viernes, 8 de enero de 2021

Señor ¿qué quieres que yo haga?

 


Señor ¿qué quieres que yo haga?

“y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.” Hechos 9:4-6

“Señor ¿qué quieres que yo haga?” Es la pregunta que muchos de nosotros no nos atrevemos a hacerle a Jesús, posiblemente por temor, temor a que nos envíe lejos de nuestra familia, temor a que nos pida que nos despojemos de las riquezas materiales o quizás temor a que le dé un giro inesperado a nuestra vida y cambie todo aquello que hemos planeado o soñado durante varios años. Pues, cuán equivocados estamos y cuán necesitados del conocimiento de su gran amor.

Hermanos, ¿el Señor tiene planes de bienestar o de calamidad para nuestras vidas? ¿La voluntad de Dios es agradable y perfecta o desagradable e injusta? ¿Su carga es liviana o pesada, su yugo es fácil o difícil?

Indudablemente, el Señor tiene planes de bienestar para nosotros con el fin de darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11); si cambiamos nuestra manera de pensar descubriremos que la voluntad de Dios siempre es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2); y por supuesto que su carga es liviana y su yugo es fácil (Mateo 11:30). Amados del Señor, seguir a Cristo o rendir nuestra vida a Él de tal forma que le preguntemos, como lo hizo el Apóstol Pablo, “Señor ¿qué quieres que yo haga?”, es la decisión más sabia, sensata y segura que podemos tomar en nuestra vida. Si Cristo murió por nosotros en una cruz para darnos salvación y vida eterna cuando éramos pecadores, ¿será que ahora que nos rescató y nos hizo hijos de Dios, hará algo para perjudicarnos? ¡Imposible! Dice el proverbio, “Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz.” (Proverbios 3:17).  Oración.

«Papito Dios, me rescataste de mi pasada manera de vivir, me perdonaste y me hiciste tu hijo; hiciste todo por mí, ahora solo quiero decirte, ¿qué quieres que yo haga? Señor, cumple tu propósito en mí. Te doy gracias Padre Celestial porque sé que seguirás obrando poderosamente en mi vida para tu gloria, gracias en el nombre de Cristo Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.