Limpieza espiritual
“pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:7-9
Sin lugar a duda, todos en algún momento y de alguna manera
cometemos pecado, por cierto, la Escritura, con respecto a esto en 1 Juan 1:10
nos dice, que si decimos que no tenemos pecado, hacemos mentiroso a Dios y su
palabra no está en nosotros. De manera que, el problema no está en que
cometamos pecado, sino más bien, que nos quedemos en él, y por lo tanto nos
mantengamos sucios y apartados de nuestro Padre Dios.
La Palabra de Dios en Isaías 1:18 dice “Venid luego, dice
Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la
nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana.” En lugar de nuestros pensamientos humanos que nos incitan a
alejarnos de Dios porque hemos pecado, están los altos y grandes pensamientos
de Dios que nos dicen que lo busquemos mientras Él puede ser hallado, que nos
pongamos a cuentas, es decir, que reconozcamos y confesemos nuestra maldad y
nuestro pecado, puesto que dice, será fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad.
Hermanos, la sangre preciosa de Jesucristo, el Hijo de Dios,
que fue derramada en su totalidad en la cruz del calvario, es todo lo que Dios
demanda para que nuestros pecados sean emblanquecidos; realmente, en la
presente era, el único sacrificio que Dios acepta para perdonar pecados y no
tenerlos en cuenta, es el sacrificio de Jesucristo, el cual se realizó una vez
y para siempre, siendo así el único medio para hacernos perfectos (Hebreos
10:12-17). De manera que, hoy la invitación es para que confíes en Dios que es
fiel y en su Palabra, que es verdad, no nos dejemos engañar o perturbar por
pensamientos que son contrarios a la voluntad de Dios, y mejor, dispongámonos
con un corazón contrito y humillado a entrar a la presencia de Dios por medio
de la sangre de Jesucristo, para recibir de Él la limpieza y purificación que
hoy tanto necesitamos.
No olvides que la última sección de este devocional es la
alabanza, así que, reprodúcela y no te pierdas ese momento de intimidad y
adoración. Oración.
«Amado Padre Dios, que el privilegio de escuchar el verdadero
evangelio, la palabra de gracia, y poderlo entender, me lleven de manera
sincera y confiada a dejar todos aquellos pensamientos y obras que son
contrarios a tu voluntad y que no me permiten disfrutar de una vida plena y en
libertad, por Jesucristo, tu amado Hijo, amén.