miércoles, 7 de enero de 2015

Colosenses 3:18-19

Colosenses 3:18-19
Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.



No, no me equivoqué. Hay mucho que decir sobre estos dos versículos que no se podía escribir en una sola página.
¿Qué ha pasado con el matrimonio? ¿Qué está pasando con nuestra sociedad? ¿Por qué cambiamos de un extremo al otro y sobre todo sin quedarnos en el punto intermedio? De ser una bendición y una piedra angular para la formación de una familia, ahora es un simple contrato con más y más cláusulas (dependiendo si te asesoraron bien o no) que puedes terminar cuando te parezca pertinente. El divorcio como ya lo sabes, de ser un tabú hace no muchos años, ahora es algo “necesario”. Hay tantas familias disfuncionales, tantos divorcios, tantas personas que se casan varias veces o aquellos que ya no le ven sentido al casarse… ¿El motivo? Cada integrante de la familia hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. ¿El rol que Dios le dio a cada miembro? En el olvido.
¿Por qué nos alejamos tanto de Dios?
Porque seguirlo significa exponer nuestro interior, abrir nuestra vida y dejar que la palabra de Dios nos examine. Significa dejar de ser egocéntrico y obedecer al Señor en lo que Él muestra que debemos obedecer y no en aquello que nosotros consideramos que debe ser.
¿Por qué las esposas o las mujeres en general se ponen a la defensiva cuando escuchan que deben sujetarse a sus maridos? Porque hemos hecho un mal trabajo obedeciendo al Señor como maridos. ¿Por qué los hombres tienen tanto problema en amar a sus esposas como Dios lo pide? Porque han hecho un mal trabajo en obedecer a Dios como esposas. ¿Lo ves? ¡Nos gusta echarle la culpa a la otra persona! El problema somos tú y yo, ¡no el de enfrente! Ponemos condiciones para cambiar: cuando deje de hacer esto, yo hago lo otro, cuando cambie su carácter, yo me sujeto y así vamos destruyendo aquello que Dios planeó de una manera perfecta y para nuestro bien.
No sé cómo es tu pareja. Probablemente tenga varios errores. ¿Tú no los tienes? ¡O tal vez pienses que no tantos como tu pareja! Pero no se trata de perdonar hasta 70 veces 7 sino de amar y respetar como Dios nos lo pide: sin condición, sin esperar algo a cambio, sin buscar el beneficio personal. Tal y como Cristo nos amó y perdonó sin merecerlo, a pesar de nuestra rebeldía y de nuestra indiferencia, así debemos amar y construir matrimonios basados en el amor de Dios. Matrimonios que sean ejemplo de que seguir a Jesús es la base para que sea feliz, duradero y lleno de bendición.
Finalmente, si tienes dudas de que obedecer al cien por ciento será lo mejor, necesitas poner a prueba a Dios y dejar que te muestre cómo el camino de la obediencia siempre es el mejor.

Oración
Padre: en verdad eres perfecto. Quiero pedirte que no dejes de transformarme a pesar de mi rebeldía. Ayúdame a obedecerte como Tú me lo pides y que pueda dejar atrás mi orgullo que tanto estorba en mi comunión contigo. Ayúdame a que mi fe crezca y entienda que obedecerte siempre será lo mejor. Lléname de amor y perdón. Guíame en mi matrimonio. En el nombre de Jesús
Amén