domingo, 25 de diciembre de 2011

En resumen


En resumen
Muchos cristianos hoy día viven bajo una amenaza religiosa del terrible juicio de Dios. Se les ha dicho que Dios de alguna manera está
contra ellos y les está vigilando para castigar y limitar a toda hora. Dios sí que odia el pecado, pero no odia al pecador. Si Dios ama al pecador
y'se ha puesto a sí mismo a su alcance, cuanto más debe estar al alcance de nosotros los creyentes que caminamos en la Palabra de Dios y procuramos
vivir en obediencia a El (Apocalipsis 1:5-6). Jesús nos amaba como pecadores cuando vinimos a El. Sin embargo no nos dejó como
pecadores, sino que nos limpió, nos hizo reyes y sacerdotes, y luego nos presentó a Di su Padre. En aquel momento Dios se hizo nuestro
Padre. Nuestro Padre sólo puede recordarnos como sacerdotes y reyes. Jesús así lo aseguró. Incluso cuando nos metemos en un lío y pecamos,
y hacemos cos que son desagradables a Dios nuestro Padre, Jesús siempre vive para hacer intercesión por nosotros. S ministerio
como abogado está siempre a nuestra disposición para mantenernos en comunión con nuestro Padre amoroso (1 Juan 1:9; 2:1).
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para oportuno socorro. (Hebreos 4:16)
Tenemos una invitación perpetua para entrar confiadamente al trono de nuestro Padre. Por su amor y gracia podemos hacerlo confiadamente
como un rey y no como un mendigo. Observa que somos invitados para venir obtener misericordia, no sólo la esperanza de obtenerla.
1 Juan 4:18 dice: "El perfecto amor echa fuera el temor". Necesitamos poner todos nuestros temores, preocupaciones y ansiedades en la
mano de nuestro poderoso Padre. Nos ama como hijos y herederos. No nos decepciona Quiere sólo lo mejor para nosotros y quiere que
crezcamos en madurez en El. Necesitamos confiar en nuestro Padre celestial y darle nuestro todo.