miércoles, 8 de junio de 2022

Si oyes a Dios, obedece

 

Si oyes a Dios, obedece


“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Génesis 2:15-17

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 3:1-5

Qué fácil resulta identificar los roles de cada persona cuando tenemos un panorama completo de la situación. En el caso del libro de Génesis sabemos: Quién es el bueno, Dios; quién es el malo, satanás que está disfrazado de serpiente; qué es lo que hay que hacer, disfrutar de todo el Edén pero nunca comer del árbol de la ciencia del bien y del mal; cuál fue la raíz del problema, desconfiar del mandato dado por Dios; y cuál la consecuencia, muerte espiritual.

De esa forma todo parece más sencillo y pensaremos: ¡pero ¡qué difícil es en nuestra realidad! Dado que en esos momentos en los que debo tomar decisiones no es así de fácil reconocer la voz de Dios, pues no solo están sus palabras, sino también las que dice mi carne, mis familiares, amigos, vecinos y aún la del enemigo. Y en medio de tantas voces no logro identificar cuál de todas es la de Dios, porque al parecer la nitidez de sus palabras se van disipando poco a poco en medio del ruido que hay a mi alrededor.

Pero Dios, que es rico en misericordia y por el gran amor con que nos amó ha dejado a nuestro alcance un arma espiritual tan poderosa, su palabra, que contiene la clave que nos lleva a reconocer, con la ayuda del Espíritu Santo, la voz de Dios.

La voz de Dios es la que nos conduce, como dice Jeremías 29:11, a esos planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darnos un futuro y una esperanza. Son planes que podemos reconocer fácilmente porque nos llevarán a experimentar el fruto del Espíritu Santo, porque lo que Dios anhela es que vivamos llenos de: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” Gálatas 5:22b-23a. Y como vemos, al ser un fruto del Espíritu Santo, lo experimentaremos más y más a medida que vivamos y andemos por el Espíritu (Gálatas 5:24-25), pues Él nos guiará a satisfacer no nuestros deseos carnales, sino aquellos que son conforme a la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.

Como vimos, la voz de Dios no es la única que el hombre escucha, sino también otras como la de la carne, el mundo y satanás; que quieren argumentar y levantarse contra el conocimiento de Dios. Aquellas voces tienen la especialidad de disfrazar y llamar a lo malo “bueno” y a lo bueno “malo” (Isaías 5:20); pero como dice Mateo 7:16a “por sus frutos los conoceréis” y es que los frutos que querrán impulsarnos a comer son aquellos que satisfacen nuestros propios deseos: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” Gálatas 5:19b-21a, frutos que solo nos llevarán a estar sujetos a pasiones desenfrenadas.

Así que, con todo esto, lo que Dios nos quiere enseñar es que no solo basta con escuchar su voz; pues Adán lo hizo y sin embargo, no obedeció; sino que escuchar a Dios nos debe llevar a actuar en consecuencia, pues lo que Dios nos pide, de escucharle y obedecerle de manera diaria, no es algo difícil de hacer.

Hermanos, reflexionemos ¿cuál voz es la que escucharemos de ahora en adelante y por qué fruto nos reconocerán? Sin duda alguna, la palabra de Dios nos da la guía para saber qué hacer: “escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días;” (Deuteronomio 30:19b-20a) Oración.

«Padre, sabes que hay momentos en los que me cuesta identificar tu voz porque no he nutrido mi espíritu como debería. Tu palabra dice que tus ovejas oyen tu voz, tú las conoces y ellas te siguen, pero ¿cómo oiré tu voz si no medito en tu palabra? Y ¿cómo te conoceré si no paso tiempo contigo? Perdona mi actuar Dios y llévame a recordar y a buscar diariamente el fortalecer nuestra intimidad en oración. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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