domingo, 21 de febrero de 2016

El Amor De Abnegación Según La Biblia

El Amor De Abnegación Según La Biblia
“…ANDAD EN AMOR, COMO TAMBIÉN CRISTO NOS AMÓ Y SE ENTREGÓ A SÍ MISMO POR NOSOTROS, OFRENDA Y SACRIFICIO A DIOS EN OLOR FRAGANTE” (Efesios 5:2)
Nunca serás un “…olor fragante” (Efesios 5:2b) en las “fosas nasales” de Dios sin un sacrificio, sin pagar el precio para amar a otros. No cuesta mucho si sólo amamos a las personas que queremos amar, o si las amamos en nuestras propias condiciones, en el momento, el lugar, y las ocasiones oportunos. Lo que sí es un desafío es amar a los que son distintos a nosotros en personalidad, cultura, sexo, raza, educación, gustos, disgustos, etc. y quererlos a pesar de sus defectos. Mostrar la misma clase de amor abnegado que Jesús nos deja ver claramente exige “morir” al interés propio, y esto va en contra de nuestra naturaleza.
Tenemos la tendencia de pensar que algunas personas son “natas” cuando se trata de amar a otros. Pensamos que son simplemente amables, y lamentamos que no somos como ellos. Los que siguen esta línea de pensar, la utilizan como excusa para no ser cariñosos. Se sienten absueltos de cualquier responsabilidad de cambiar: “Yo soy así. Lo que pasa es que no soy expresivo. No resulta fácil para mí amar a otros”. Cuando se trata de cómo debemos hacerlo, Jesús lo puso muy claro: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como Yo os he amado…” (Juan 13:34). Fíjate en las palabras: “…como Yo os he amado…”. Jesús no nos castiga por nuestro pasado, o nos pone una etiqueta, “encerrándonos” en ello para siempre; conociendo lo peor sobre nosotros, todavía cree lo mejor. ¡Y así es cómo espera que nos amemos los unos a los otros!  No podemos lograr caminar en amor en nuestra propia fuerza, debemos recibir la ayuda de Dios. Dale gracias al Señor por su Espíritu. Escucha: “…el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5b). Observa la palabra “…dado”. No podríamos ganarlo en el curso de la vida y a pesar de esto, siempre está disponible para nosotros.
Ahora bien, mientras el Señor nos ha dado la capacidad de amar, debemos hacer todo lo posible para desarrollar ese amor, liberarlo y caminar en él siempre. Es una elección, no un estado de ánimo, un sentimiento mágico o una reacción, sino una elección. Muchos de nosotros esperamos a algo que nos “dé fuerte” a que sintamos automáticamente más amor por los demás, para que luego podamos amar espontáneamente desde aquel sentimiento. ¡No! El amor de Dios no va a envolverte de pronto para que puedas flotar por la vida con una sonrisa maravillosa y un corazón grande. La verdad es que el mayor sacrificio que haremos es decidir amar a los que no son fáciles de amar. Tal amor requiere que “clavemos” el interés propio en la Cruz y obedezcamos al mandato de Cristo de amar, independientemente de la naturaleza de la gente que encontremos, de cómo nos sintamos en cualquier momento dado o de las circunstancias en las que estemos. Sólo cuando decidamos practicar el amor abnegado y desechemos el viejo estilo de vida de “primero yo”, serán liberadas a través de nuestras vidas la plena alegría y el poder del amor de Dios.
¿Y tu vas a elegir amar el día de hoy?