viernes, 3 de junio de 2016

EL QUE VIENE A MI YO NO LE ECHO FUERA

EL QUE VIENE A MI YO NO LE ECHO FUERA. Juan 6:37-40  pastor/ovejas. En muchos casos el propietario del rebaño no cuidaba del mismo sino que lo ponía en manos de un pastor el cual se hacía responsable de su bienestar. En algunos casos este pastor era contratado, pero en otros, el hijo del propietario era el encargado de cuidar las ovejas. Cualquiera que fuera el caso el dueño le daba las ovejas al pastor quien a su vez asumía la responsabilidad de las mismas. Eso es a lo que Jesús se estaba refiriendo en Juan 6:37 cuando dijo, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.”

Así que ustedes pueden ver, nosotros no somos un regalo que el Padre le dio al Hijo. Somos alguien que Dios ha tomado como propiedad para luego confiárselos al cuidado de Su Hijo. Y para asegurarse que entendiéramos esto, Pablo dijo que llegará el día cuando Jesús le entregará todo el reino a Su Padre (1 Corintios 15:24).

En Juan 6:38 Jesús fue más allá explicando esto. Él dijo, “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Este era el plan de Dios para nosotros. Él envió a Su Hijo a pagar el precio para que Él pudiera comprarnos, luego le entregó a Su Hijo la responsabilidad de guardarnos. Juan 6:39 dice,

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

El Padre nos compró y nos marcó como Suyos para que nadie más pueda alegar responsabilidad sobre nosotros. El Espíritu Santo es el depósito que garantiza eso. Luego Él nos entregó al cuidado de Su Hijo diciendo, “No pierdas ninguno de ellos.” Padre, Hijo y Espíritu Santo están todos involucrados en nuestra salvación.

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:40).

Este es un resumen de la voluntad de Dios en cuanto a la humanidad concierne. Todas las personas que ven lo que Jesús ha hecho y creen que Él lo hizo por ellas tendrán vida eterna. Obviamente hoy ninguna persona que está viva fue testigo de la crucifixión, pero la frase traducida como “ve al Hijo” puede significar verlo mentalmente, verlo con los ojos de la mente, y percibir lo que Jesús hizo por nosotros. Esto es lo que Pablo llamó vivir por fe y no por vista en 2 Corintios 5:7.