domingo, 18 de febrero de 2024

La Palabra de su gracia

 La Palabra de su gracia

“Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios” Hechos 14:3
“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” 2 Timoteo 2:1
El verdadero evangelio es diferente a predicar una religión o un conjunto de costumbres basado en calificar el comportamiento humano. Esto no quiere decir que el verdadero evangelio no predique el buen comportamiento de sus creyentes, sino que lo hace del interior hacia el exterior; es decir, un cambio de corazón te llevará a dar buenos frutos, una creencia correcta te lleva a acciones justas y correctas.
En esencia, no predicamos sobre algo, sino sobre alguien, y este alguien es Jesús, el Hijo de Dios, quien por amor a nosotros se hizo hombre, vino en carne para morir por nuestros pecados y resucitó para que nosotros tengamos vida eterna en Él (1 Tesalonicenses 4:14). Él vino lleno de gracia y verdad para traernos a nosotros un favor inmerecido; Él es la gracia de Dios en sí mismo. Esto era lo que predicaban esencialmente los Apóstoles, especialmente Pablo, la palabra de su gracia.
El verdadero evangelio no se trata de lo que haces, sino de lo que crees y más exactamente en quién crees y en quién has puesto tu confianza, puesto que esto determina lo que eres, ya que la única fe que puede transformar tu ser interior en una nueva creación es la fe en Jesús. Cualquier otra esperanza que tengas en algo o incluso en alguien podrá darte probablemente alguna dicha o riqueza temporal y vana, pero la esperanza en Cristo Jesús te dará, indefectiblemente, vida eterna.
Por esto, en lo que le dice Pablo a Timoteo, se usa la palabra griega “endunamóo” que significa “apoderar” o “fortalecer”, que sea fortalecido por medio de la gracia de Dios, es decir, que la fuente de su fuerza está en el favor inmerecido de Dios.
Tener claro quienes somos en Cristo Jesús, lo que hemos recibido de parte de Él y fortalecernos diariamente en su gracia, es decir: identificarnos y fortalecernos en Cristo mismo, nos permite reflejar el carácter de Cristo. No es un tema de esfuerzos humanos, pues esto nos llevará a la frustración, es lo que Él hizo lo que determina lo que somos y lo que hacemos: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). Oración.
«Padre, por la Palabra de Cristo y la regeneración por medio de tu Espíritu soy un hombre nuevo, que ahora puede vivir para reflejar a Cristo, andando en buenas obras por estar sostenido diariamente en tu favor inmerecido. Que por el poder de tu Espíritu que mora en mí pueda experimentar la vida abundante que tú me has dado y reflejar el amor y todo el carácter de Cristo, amén.