jueves, 31 de enero de 2013

Tu eres más que vencedor en Cristo Jesús


Tu eres más que vencedor en Cristo Jesús


Romanos 8:31-39 ¿Quién podrá contra nosotros, si Dios está con nosotros? Es por ello que somos más que vencedores. Ninguna cosa nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús.
2 Corintios 2:14 Vamos con Dios de triunfo en triunfo, con Cristo Jesús.
Si hablamos de triunfo es porque hay alguien que ha sido derrotado. Si hay una victoria es porque hay batallas, pruebas.
¿Qué es lo que me ha delegado el Señor? ¿A qué vino el enemigo? Intentar ser igual a Dios y querer tener la autoridad de Dios.
Pero Dios ya había delegado esa autoridad en Adán y Eva. El enemigo lo que quiso, en el momento de tentar a Adán y Eva, fue robar esa autoridad para gobernar el mundo, y lo logró.
Con el pecado de Adán y Eva estamos destituidos de la Gloria de Dios y además quitó la autoridad, y dejamos de estar bajo la autoridad de Dios para estar bajo la autoridad del enemigo. Somos esclavos del pecado que servimos. Así nacimos, con pecado. A lo que nos dice “no”, eso nos atrae: la duda, la desobediencia y el engaño.
El pecado entra por los ojos. lo mejor es lo que ha limpiado el Señor por su sangre.
Después del pecado hubo consecuencia: el hombre tiene que trabajar para comer, la mujer tiene que sufrir para dar a luz.
Pero el Señor continuó con Su plan: entregar a su hijo para herir en la cabeza al enemigo. La cabeza es signo de autoridad, dirección.
Colosenses 2:10-15
Dios compró barro sucio, algo que no tiene valor. ¿usted lo harías? ¿Comprarías algo que no tiene valor, algo que no sirve?
Sin embargo Dios nos compró con la sangre de Su único hijo. El enemigo creía que había triunfado pero no sabía del amor de Dios.
El enemigo empezó a entender que el cetro que había robado a Adán y Eva se iba a acabar, y comienza a actuar para sacar de escena a Jesús, para sacarte a ti de los planes de Dios. Porque el enemigo vino a robar, matar y destruir.
Hizo todo para matar a Jesús e incluso tentándolo. Tuvo que ser muerto para quitarle la autoridad que tenía el enemigo (la autoridad y la muerte).
Es muy importante que tengamos cobertura de autoridad, por ejemplo: la esposa del esposo, el hermano del Siervo.
Destruido significa sin poder, sin autoridad. El Señor ha ganado la victoria para mi.
Tu y yo hemos sidos despojados, pero ahora Jesús ha despojado del enemigo todo lo que daba autoridad.
2 Corintios 2:14 “Siempre vamos de triunfo en triunfo.” Y Jesús combatió cuerpo a cuerpo con el enemigo y sus huestes.
Juan 14
Sin fe no podemos agradar a Dios. El temor hace que el enemigo venga a mi y pierda la fe en Dios. El temor es lo que agrada al enemigo. Cuando comienzo a proclamar la palabra de Dios, el temor se va. Tengo que decir “El Señor es mi pastor y nada me faltará.”
La palabra hablada tiene poder. El enemigo ruge al poner pensamiento en mi mente: ira, contienda, robar bendiciones. Reacciones: ruge “como” león, pero no es un león. El Señor ha venido a darte vida y en abundancia.
Tenemos que proclamar Su palabra. Por el nombre de Jesús y la sangre de Jesús y el poder que el Espíritu Santo nos da.