lunes, 5 de septiembre de 2022

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Parte 2


Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Parte 2

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo sant ificó.

” Éxodo 20:8-11 RVR 1960

Con el cuarto mandamiento, se nos muestra un principio que el mundo actual en sus afanes ya no respeta y que como supimos ayer es un regalo de Dios para nosotros.

El mandamiento de guardar el día de reposo anunciaba o guardaba en sí, la gran salvación que habría de venir, era sombra de la bendición que venía, que es Cristo mismo (Colosenses 2:16-17).

Cuando el Señor Jesús murió en la cruz y resucitó, se cumplió el hecho de que en él tenemos nuestro descanso, pues Cristo es el Señor del día de reposo (Marcos 2:28) y ahora mora en nuestro corazón por medio de la fe. Desde ese día que resucitó, su iglesia, por la que derramó su preciosa sangre, se congrega el primer dia de la semana para conmemorar el suceso más importante de nuestra vida (Hechos 20:7, 1 Corintios 16:2), donde perseveramos en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42) y también hablamos entre nosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestro corazón (Efesios 5:19). Es decir, es en la congregación de hermanos, redimidos por la sangre de Cristo, que practicamos el amar, el enseñar y el servir, y con esto experimentamos el descanso o reposo en Cristo Jesús.

Sin embargo, hoy en día, muchos no se congregan, no descansan ni siquiera un solo día, se trabaja de domingo a domingo y no se comparte tiempo con la familia natural ni menos con la familia de la fe, lo que trae consecuencias terribles para nuestra vida espiritual, familiar y por supuesto nuestra salud.

Con este mandamiento Dios nos recuerda que de nada sirve afanarse, pues es a sus hijos, los que confían en Cristo, que dará el Señor el descanso verdadero y su vida será productiva pues al tener a Dios edificando con nosotros, todo lo que construimos es para nuestro bien (Salmos 127:1-2)   Oración Padre, quiero disfrutar del descanso que me das, estando en comunión con mis hermanos en Cristo, alabándote y colocando en práctica el amor, la enseñanza y el servicio que me proveen en tu iglesia. Por amor a Cristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.