jueves, 19 de noviembre de 2020

Venid, comprad sin dinero y sin precio

 

Venid, comprad sin dinero y sin precio


“A todos los sedientos: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.” Isaías 55:1-3

Todos estamos sedientos sin Cristo, el mundo no puede llenar ni satisfacer la sed que tenemos debido al pecado, pero si tan solo supiéramos y aceptáramos el regalo que Dios tiene para nosotros por medio de Cristo, le pediríamos ese regalo, y Él nos daría agua viva (Juan 4:10).

Lo mejor de todo es que es gratis, como enseña su Palabra: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).

No creas entonces, cuando los religiosos colocan condiciones y cargas para tener una relación personal con Dios, que ni ellos mismos pueden cumplir ni llevar (Lucas 11:46); recuerda que su Palabra nos dice “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma;” (Isaias 55:3a). Se trata del anuncio de las buenas nuevas, de la única noticia buena que resuena hoy en día y que debemos prestar total atención, ya que la fe viene como resultado del oír el mensaje, y el mensaje que se escucha es el de salvación por medio de la fe en Cristo (Romanos 10:17), del perdón de pecados y del amor de Dios que recibimos gratuitamente por medio de Jesús.

Y cuando nos dice “y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.”(Isaias 55:3b), se trata del pacto eterno de la sangre de Cristo, derramada por nuestros pecados, un pacto incondicional, que todo aquel que cree en Cristo puede acceder y ser sellado con la promesa del Espíritu Santo. (2 Corintios 1:21-22).

Así que, vayamos a Cristo a comprar sin dinero y sin precio, a disfrutar del regalo de Dios; si corremos para aprovechar una promoción de productos materiales que se desgastan y que por mucho que acumulemos a la larga no nos satisfacen completamente, cómo no vamos a ir a tomar de aquello que nos llena verdaderamente y nos da vida eterna. Es gratis, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. ¡Vamos y hagamos tesoros en el cielo! (Mateo 6:19-21).  Oración.

«Señor, te doy gracias por tu misericordia, que derramaste abundantemente por medio de Cristo, nos diste un camino nuevo y eterno, por medio del pacto hecho con la preciosa sangre de tu hijo amado; te ruego que sean abiertos mis ojos espirituales para tomar y gozar de este beneficio de amor verdadero. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.