu fe.  Mantente firme en oración y no dejes de escuchar la palabra de Dios.

Oración
Señor: no puedo mas que agradecerte lo que haces por mí.  Gracias por amarme, perdonarme y llenar el vacío que había en mí.  Ayúdame a seguir tu camino y fortalecer mi fe para no desistir ni dejarme confundir.  Gracias mi Señor por tu cuidado y por darle sentido a mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén