lunes, 8 de febrero de 2021

La gran bendición de congregarnos

 

La gran bendición de congregarnos


“Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.

Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.” Romanos 1:9-12

Pablo anhelaba ir a visitar a los hermanos que estaban en Roma, para comunicarles algún don espiritual, darles una palabra de ánimo, pero también a pesar de ser un apóstol, designado por el mismo Señor Jesucristo, sabía que iba a ser también él mismo edificado por sus hermanos en la fe, por eso escribió por revelación del Espíritu de Dios: “mutuamente confortados por la fe”.

La iglesia es un organismo vivo, el cuerpo de Cristo, animado por el Espíritu Santo y alimentado por la Palabra de su gracia, y cada uno de nosotros, somos miembros del cuerpo de Cristo, que al cumplir con nuestra función específica, ayudamos a que los demás crezcan y se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor. (Efesios 4:15-16).

Para poder crecer en amor, en conocimiento, en comunión, afianzar los dones espirituales (1 Corintios 12:7-11), cumpliendo el propósito de llevar las buenas noticias del evangelio, nos necesitamos unos a otros para cumplir nuestra tarea (1 Corintios 12:12-20) y también para estimularnos al amor y a las buenas obras. Por esto no debemos dejar de congregarnos (hebreos 10:24-25), y clamar a Dios que, dadas las circunstancias actuales, podamos nuevamente reunirnos en su nombre, porque la virtualidad no reemplaza la congregación, es solo un complemento.

Hoy más que nunca, debemos clamar a Dios y pedirle que podamos congregarnos nuevamente, pedirle perdón por las veces que no valoramos la congregación y cambiábamos el asistir a la iglesia, por cualquier asunto menos prioritario. Hermanos, ¿valoramos ahora más que nunca el poder reunirnos para ser edificados mutuamente y confortados por la fe?   Oración.

«Oh Padre, cuan hermoso es que los hermanos estemos en armonía alabándote y exaltando juntos tu nombre. Que sea conocido y glorificado tu nombre por el amor que tenemos unos por otros. Llénanos de tu Espíritu y permite Señor que podamos congregarnos para seguir edificándonos, creciendo en el amor y el conocimiento de Cristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.