viernes, 20 de octubre de 2023

¿Quién te habló de Cristo?

 

¿Quién te habló de Cristo?

“Porque todo aquel que invocare el nombre d


el Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos 10:13-15

Para responder a la pregunta del título del devocional, debo ir a la época del colegio cuando tenía 12 años, estaba pasando un momento difícil y había perdido la esperanza de vivir, fue en un abrir y cerrar de ojos que mi enfoque de la existencia cambió; en su misericordia Dios colocó a una compañerita de mi edad, para compartirme el evangelio de la gracia de Dios; recuerdo exactamente que el versículo que más impactó mi vida en ese momento fue Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, yo quería esa vida en abundancia que me estaba ofreciendo Jesús y por eso sin dudarlo lo invité a entrar a mi corazón. Ese fue el comienzo de una vida con propósito, hasta convertirme en lo que ahora soy, una sierva del Señor. Qué afortunada fui y qué agradecida estoy con aquella persona que Dios usó para predicarme el evangelio de Cristo.

Pensemos un poco en las personas que nos rodean, las situaciones por las que quizás están pasando, muchos están desesperados y han perdido la esperanza, ¿será que hemos sido sensibles a su necesidad?, ¿cuántas de ellas han escuchado el mensaje por nuestra boca, ese mensaje que transformó nuestra vida y cambió nuestro destino eterno?

Hemos sido salvos por la gracia de Dios, pero no debemos ser egoístas con aquellos que necesitan salvación, se nos ha dado un mensaje para compartir y aquí, el apóstol Pablo es contundente con esta exhortación: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?”.

Entendamos que para que alguien invoque el nombre de Cristo debe creer en Él, pero para que crea, necesita escuchar el mensaje de salvación y de una persona que se lo anuncie. La respuesta a la pregunta de Pablo es que Dios nos ha encomendado esa tarea a todos los que somos creyentes, nos dice en Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.

Somos mensajeros del evangelio y podemos al predicarlo, estar definiendo el destino eterno de la gente que está cerca de nosotros, ese mensaje está en su Palabra y nosotros hemos creído en lo que el Señor dice en ella, además nos ha dado su Santo Espíritu que es el que convence a cada individuo que le hablamos, de pecado, justicia y juicio, como lo hizo conmigo de niña, por eso, no debemos callar, permitamos que muchos se beneficien del poder salvador y transformador del evangelio.

Pablo declara en Romanos 1:14 “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor”, haciendo alusión a su sentido de obligación ¿Por qué? Porque el hombre está muerto y necesita vida, el hombre va por un camino de perdición y necesita liberación, porque el hombre vive sin esperanza y necesita volver a Dios, Jesús es la única solución para el hombre pecador que está perdido y necesita ser encontrado, Lucas 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Hermanos, la respuesta a las preguntas que el Señor nos hace a través del apóstol Pablo en este pasaje, es que “alguien” necesita ser enviado a predicar de modo que otros puedan oír y creer, ¿no crees que ese “alguien” somos nosotros?   Oración.

«Padre amado, aquí estoy dándote gracias y adorándote porque un día una persona me habló de tu amor expresado a través de la vida de tu Hijo Jesús, quien vino a morir para salvarme y darme una vida nueva, gracias por esa persona que utilizaste para que me compartiera el evangelio; donde quiera que esté bendícela y ayúdame a seguir su ejemplo, pues anhelo que aquellos que me rodean crean en ti e invoquen tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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