lunes, 22 de febrero de 2016

SOPORTANDO MOMENTOS DIFICILES

SOPORTANDO MOMENTOS DIFICILES
En innumerables ocasiones nuestra fe es sometida a prueba mediante largas demoras en las cuales interrogamos y hasta dudamos del amor de Dios. No obstante, debemos ver esto desde otro punto de vista y no pensar que El nos castiga despiadadamente a sus anchas. Solamente el pensar en el sacrificio de la cruz no da la certeza y la fuerza de que nos ama sin medida Debemos de ver que en la historia de la Biblia hay muchos personajes que sorportaron tiempos prolongados de paciente espera sin respuesta alguna, no por que sus oraciones hubiesen carecido de intensidad, ni por que Dios no aceptara sus plegarias.
Sencillamente se les exigio que esperaran por que asi agrado a aquel que es soberano y el que da para cumplir su voluntad. Y si a El le place hacer que nuestra paciencia sea ejercitada, ¿Acaso no hemos de aceptar lo que el desea hacer con los suyos?
(Filipenses 2:13) “ Porque Dios es el que en vosotros produce asi el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
Debemos consagrarnos a la obediencia y permitir que la salvación de Dios obre plenamente en nosotros reconociendo que toda vida cristiana es obra de Dios. El saber, para consuelo nuestro, que detrás de nuestro querer y hacer, sosteniendo nuestra debilidad está Dios con su influjo (eficaz, previo, simultáneo y consiguiente), pero de tal naturaleza que no fuerza nuestro albedrío y no nos exime de la responsabilidad personal.
Debemos entender que ninguna oración se pierde jamás, ninguna oración jamás se pronuncia en vano. No existen las oraciones no contestadas o que Dios no haya oído, y algunas cosas que consideramos negaciones o rechazos son simplemente demoras. Dios a veces demora su ayuda con el fin de probar nuestra fe, como también para imprimirles mas energía a nuestras oraciones.
Hermano que lees nuestro barco puede ser llevado de aquí para allá por las olas mientras el sigue durmiendo, pero con toda seguridad que se despertará antes de que el barco se hunda. El Señor duerme pero no se excede, porque “nunca” llega tarde.