lunes, 16 de abril de 2018

Asistencia angélica


Asistencia angélica
Vivimos en una época que es escéptica respecto a lo sobrenatural. Pocos cristianos piensan a menudo en la enseñanza bíblica concerniente a los ángeles. Hebreos 1:14 nos asegura que éstos son "espíritus ministradores enviados para servicio" de los hijos de Dios. No sabemos de cuántas formas nos sirven los ángeles, pero la Biblia menciona estas cuatro: Nos protegen del peligro. Lo hicieron con Jacob después de aquella noche que pasó orando (Génesis 32:1); y también con Elías, otro hombre de oración (2 Reyes 6:17). Nos libran. Los ángeles sacaron a Pedro de la cárcel (Hechos 12:1-11); y a Pablo, un ángel le aseguró que él y todos los que iban a bordo del barco serían librados (Hechos 27:23), y que la vida de ellos le habían sido concedidas benévolamente al apóstol, indicando con ello que él había orado al respecto. Nos traen mensajes de Dios. Existen muchos ejemplos bíblicos de esto. Fueron ángeles quienes dieron el anuncio a los pastores (Lucas 2:9-13), avisaron a las mujeres cuando Cristo resucitó (Mateo 28:2-7), y llevaron el mensaje a Cornelio en respuesta a sus oraciones (Hechos 10:1-7). También pueden traerle sugerencias a usted o a otra gente mediante los pensamientos. Renuevan nuestras fuerzas físicas. Así lo hicieron con Cristo después de su terrible prueba en el huerto de Getsemaní (Lucas 22:43). Indudablemente, la asistencia angélica para con los hijos de Dios es generalmente invisible, pero no por ello resulta menos real. Las biografías cristianas citan muchos ejemplos de ayuda por parte de los ángeles, tanto visible como invisible. Tenemos la promesa divina, y todo el derecho de reclamarla, de que a sus siervos que ministran en lugares especialmente peligrosos -tales como los barrios bajos de una ciudad o un campo misionero volátil- se les asignará una guardia de ángeles. Tampoco deberíamos vacilar en pedirle a Dios una protección angélica especial para nuestros seres queridos.