lunes, 22 de septiembre de 2014

Hechos 16 17 18

Hechos 16:17-18


Esta (la mujer con espíritu de adivinación), siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.  Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella.  Y salió en aquella misma hora.



Si Pablo y los discípulos estaban anunciando a Cristo y predicando a todos los que pasaban por su camino, ¿por qué se molesta de que una mujer estuviera anunciando lo que venían a hacer?  Yo pienso que la mujer no los anunciara como algo reverente o de importancia sino como burla.  Existen comentarios sobre este pasaje los cuales explican que los judíos entendían cuando se anunciaba al Altísimo, pero los gentiles lo relacionaban con Baal, Zeus o cualquier dios que adoraran.  Por esta razón, cada vez que la mujer atraía gentiles, Pablo tenía que estar aclarando que anunciaba a Jesús.  Al estar creando confusión, Pablo decide tomar acción y reprende al espíritu.
Lo que me sorprende es la actitud de la adivina.  Sabe quiénes son los discípulos y se percata perfectamente que tienen al Espíritu Santo.  En otros pasajes vemos a ciegos, paralíticos, enfermos y todo tipo de personas rogando por acercarse a Jesús y pidiendo ser sanados y reconciliados.  Esta mujer prefiere seguir su camino.  Los anuncia a gran voz tal vez tratando de dar reconocimiento a Dios a su manera pero simplemente logra hacer enojar a Pablo.  ¡Cuántas veces actuamos como esta mujer!  Sabemos de Dios.  Aprendemos de Él y aún así preferimos ir por un camino alterno.  La mujer caminaba con los discípulos y los anunciaba pero realmente no los estaba siguiendo.  Así nosotros podemos movernos.  Tenemos una parte de Dios pero por otro lado seguimos sin entregar nuestra vida a Él.  Ahí vamos.  No muy cerca ni muy lejos.  Caminamos escuchando un poco de la palabra y luego nos volteamos a seguir con lo nuestro.  ¡Esto no está bien!  Esto no es entrega ni obediencia.  No le des de tus migajas a Dios porque no las necesita.  Más bien eres tú quien necesita de Él.
Finalmente la mujer se queda “sin trabajo”.  Quién sabe por cuantos años estuvo adivinando y un día todo terminó.  Esto nos da aliento.  Nos ayuda a entender que Dios se encarga, en su tiempo, de lidiar y frenar a aquellos que están en contra de su voluntad.  No nos pertenece la venganza.  No nos pertenece el hacer justicia.  Nos corresponde obedecer.  El Señor es el pastor y nosotros las ovejas.  ¿En qué momento la oveja puede encontrar un mejor camino que su pastor?  A veces veremos muchas injusticias.  Personas que hacen lo malo y además parece que prosperan.  No tengamos celos, corajes o envidias.  Dejemos que Dios se encargue de ellos y mientras tanto vivamos agradecidos con las bendiciones que nos da.

Oración
Señor y Padre nuestro: te pido que quites los corajes, envidias y celos que he estado arrastrando por tanto tiempo.  Ayúdame a corregir mi vida y seguir tu camino.  Ya no quiero ir desde lejos sino a tu lado siempre.  Te pido que pueda vivir agradecido y viendo tus bendiciones en lugar de lo que los demás hacen o tienen.  Cambia mi corazón Señor.  En el nombre de Jesús.  Amén