Sanidad del
cuerpo
“Él es quien
perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias;” Salmos 103:3
“Y la suegra
de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces
él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la
fiebre, y ella les servía.” Marcos 1:30-31
Hoy estamos
llamados a clamar por los enfermos, por aquellos que están pasando por esta
dificultad, para que el Señor los conforte y aliente en el lecho de dolor
(Salmos 41:3). Mañana podríamos ser nosotros, nadie está exento pues vivimos en
un mundo caído que heredó la enfermedad y la muerte, fruto del pecado de Adán.
Pero así como entró la enfermedad y la muerte por Adán, por medio de Cristo,
entró la sanidad y la vida abundante, y en la futura redención de nuestros
cuerpos, la vida eterna. (1 Corintios 15:21).
Confiemos en
lo que declara la escritura “Porque así como en Adán todos mueren, también en
Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:22), pues Dios es poderoso
para devolver la salud física; así como hizo con la suegra de Pedro, pidamos
hoy que tome de la mano a los enfermos y ellos recuperen la salud, para que
puedan servirle.
No tenemos
un Dios ajeno a nuestras dolencias, aunque nos hemos apartado y colocado
nuestra confianza en el mundo, es momento de volver a Él, pues sus oídos están
atentos a nuestras oraciones, pero nuestra fe y esperanza debe estar hoy puesta
en Jesús, pues toda sanidad es fruto de nuestra fe en sus promesas; hoy
acordémonos de lo que Él es y de lo que Él puede hacer por nosotros, por
nuestros amigos y familiares en enfermedad, y oremos a Dios con toda confianza
meditando en su Palabra y tomándola para nosotros, declarando: Señor, perdona
todas mis iniquidades y sana todas mis dolencias y las dolencias de mis
familiares y amigos.
“Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Romanos 8:11) Oración.
«Padre, nada
hay imposible para ti, por medio de Cristo me has salvado y me has sanado de mi
enfermedad espiritual, y también hoy quiero recibir sanidad de mis dolencias
físicas. Te clamo mi Dios sanador, por todos los que están en su lecho de dolor
y enfermedad para que los tomes de tu mano, les des fortaleza en medio de su
dificultad y conforme a tu voluntad restaures su salud. En el nombre de Jesús,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.