lunes, 12 de noviembre de 2012

La Nueva Naturaleza


 La Nueva Naturaleza

¿Le parece este transformador paso increíblemente simple? Es lamentable que se haya oscurecido tanto el concepto de acudir a Jesús de esta forma, y se haya envuelto en tantas ideas y palabras innecesarias, que se les ha robado a muchos la maravillosa sencillez de esta verdad. Es muy importante que eso no nos suceda a nosotros.

La transformación personal tiene por resultado una naturaleza totalmente nueva. Esa naturaleza reemplaza a la antigua, que había estado corrompida desde el principio. El apóstol Pablo lo describe de esta manera: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17). Pensemos en otros términos que se usan en la Biblia para describir el contraste total que existe entre lo viejo y lo nuevo. Cuando alguien se convierte en creyente, sale de las tinieblas para pasar a la luz (Hechos 26:18); sale de la esclavitud para pasar a la libertad (Romanos 8:21); sale de la muerte para entrar en la vida (Romanos 6:13).

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En realidad, el nuevo creyente ha pasado por un segundo nacimiento. El primero fue un nacimiento natural, que vino unido a una naturaleza caída. El segundo es un nacimiento espiritual, libre de este defecto básico. Es un comienzo totalmente nuevo. Nos convertimos en una nueva persona. Jesús dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). Hay algo del mismo cielo —vivo, activo e imperecedero— que habita en el nuevo creyente.

Para mí, éste es el mayor milagro que nos podríamos imaginar jamás —llegar realmente al hogar de nuestro Padre en los cielos — con todo lo que esto significa en esta vida y en la eternidad.