jueves, 9 de mayo de 2024

El carácter de Dios

 

El carácter de Dios


Al meditar en este pasaje el Señor me llevaba a cuestionarme en ¿cómo es mi carácter? Y podría decirte, que cuando todo marcha bien y no existen inconvenientes, mi carácter es el mejor: amoroso, paciente, dadivoso, pero qué mal se ve mi carácter cuando hay una discusión, pues actuó conforme lo que creo “se merecen” los demás y no acorde al carácter compasivo, misericordioso y amoroso de Dios ¿Te ha pasado? Para dar respuesta a esta pregunta tomaremos un ejemplo: ¿cuál ha sido tu reacción cuando tienes que ayudar a alguien con quien acabas de tener una discusión?, ¿con todo el amor lo ayudas?, o por el contrario, ¿eres de los que se demora en hacerlo, porque necesitas esperar que tu disgusto baje, para poder que vuelva a nacer esa parte servicial? O definitivamente ¿te niegas a ayudarlo, porque a causa de sus ofensas, ya “no se lo merece”? Por lo general el ser humano tiende a responder de las dos últimas maneras, pero en ellas sólo podemos ver reflejado un carácter orgulloso con el cual, según las Escrituras, ya no deberíamos estarnos identificando (Gálatas 2:20)

Al leer o escuchar este devocional entendemos que necesitamos un ajuste en nuestro carácter, para que de manera práctica y vivencial sea como el de Cristo, pero para lograrlo no podemos hacerlo solos (Juan 15:5), necesitamos al Ayudador, el Espíritu Santo de Dios, quien en esas situaciones difíciles nos guiará, para ya no responder a los demás de acuerdo a lo que nos hagan, sino conforme lo que somos en Cristo, conforme ese carácter de Dios, quien ya sabemos, no nos paga conforme nuestras iniquidades sino conforme a lo precioso de su carácter.  Oración.

«Padre, en esta mañana te doy gracias porque tu misericordia se renueva día tras día. Gracias, porque, aunque no lo merezco, tú me tratas conforme a tu bondad más no conforme a mis iniquidades. Cuan bello y maravilloso es tu carácter.»

“No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Amen