lunes, 2 de agosto de 2021

Diezmos

 

Diezmos


“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Malaquías 3:10

El diezmo más que una ley, es un principio con el cual honramos a Dios y ayudamos para su obra.

Un corazón agradecido y lleno de la gracia de Dios, es la fuente para dar con generosidad y alegría.

Nuestro diezmo lo conforman varios factores; cuando el Señor Jesús habló con los escribas y fariseos de la época, les dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” (Mateo 23:23). Enseñándonos que el diezmo no son solamente los frutos de la tierra, el ganado o cualquier otra fuente de ingresos y provisión; además de esto es también importante que seamos misericordiosos con los demás, que actuemos con rectitud en toda situación y hacerlo siempre por fe y para fe.

La Palabra de Dios nos enseña que el dinero o recursos recolectados en la iglesia, como dice el versículo de hoy, es para que haya provisión en la casa de Dios, es decir, tener lo necesario para compartir con los más necesitados, y también para el sostenimiento de las personas que Dios ha llamado a pastorear sus ovejas y a ser ministros del evangelio, fue la orden de nuestro Señor Jesús que los que anuncian el evangelio vivan de él (1 Corintios 9:13-14).

La recompensa de Dios para este principio es desbordada, Él promete que abrirá las ventanas de los cielos y derramará su bendición hasta que abunde e incluso nos sobre. Con el propósito de nosotros también abundar en toda buena obra (2 Corintios 9:8,11).

El que siembra escasamente, escasamente recogerá; y el que siembra generosamente, generosamente también recogerá (2 Corintios 9:6). Lo ideal es que este acto lo realicemos con buena voluntad, con alegría y generosidad, no por exigencia, ni con tristeza o por necesidad; debe ser producto de nuestra fe, de confiar en que Dios es poderoso y fiel para proveer y multiplicar nuestro sustento y aumentar los frutos de nuestro correcto actuar (2 Corintios 9:10). Recordemos que Dios ama al dador alegre.   Oración inicial

«Dios proveedor, en ti está mi esperanza y mi provisión. Mi corazón confía en el Dios que da semilla al que siembra y pan al que come; eres fiel y justo, Señor. Padre amado, te pido derrames sobre mí toda gracia, para tener en todas las cosas todo lo suficiente y así dar con generosidad y alegría. Gracias por tu bendición constante y sobreabundante, en Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.