sábado, 30 de noviembre de 2019

Muéstranos Señor el camino a seguir


Muéstranos Señor el camino a seguir
“Muéstrame, oh Señor, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día., Salmos 25:4-5
Para conocer el camino que debemos seguir, necesitamos la guía de Dios, por lo tanto, reflexionar en sus preceptos y considerar sus caminos escritos en la Biblia, es fundamental para transitar la vida por el camino correcto, como se explica en Salmos 119:15. Pero muchas veces nos desviamos, tomamos una ruta equivocada, porque navegamos sin mapa, sin GPS y sólo vamos tomando la dirección que nuestros sentidos o conveniencias personales nos digan, ¿no será mejor consultar a quien sabe y conoce el camino por el que debemos andar?
Si consideramos la vida como un viaje, en el que día a día debemos tomar un ruta, donde abordamos un barco para llegar a un destino, tendríamos más cuidado de saber no sólo cómo navegar sino qué dirección tomar, usando los instrumentos adecuados; en la práctica, Dios nos ha dado varias herramientas para que no nos perdamos: su Palabra, la oración, la alabanza, la comunión con nuestros hermanos y su Santo Espíritu que nos guía conforme a su verdad.
Tenemos todos los elementos, pero debemos ponerlos en acción por medio de la fe. Practicar un devocional diario y constante reúne estos elementos para que escuchemos a Dios antes de iniciar cualquier actividad, confiemos en Él, pongamos en práctica su Palabra y esperemos que Dios nos muestre el camino por donde debemos andar (Salmos 143:8).
Todos sus caminos son de bendición, llenos de misericordia y verdad para los que ponen en práctica su Palabra (Salmo 25:10). Dios no sólo está dispuesto a enseñarnos sino que también nos promete bienestar, protección, sacarnos de toda aflicción y muchas más recompensas (Salmo 25:13-17), por lo tanto, demostremos toda confianza y mantengamos una vida devocional que nos lleve a ser guiados por el camino correcto en cada viaje diario de la vida. Oración.
Señor, tú me das todas las herramientas para no desviarme del camino, ayúdame a mantenerme fiel y constante, creciendo en tu Palabra y colocando en acción todas las cosas que me has dado para crecer y recibir dirección. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 29 de noviembre de 2019

No somos como el resto del mundo


No somos como el resto del mundo

 “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Frecuentemente en la vida ocurren situaciones que piden una decisión de nuestra parte, y siempre tenemos muchas opciones, pero solo una forma correcta de proceder delante de Dios. Si voy tarde al trabajo y mi jefe me pregunta porque llegué tarde la única forma correcta de proceder es decir la verdad: me levanté tarde, lo correcto sería levantarse temprano, pero la mentira siempre está delante de nosotros.
En nuestra vida cotidiana se dan todas estas situaciones en las que deberíamos honrar al Señor. Si se da cuenta en el ejemplo anterior, la mentira resultó de algo que sabiendo previamente que no debo hacer, aun así, lo hice; el pecado siempre llama más pecado y Dios no se hace el ciego ante ellos como si lo hace el mundo. El Señor Jesús oró por nosotros que hemos creído en él, para que seamos guardados del mal.
Desde la próxima y cada decisión que tomemos sea grande o pequeña, hagamos exactamente lo que Dios dice, no lo veamos como nuestro Dios grande para unas, cosas, pero el que no interviene en otras, esto claro, requiere tener a Dios como una prioridad real en nuestra vida. Finalmente, si creemos que somos sus hijos, decidamos ya no vivir de cualquier manera sino a su manera. Santifiquémonos en su verdad; su palabra es verdad. Oración.
Señor, tú me escogiste para andar en tu camino, tú me viste primero y decidiste que yo iba a ser tu hijo e iba a ser salvo. Quiero corresponder, ya no quiero servir en tus filas y al mismo tiempo en las del mundo, que sea mi anhelo vivir por ti y para ti sin ningún reparo, santificado en tu verdad. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 28 de noviembre de 2019

Un nuevo nombre


Un nuevo nombre
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”, Apocalipsis 2:17
Dios cambió el nombre de Abram que probablemente significaba “el padre es exaltado”, a Abraham, que significa “Padre de una multitud”. Esto sucedió cuando realizó el pacto con él, de darle la tierra prometida y una descendencia numerosa (Génesis 17:5), de la cual hacemos ahora parte por medio de la fe en Jesús, según Gálatas 3:29.
Al mismo tiempo, Dios cambió el nombre de «Sarai», la esposa de Abraham, que significa «mi princesa», por el de «Sara», que significa «madre de naciones» (Génesis 17:15). El mismo hecho sucedió con Jacob, su nombre alude a la suplantación y engaño que hizo a su hermano Esaú, pero luego de que tiene un encuentro personal con Dios, sería identificado como aquel que «había luchado con Dios y con los hombres y venció» (Génesis 32:28).
Jesús cambió el nombre de Simón, al de Pedro, cuando lo llamó a servirle. Luego de la muerte y resurrección de Jesús, Pedro inicia contundentemente la predicación el día de pentecostés cuando el Espíritu es derramado sobre los creyentes allí reunidos (Hechos 2).
Ahora nosotros, en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8:28-39) y Dios nos ha dado una nueva identidad, puede que conservemos el nombre puesto por nuestros padres, pero cuando recibimos a Cristo no somos las mismas personas y estamos llamados a actuar según nuestra nueva naturaleza, considerándonos muertos al pecado pero vivos en Cristo, y por lo tanto no debemos permitir que el pecado controle nuestra vida, ni caigamos ante los deseos pecaminosos (Romanos 6:11-12). Así como la vida de estos siervos cambió radicalmente al tener un encuentro personal con Dios y obedecer a sus promesas, nuestra vida debe tomar un giro al aceptar esta nueva identidad, una nueva manera de pensar y actuar siguiendo la Palabra de Dios.  Oración.
Señor, me diste un nuevo comienzo, soy nuevo gracias a Cristo y el pecado no gobierna en mi vida, dirige mis pasos y fortaléceme en tu verdad, para vivir arraigado en tus promesas, sobreedificado en tus principios y lleno del fruto del Espíritu Santo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 27 de noviembre de 2019

Alaba a Dios. Parte 1


Alaba a Dios. Parte 1
“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”, Salmo 103:1-5
En el antiguo testamento, los términos usados para alabanza son ‘halal’ significado parafraseado de hacer ruido, ‘yada’, relacionado con acciones y gestos corporales que acompañan la alabanza, y ‘zamar’ término relacionado con la música y el canto. En el Nuevo Testamento el término usado es ‘eujaristein’, que literalmente significa dar gracias y ‘eulogein’ que significa bendecir, ambos sugieren una relación íntima con la persona que es objeto de la alabanza.
En la Biblia entera se hallan muchos casos de alabanza que surgen espontáneamente de un corazón agradecido por los favores realizados por Dios. En Salmos 104:31 se declara que la gloria es para Dios y Él se deleita y complace en sus obras, y toda la creación expresa su gozo en alabanza (Job 38:7).
Nosotros fuimos creados para alegrarnos en la obra de Dios (Salmo 90:14-16), y para expresarle a Él todo nuestro gozo por los favores recibidos, incluyendo su perdón por nuestros pecados, porque cuando el reino de Dios llega a nuestro corazón (Es decir Cristo mora en nosotros), es restaurada en nosotros la alegría, la plenitud y a pesar de la dificultades que puedan existir, es quitada la angustia y esto produce un gozo inefable, que deriva en alabanza a Dios (Isaías 9:1-2).
Poder realizar la acción de gracias hacia Dios, expresada en alabanza, aun en medio de los sufrimientos de la vida diaria, santifica todos los aspectos de nuestra vida (1 Corintios 10:30-31) y es muestra de una ofrenda real y verdadera a Dios (Filipenses 2:17), así que empecemos nuestro día alabando a Dios con todo agradecimiento. Oración.
Señor, gracias por la vida eterna que me diste en Cristo, aun en medio de aflicciones te alabaré, tú eres la mayor alegría y en tu Palabra encuentro regocijo. Te alabo oh, mi Dios, por las grandes cosas que haces en mi vida y por lo que harás poderosamente en mí, para tu gloria y honra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 26 de noviembre de 2019

Un cambio de dentro hacia afuera


Un cambio de dentro hacia afuera

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.”, Mateo 23:27-28
El Señor Jesús, de manera contundente, declaraba la verdad a los religiosos de la época, porque en apariencia, daban la impresión de ser justos, buenos y personas rectas, pero en sus corazones no había un cambio verdadero, estaban llenos de hipocresía, desenfreno, y exigían a los demás cumplir rígidamente leyes que ni ellos mismos cumplían (Mateo 23:4).
De qué sirve que nosotros tengamos en apariencia ser justos y buenos, pero en realidad nuestra mente está llena de malos pensamientos y nuestras acciones no cumplen el nuevo mandamiento del amor (Juan 13:34-35).
Necesitamos, por tanto, ser renovados en nuestro interior, alejar la hipocresía y la mentira de nosotros mismos y de nuestro prójimo, quitarnos ese ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios y colocarnos la nueva que Cristo nos dio en la cruz, que se va renovando hasta que lleguemos al pleno conocimiento de Dios. (Colosenses 3:9-10).
El cambio debe indefectiblemente tener un punto de inicio, y es en la fe de Cristo porque sin Él no hay un cambio verdadero, por esto Él nos dice “…El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Por esto debemos ir a su Palabra para que el cambio sea desde dentro hacia afuera, puesto que Jesús dijo en Juan 5:46-47 “Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?” ¿Crees en lo que está escrito? Empieza hoy el cambio en tu vida, escudriñando las escrituras (Juan 5:39) Oración.
Señor, anhelo un cambio profundo en mi vida, guíame por lo tanto en tu Palabra, porque da testimonio de Cristo para vida eterna, permíteme ser renovado en mi interior y que esto se refleje en mi vida externa con toda bendición y fruto de amor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 25 de noviembre de 2019

Como a vaso frágil


Como a vaso frágil
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”, 1 Pedro 3:7
Nos han enseñado a los hombres que somos la cabeza del hogar y a tener autoridad, pero no debemos ser autoritarios, no debemos ser duros con las mujeres ni con nuestra familia, ni impositivos, sino tratar a todos con amor y ternura.
Nuestro compromiso es santificar a nuestra esposa, hermanos y/o a quienes tengamos a cargo, con la Palabra de Dios; porque la responsabilidad Bíblica de todo varón es ser el pastor de su familia, enseñando con diligencia la Palabra de Dios a sus hijos y a su cónyuge, con amor. Si hemos de corregir que sea “suavecito y al oído”, esto es, con ternura, con paciencia y amabilidad, porque como nos enseña la Palabra de Dios, el amor no se irrita fácilmente, no guarda rencor. (1 Corintios 13).
Pidamos a Dios que nos llene de todo su amor, tratemos a quienes tenemos bajo autoridad con cariño y suavidad, con todo respeto y a las mujeres como a vaso más frágil, porque participan por igual del regalo de la nueva vida que Dios nos ha dado por la fe en Cristo, así nuestras oraciones no tendrán estorbo. Entonces seremos verdaderos protectores y proveedores de nuestro hogar. Oración.
Señor, ayúdame a ejercer con sabiduría y amor el rol que has dispuesto para mí, sabiendo que de todo tendré que dar cuenta, ayúdame a ser administrador fiel del amor que estoy llamado a compartir. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 24 de noviembre de 2019

Comienza de nuevo, pero en Cristo


Comienza de nuevo, pero en Cristo
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; más los impíos caerán en el mal.”, Proverbios 24:16
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”, 1 Juan 1:8-9
¿Hemos caído en el mismo error una y otra vez? ¿Tenemos problemas con los demás porque no hemos cambiado un mal comportamiento frente a alguna situación, ira, malos pensamientos, malos deseos?
Si de verdad estamos cansados de repetir lo malo, debemos ir a ser tratados por nuestro Maestro, en lo más profundo de nuestro interior, confesar sin excusas nuestro pecado a Dios, reconocer la necesidad de su dirección y pedirle la fuerza para no caer nuevamente (Salmo 51).
El cómo nos levantemos y con quién, luego de una derrota, sea del pecado o de alguna situación desfavorable, dependerá si volvemos a repetir y a sufrir las consecuencias; damos un giro radical a la manera en que hacemos las cosas o seguimos en un ciclo que nos hará perder tiempo, bendiciones y propósito. De esto se trata el arrepentimiento, de reconocer que hemos actuado independientemente (Jeremías 3:13), y de que no prosperaremos si encubrimos la maldad en nuestro corazón y nos apartamos de ella para alcanzar el favor de Dios (Proverbios 28:13).
Por esto, comencemos de nuevo si hemos caído, pero esta vez haciendo algo diferente, tomemos la mano de Cristo al levantarnos, es decir, permitamos que nuestro corazón sea guiado por la escritura, creyendo cuando nos enseña que somos nuevas creaciones y no tenemos por qué ser esclavos del pecado (2 Corintios 5:17), estando aún más atentos a sus indicaciones, que día a día nos ofrece por medio de su Palabra y su Espíritu.
hermano, comienza de nuevo si has caído, levántate confesando tu pecado a Cristo, pero empieza a actuar con una forma de pensar diferente y con una actitud de disposición total a seguir con amor y pasión sus instrucciones de vida. Oración.
Señor, sé que he caído muchas veces, que no he hecho lo que te agrada, pero no quiero repetir el mismo error, ayúdame en mi debilidad, quiero que tú me corrijas, me afirmes y llenes de bendiciones mi vida. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 23 de noviembre de 2019

Doblar rodillas ante Dios


Doblar rodillas ante Dios

“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”, Lucas 22:41-44
No hay una posición física más aceptable que otra para Dios, cuando oramos, pero sí una disposición y una actitud que le agrada cuando vamos a su presencia: que arrodillemos nuestro corazón, dejando todo orgullo, que vayamos con un corazón arrepentido, porque el Señor no desprecia a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente (Salmo 51:17).
Esta humillación, no es el concepto humano de ofensa, sino el de ir con humildad ante Dios y reconocer nuestra necesidad de Él y nuestro pecado, porque Dios anhela que doblemos todo orgullo, que lo adoremos con pleno conocimiento de quién es Él, de su santidad, poder y su gran amor; por esto se revela a sí mismo a través de la Palabra de Dios, la cual nos va enseñando a reconocerlo en todos nuestros caminos, a no creernos sabios ni entendidos en nuestro propio entendimiento.
Entonces, arrodillarnos ante Dios se trata de reconocer que Él no mira lo que miramos nosotros sino que conoce nuestro corazón (1 Samuel 16:7) y mira nuestra actitud hacia el prójimo, si verdaderamente le hemos perdonado la ofensa (Mateo 6:14,15), si de verdad pedimos con fe (Santiago 1:6) y conforme a su voluntad (1 Juan 5:14), además, si lo que pedimos es sin egoísmo (Santiago 4:3), si igualmente tratamos a nuestra esposa con ternura y dignamente (1 Pedro 3:7), para que nuestra oración no sea estorbada y si reconocemos con humildad cuando fallamos ante Él (Lucas 18:9-14). Luego de este autoexamen, podemos contestar si nos estamos, verdaderamente, arrodillado ante Dios. Oración.
Señor, vengo ante ti con corazón contrito y humillado, reconociendo mi necesidad de ti, pero también te pido que me muestres todo aquello que no te agrada de mí y me des la fuerza para dejarlo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 22 de noviembre de 2019

Dios usa nuestras vidas


Dios usa nuestras vidas
«Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres»
Dios usó a Elías en el monte Carmelo para hacer descender fuego desde el cielo sobre los profetas de Baal. Y sin embargo se desplomó bajo las amenazas de Jezabel. Como fugitivo, huyendo de la reina, y deseando morirse. En el momento en que desvió su atención de Dios al enemigo, se vio desbordado. Entonces el Señor le volvió a hablar, aunque esta vez no lo hizo de forma espectacular, sino con “un silbo apacible y delicado”, llevándole a un lugar apartado para que descansara y pasara tiempo con Él. Cuando la nación volvió a ver a Elías después de este episodio, éste ya se había fortalecido espiritualmente.
Entonces, responde a la pregunta: “¿Has desviado tu atención, de Dios a “las cosas que tienes que hacer”? Si es así, necesitas tiempo a solas con Dios. Cuando Él te llame para que te apartes a descansar, hazlo inmediatamente
Hay dos peligros que le siguen a todo triunfo: Primero, pasar demasiado tiempo escuchando los elogios del mundo. Segundo, dar por hecho que tienes todo lo necesario para triunfar en tus propias fuerzas. Si haces una de esas dos cosas, te desconectas de Dios, la fuente de toda fortaleza. David exclamo: “El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?”. Sólo puedes ser audaz y valeroso si tu fe está cimentada en Dios.
Además, Dios envió a Eliseo para que asistiera a Elías; Él también puede enviar a la persona adecuada para ayudarte a ti. Él sabe lo que necesitas para volver a levantarte y seguir adelante. Oración.
Padre Amado, te ruego que mis pensamientos sean cautivados por ti, que mi atención se centre en tu Palabra para que mi fe se fortalezca, y mi confianza esté cimentada en tu ley. Quiero servirte con toda firmeza, integridad y santidad. Te amo Señor. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 21 de noviembre de 2019

El centro de nuestra vida es Cristo


El centro de nuestra vida es Cristo

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”, Colosenses 1:16
Nuestra existencia toma verdadero rumbo y tiene verdadero sentido cuando Cristo es el centro de ella. Así como todo lo creado fue hecho por medio de Él y para Él, nuestra vida debe ser dispuesta para Él, en todas las áreas.
Por esto la escritura enseña en hebreos 12:2 que coloquemos nuestra atención y nos enfoquemos en Cristo, ya que Él inició y aún perfecciona nuestra fe; es una cuestión de enfoque cuando disponemos todo a su servicio: nuestra vida, trabajo, estudio, dones y talentos. Veremos entonces, si así hacemos, que nuestra vida toma un propósito e iniciamos a ver el fruto de justicia (Filipenses 1:11); y como dice el Salmo 1 versículo 3 “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.
¿Quieres que tu vida en la tierra no pase desapercibida, que sea útil, próspera e impacte a millones de personas? Entonces que Cristo sea el centro de tu vida, disponiendo todo de ti para servirle y dar a conocer su nombre, y la verdad de su Palabra. Oración.
Padre, anhelo servirte y agradarte en todo, que Cristo sea el centro de mi vida y el sustento de mis decisiones, toma todo de mí para tu servicio, que mi vida sea ejemplo de amor para impactar la vida de otros. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 20 de noviembre de 2019

Que mi vida sea olor grato y agradable a Dios


Que mi vida sea olor grato y agradable a Dios
“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”, Efesios 5:2
“y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas;”, Números 15:3
Como sombra de lo que había de venir, en el antiguo testamento, por medio de los sacerdotes, el pueblo de Israel ofrecía ofrendas a Dios, de lo mejor que tenían, y si lo hacían de acuerdo como Dios lo había enseñado (Éxodo 29:18), era recibida la ofrenda como olor grato y agradable a Dios, pero en caso contrario no era bien recibida la ofrenda si tenía algún defecto o había engaño en el corazón del que la ofrecía (Malaquías 1).
Cristo fue la ofrenda y sacrificio, con olor más agradable y especial, recibida por Dios, que nadie podrá igualar; más nosotros, luego de que recibimos a Cristo, estamos llamados a andar en amor y hacer que nuestra vida destile una fragancia pura y agradable a Dios.
Reflexionemos, por tanto, qué cosas no tienen aroma agradable a Dios: ¿Estamos haciendo algo que arroje un olor desagradable a Dios? ¿Nuestro tiempo es de calidad para con Dios? Lo que estamos haciendo en nuestro trabajo, relaciones, pensamientos y decisiones, ¿le agradará de nosotros, y será aceptado? (Malaquías 1:8).
Que nuestra vida sea en todo lo que pensamos, hacemos y decimos, agradable a Dios, haciendo todo con la verdad, el compromiso y calidad que Él merece. Esto será olor fragante y agradable a Dios. Oración.
Señor, que mi vida exprese el olor grato de Cristo, que todo lo que haga sea agradable a ti y suba a tus pies como la mejor ofrenda de obediencia y amor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 19 de noviembre de 2019

La Palabra de la reconciliación


La Palabra de la reconciliación

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”, 2 Corintios 5:18-19
Dios nos dio la tarea de llevar la Palabra de la reconciliación con Él, anunciando, que está en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomar más en cuenta el pecado de la gente. Es el encargo más sublime y sagrado que requiere el mayor compromiso de parte de todo creyente, es nuestra tarea y profesión esencial, ¡anunciar la reconciliación con Dios por medio de Cristo!
En otro tiempo estábamos lejos de Dios y éramos enemigos de Él en nuestros pensamientos y acciones, sólo obedecíamos a nuestros sentidos; pero habiendo escuchado la buena noticia y creyéndola, Dios nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte del cuerpo de Cristo en la cruz, y como resultado nos ha trasladado a su propia presencia, y ahora los creyentes somos santos, libres de culpa y podemos presentarnos delante de Él sin ninguna falta (Colosenses 1:21-22), sin pecado, no por nuestros méritos o esfuerzos religiosos, sino por lo que Dios hizo por medio de Cristo.
to es motivo de alegría, porque ha sido cambiado radicalmente el rumbo de nuestra vida temporal hacia una vida eterna. Si somos conscientes de lo que ha sucedido y sucederá en la vida de todo aquel que reciba verdaderamente el mensaje de reconciliación, deberíamos llenarnos de gozo y alabar a Dios, agradecerle por tan inmenso favor.
El ofendido no esperó a que el ofensor pidiera perdón, sino que envió a su hijo con un mensaje y un acto de reconciliación hecho en la cruz que hoy grita más fuerte que nunca: ¡Por favor reconciliémonos con Dios!  Oración.
Te alabo Señor por enviar a mi Reconciliador Jesucristo, por rescatarme de mi vana manera de vivir y darle propósito a mi vida. Cómo no estar agradecido contigo y darte toda la gloria, honra y alabanza. Amén. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 18 de noviembre de 2019

En la casa del Señor


En la casa del Señor
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.”, 2 Corintios 5:1
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”, Isaías 57:15
En el antiguo testamento, el templo era el lugar más sublime y respetado por el pueblo de Israel, toda su cultura, tradiciones y comercio giraban en torno a él. Los salmos muestran la necesidad de permanecer en la casa del Señor para contemplar su hermosura, para meditar (reflexionar en su Palabra) en su templo (Salmos 27:4), y de vivir para siempre en sus moradas (Salmos 23:6).
En el Nuevo Testamento, el que cree en Jesucristo se constituye en morada de Dios, su Espíritu viene a morar en el quebrantado y humilde de espíritu (lo que denota arrepentimiento) y nos da vida eterna.
Haciendo un paralelismo con el antiguo testamento, nuestro anhelo debe ser estar en la casa del Señor continuamente, es decir en su presencia como un estado permanente más que como un lugar físico.
Aunque hay un lugar donde nos reunimos para alabar al Señor y formarnos en su Palabra (Salmos 133:1), en el cual estamos llamados a congregarnos como hermanos en la fe de Cristo (Hebreos 10:25), el llamado de hoy es a estar conscientes que su presencia permanece en nosotros para guiarnos, para darnos la fuerza que debe quitar todo temor y toda inseguridad, así como a fortalecer nuestra relación con Dios, porque nos demuestra que es continua.
Si Él permanece en nosotros y nosotros en Él, en obediencia, somos bendecidos en todos nuestros asuntos (Juan 15:7), podemos entonces decir que ciertamente la bondad y el amor inagotable del Señor nos seguirán todos los días de nuestra vida, y en la casa del Señor viviremos por siempre (Salmos 23:6). Oración.
Señor, gracias por habitar en mi corazón, por darme vida eterna, guíame a estar consciente de tu presencia en mi vida y por lo tanto a tener una relación ininterrumpida contigo mi Dios, gracias por amarme tanto y permanecer en mí por la fe en Cristo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 17 de noviembre de 2019

Depresión y ansiedad


Depresión y ansiedad
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”, Filipenses 4:6-7
Los trastornos de ansiedad y la depresión son hoy en día catalogados como enfermedades en aumento, casi como epidemias, que inciden directamente en la salud física de quienes los padecen. Millones de personas sufren los efectos de estos trastornos que están catalogados y son estudiados por diversas organizaciones en el mundo, por la alta incidencia en la productividad y calidad de vida de las personas (DSM-5 Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales)
Las personas que sufren de depresión, por ejemplo, pueden expresar llanto en cualquier momento, nada les causa alegría, no quieren salir de casa, sólo desean estar durmiendo, no quieren hablar con nadie, lo que al final conduce a un mayor grado de depresión.
Por esto, necesitan ayuda pronta, como dice Proverbios 12:25 “La congoja en el corazón del hombre lo abate; más la buena palabra lo alegra.” Y esta buena palabra es sin duda, la Palabra de Dios, que no sólo alegra el corazón, sino que da una solución eficaz para sanar la depresión, la ansiedad y la angustia de la vida.
Cristo nos enseñó a confiar en Dios en estos momentos, explicándonos que de nada sirve preocuparse, o llenarse de ansiedad, pues Dios tiene cuidado de nosotros y nos provee para todas nuestras necesidades, incluso para las más comunes como el alimento y el vestido, así como lo hace con las aves del cielo, en mayor prioridad lo hace con nosotros. No nos afanemos, por tanto, por las cosas materiales, o por las cosas temporales de la vida, Dios sabe lo que necesitamos y está dispuesto a proveernos, pero nuestra prioridad debe ser el reino de Dios y su justicia, para que lo demás sea añadido (Mateo 6:25-34), es decir: tener una relación directa, continua con Dios, en obediencia y amor. Es lo más importante para nosotros y esto nos ayudará a controlar o sanar la depresión y la ansiedad.
Así mismo, cuando alguna dificultad nos quiere llevar a la ansiedad o a la depresión, debemos recordar que podemos llevar todo en oración a Dios, por medio de la fe en Cristo, y La Paz de Dios cuidará nuestra mente y corazón, entonces así experimentaremos esa paz que supera todo lo que podemos entender. Oración.
Señor, necesito de ti, que llenes mi vida, que tomes el control de mis pensamientos y que mi corazón lo llenes de tu paz, quita toda ansiedad pues por nada voy a estar deprimido al tenerte a ti Jesús; eres mi mayor consuelo, mi mayor alegría, gozo y paz para mi vida. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 16 de noviembre de 2019

Dios usa nuestras vidas


Dios usa nuestras vidas

«Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres»
Dios usó a Elías en el monte Carmelo para hacer descender fuego desde el cielo sobre los profetas de Baal. Y sin embargo se desplomó bajo las amenazas de Jezabel. Como fugitivo, huyendo de la reina, y deseando morirse. En el momento en que desvió su atención de Dios al enemigo, se vio desbordado. Entonces el Señor le volvió a hablar, aunque esta vez no lo hizo de forma espectacular, sino con “un silbo apacible y delicado”, llevándole a un lugar apartado para que descansara y pasara tiempo con Él. Cuando la nación volvió a ver a Elías después de este episodio, éste ya se había fortalecido espiritualmente.
Entonces, responde a la pregunta: “¿Has desviado tu atención, de Dios a “las cosas que tienes que hacer”? Si es así, necesitas tiempo a solas con Dios. Cuando Él te llame para que te apartes a descansar, hazlo inmediatamente
Hay dos peligros que le siguen a todo triunfo: Primero, pasar demasiado tiempo escuchando los elogios del mundo. Segundo, dar por hecho que tienes todo lo necesario para triunfar en tus propias fuerzas. Si haces una de esas dos cosas, te desconectas de Dios, la fuente de toda fortaleza. David exclamo: “El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?”. Sólo puedes ser audaz y valeroso si tu fe está cimentada en Dios.
Además, Dios envió a Eliseo para que asistiera a Elías; Él también puede enviar a la persona adecuada para ayudarte a ti. Él sabe lo que necesitas para volver a levantarte y seguir adelante.  Oración.
Padre Amado, te ruego que mis pensamientos sean cautivados por ti, que mi atención se centre en tu Palabra para que mi fe se fortalezca, y mi confianza esté cimentada en tu ley. Quiero servirte con toda firmeza, integridad y santidad. Te amo Señor. Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 15 de noviembre de 2019


Acceso gratuito
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”, Hebreos 4:16
Tenemos acceso gratuito a Dios, con toda confianza tenemos la libertad y acceso a Él, gracias a la fe en Jesucristo (Efesios 3:12).
Antes no podíamos acceder porque había un muro, una cortina que nos separaba de Dios (Hebreos 10:20), nuestro pecado nos distanciaba del gozo del Altísimo, pero Jesús ofreciendo su cuerpo como sacrificio nos abrió un camino nuevo y vivo: Él mismo en nosotros.
Así que recorramos este camino nuevo, yendo cada día a la presencia de Dios para recibir misericordia, hallar gracia y el socorro que necesitamos al enfrentar todas las vicisitudes de la vida. Entender y aceptar que ya no estamos solos es una gran realidad que debe sacarnos del temor, de la esclavitud del pecado y de una vida sin propósito alguno.
or esto el Señor Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Este camino que abrió con su sangre nadie puede ni debe cobrar o pagar por él, porque es Cristo mismo, que vive y actúa en cada uno de los que creemos en Él (Colosenses 1:26), quien nos otorga la capacidad, la voluntad y la fuerza para permanecer y agradar al Padre, porque no podríamos por nuestros medios atravesar el velo, ni recorrer el camino hacia el Padre.
Ya que tenemos acceso gratuito al lugar santísimo, ¿hemos de estar entonces preocupados o angustiados por algo? ¿Nos dejaremos vencer por algo, o que alguna circunstancia nos haga vivir en derrota? Por supuesto que no.  Oración.
Tu gracia, Señor, es todo lo que necesito, no sólo me sostienes en tiempo de prueba o dificultad, sino que me llenas de alegría, de nuevas fuerzas, por tanto, no debo estar en derrota si puedo ir libremente a tus brazos de victoria y amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 14 de noviembre de 2019

La confianza en Dios


La confianza en Dios

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.”, Salmos 143:8
Todos hemos tenido momentos de angustia o duda, en donde no vemos el camino a seguir y desconfiamos del porvenir, pero es en este instante que debemos recordar que podemos confiar plenamente en Dios. Confiar en Él nos trae nuevamente a la verdad, a la realidad del reino de Dios, nos coloca en un piso firme, donde podemos decir: “Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.” (Salmo 91:2).
Se trata entonces, de recordar y de poner en acción la confianza en Dios, no como un método de autoayuda, pues Dios es fiel, sino que en varias ocasiones se nos olvida que Él está con nosotros siempre, somos nosotros los que nos alejamos y tomamos decisiones sin contar con su ayuda y tratamos de “resolver” con nuestra fuerza. Podemos creerle a Dios y confiar cuando Él dice “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5), pues Dios bendice a quienes confían en Él y están atentos a su Palabra (Proverbios 16:20).
La escritura dice en 1 Juan 5:14 “Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” y si no oye, podemos confiar en que tenemos lo que le pedimos; pero también nos instruye a pedir con fe, sin dudar (Santiago 1:6), pues esta duda denota una falta de confianza en Dios.
Si hay alguna necesidad, Dios suplirá todo lo que necesitemos, conforme a las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús (Filipenses 4:19). Por lo tanto, mantengámonos confiados en Él, haciendo lo que agrada a Dios, demostrando con acciones que verdaderamente confiamos en sus promesas. Esto hará prosperar nuestro camino, será nuestro deleite y en consecuencia: Él nos concederá los deseos de nuestro corazón (Salmos 37:3-4) conforme a su voluntad. Oración.
Señor, sé que puedo confiar en ti, descansar en tus promesas y esperar atentamente tu ayuda. Quita toda desconfianza de mi corazón, porque será mi firmeza y mi triunfo el confiar plenamente en ti, aun en tiempos de sequía. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Una raíz de amargura. Parte 2


Una raíz de amargura. Parte 2
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”, 2 Corintios 13:5
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”, Salmos 139:23-24
Una raíz de amargura no se ve a simple vista, así como la raíz de las plantas que está cubierta, nosotros en muchas ocasiones disfrazamos o no admitimos que hay enojo en nuestro corazón, o que hemos guardado rencor, temor o desilusión por algún conflicto que hayamos tenido.
Por ejemplo, cuando una persona ha caído en la amargura, si alguien le hace un reclamo o le pide explicaciones, empieza a buscar en la otra persona los defectos, para tapar sus propias faltas y justificar su amargura.
Por esto debemos examinarnos en la presencia de Dios, ya que la oración es la medicina eficaz para que Dios quite toda raíz de amargura, pero esta medicina debe ser tomada diariamente y con toda diligencia, colocando toda ansiedad, preocupación, temor o dolor en manos de Dios, porque Él cuida de nosotros (1 Pedro 5:7).
Hermanos, aunque Dios sabe todo de nosotros y conoce nuestro corazón, es su voluntad que le hagamos conocer todo lo que nos inquieta y que Él nos examine en lo más profundo de nuestro interior, para ver si hay alguna raíz de amargura o perversidad, si hay algo en lo que lo estemos ofendiendo, para que Él nos muestre y coloque en nosotros el pensar correcto, el sentir adecuado y el camino íntegro que debemos seguir.  Oración.
Señor, te pido que examines en lo más profundo de mi ser y que quites toda raíz de amargura si no he perdonado verdaderamente a alguien, o si no estoy haciendo lo que te agrada, guíame por el camino recto y sáname de toda herida emocional y espiritual que haya en mí. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 12 de noviembre de 2019

Cuida tus enojos


Cuida tus enojos
 “La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto su ofensa”
Todos nos enojamos por diversos motivos.
Hay ira que nos lleva a hacerles bien a otros, como cuando nos enojamos al ver alguna injusticia. Por ejemplo, la ira justa de Jesús llevó a la purificación del templo (Juan 2:13-20). Comerciantes se habían apoderado del templo reservado para la adoración y la ocupaban para vender animales para el sacrificio. El Señor Jesús los echó y restauró el lugar a su uso original.
La ira también puede desencadenar una serie de circunstancias negativas que rápidamente se van fuera de control. Decimos palabras que lastiman a otros. Por tanto, necesitamos ayuda con el enojo y debemos evitar la compañía de aquellos que influyen negativamente y convertirnos en personas crónicamente enojadas. La Biblia dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma”.
Evalúa tus propias actitudes y palabras. Santiago nos dice: Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Podemos experimentar la ira sin dejar que se convierta en pecado o permitir que traiga consecuencias negativas. La Biblia dice: Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Tratar con la ira el mismo día en que surge sirve como elemento prudente tanto para evitar los resultados adversos que nuestra ira puede causar como para poner freno a la actividad del diablo en nuestra vida.
Siga las instrucciones de Dios, use los principios bíblicos para vencer el enojo dañino en su vida. La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir la ira. Oración.
Amado Padre, gracias por tu amor, por tu misericordia por tu fidelidad y por la provisión diaria en mi vida. Hoy coloco en tu altar todo lo que produce ira en mí, aleja toda mala palabra con la cual pueda hacer daño a los demás, que de mí solo salgan palabras sabias, anhelo ser como dice tu palabra pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 11 de noviembre de 2019

Una deuda de amor


Una deuda de amor

“Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”, Mateo 18:32-35
En Mateo 18:23-35, vemos el caso de un deudor que le fue perdonada la deuda por su señor luego de rogarle intensamente, pero no hizo de la misma manera que hicieron con él, al no perdonar la deuda que otro le debía, que era incluso mucho menos, sino que tomó del cuello a su deudor y le exigió que le pagara de inmediato (versículo 28).
Todos tenemos una deuda de amor que podemos pagar con actos simples al aplicar el principio de: “Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos” (Lucas 6:31) y tratar a los demás con el mismo amor y la misma misericordia con que Dios nos perdona. El principio de reciprocidad debería estar en nuestra mente y corazón, ya que un preso que ha sido liberado lo último que desearía es que otra persona esté condenada, y eso somos todos los que hemos sido liberados por la preciosa sangre de Cristo.
Esta deuda de amor se paga dando a los demás lo que Dios nos ha dado, y se evidencia cuando perdonamos diariamente las ofensas y contradicciones que los demás hacen con nosotros, porque si Cristo nos perdonó gratuitamente cuando aún éramos pecadores y enemigos de Dios (Efesios 2:5), nosotros lo debemos hacer con quien nos lastima, nos calumnia o nos persigue.
Por lo tanto, no debemos guardar resentimiento en nuestro corazón, ni falta de perdón, si tenemos una deuda de amor, lo mínimo que deberíamos hacer es no agrandarla más y pagar a tiempo los intereses que genera, como nos enseña la escritura “No debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.” (Romanos 13:8).  Oración.
Señor, que mi corazón no guarde rencores ni falta de perdón, porque tú me limpiaste y pagaste toda mi deuda en Cristo, así mismo quiero perdonar y amar a mi prójimo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 10 de noviembre de 2019

Dios es fiel y su Palabra inconmovible


Dios es fiel y su Palabra inconmovible

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”, 1 Pedro 1:13–25
Vivimos en tiempos peligrosos dice la Biblia en 2 Timoteo 3:1, nada es seguro ni perdurable, el futuro del planeta produce pesimismo hasta en los mismos creyentes. En una era como ésta, sólo una cosa tiene garantía de ser inconmovible, la Palabra de Dios, y esto debe llenarnos de esperanza porque sabemos que Jesús dijo en Mateo 24:25 «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». Cuando el mundo a nuestro alrededor se esté desintegrando podemos mantenernos firmes en la Palabra de Dios. Por eso es tan importante edificar nuestra vida sobre las constantes verdades de la Biblia y disponernos a llevar una vida santa.
Dios es la fuente de la santidad, es Santo en su esencia y quiere que seamos participantes de esa santidad, siendo como Él. Quizá es una demanda difícil para nosotros. Sabemos que no podemos llegar a ser santos por nuestros propios esfuerzos, necesitamos ser santificados por Dios, quien no sólo da el mandamiento de ser santos, sino que está dispuesto a dar el poder por medio de su Santo Espíritu, quien también nos ayuda a ser obedientes y a vencer el pecado.
El inminente regreso de Cristo debe ser una motivación a vivir para Él. Eso significa estar mentalmente vigilantes («ceñid los lomos de vuestro entendimiento»), disciplinados («sed sobrios»), y concentrados («esperad por completo»). ¿Será que estamos listos para encontrarnos con Cristo? Evitemos entonces toda codicia de lo temporal y pongamos todo nuestro tiempo, dinero y energías en lo permanente: la Palabra de Dios y nuestra vida eterna en Cristo. Oración.
Señor, gracias por la revelación de tu Palabra por medio de la cual has purificado nuestros corazones, llévanos a vivir vidas santas, danos templanza o dominio propio para no dejarnos seducir del mundo y de la carne, ciñe los lomos de nuestro entendimiento, de manera que vivamos con la mente Cristo, glorificándote en todo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 9 de noviembre de 2019

Jesús es único e incomparable


Jesús es único e incomparable

Oración.
Gracias Jesús porque viviste para mostrarme el camino, tu plan desde el principio fue pagar el precio por mi pecado en una cruz, eres único e incomparable por dar tu vida por mi rescate y por ser el mediador de un nuevo pacto, donde puedo acercarme con confianza a la presencia de mi Padre celestial. Amén.
“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”, Juan 18:36-37
“porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”, Lucas 19:10
Jesús es único e incomparable, sólo Él pudo pagar el precio para quitar el pecado de la humanidad. En ningún otro hubo posibilidad alguna, pues no se trata de hombres sino de Dios dando la única solución para el mundo caído. El amor por el mundo fue lo que lo motivó a hacerse hombre y venir a habitar en medio de nosotros para cumplir con su misión de morir por nuestra culpabilidad. La misión de Jesús Dios-Hombre fue clara desde el principio, no se distrajo con ninguna otra cosa que no fuera el plan de salvación. Sabía a qué vino y qué tenía que hacer. Por eso nunca se desvió. Vino con el conocimiento del propósito eterno y su participación para el cumplimiento de este.
Cristo es el único camino de regreso al Padre, ya que por el pecado de Adán nos desviamos de Él. Por eso lo anunció, lo reconoció y lo vivió. En Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Sólo Jesús es la solución aunque muchos todavía piensan que todos los caminos conducen a Dios pero no es así, buscan su presencia en falsas religiones, sectas, esoterismo y ocultismo, pero nunca la hallarán.
Él es el único mediador. 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Qué buena noticia, no necesitamos intermediarios, podemos ir directamente a la presencia del Padre por medio de Jesucristo. No existe otro que esté más cerca de Dios que Él. Fue el único que se sacrificó por nosotros, nadie más lo hizo, el único que nos defendió y nos reconcilió con el Padre.
Esta es la gran verdad de la fe cristiana. Hay un sólo Dios vivo, no necesitamos más dioses falsos, ni ángeles, ni imágenes, ni intermediarios, ahora nuestro acceso es directo al Padre por medio de Jesucristo. Acercarse a nosotros le costó a Dios la muerte de su Hijo. Jesús por su sacrificio recuperó para sí a los hombres; dio su vida para revelarnos el amor de Dios y traernos de vuelta a casa. Cristo vino a traer eternidad.
Pero no basta con saber que el Señor Jesucristo murió, resucitó y se sentó victorioso para interceder por nosotros, debemos encontrar el significado de lo que hizo para nuestras vidas y tomar una decisión frente a esto. Cuando decidimos seguir a Cristo debe haber un cambio radical en nuestro interior.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Rindamos nuestra vida a Dios


Rindamos nuestra vida a Dios

“Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.”, Jonás 2.1–10
Jonás había oído de Dios, quiso hacer su propia voluntad y esto le trajo grandes problemas, ¿se imaginan sentirse encerrado en el estómago de un pez? Así como el hijo pródigo tuvo que volver la mirada a Dios, y rendirse en su presencia, Jonás tuvo que hacerlo, y lo expresa en esta intensa oración. A veces el mundo es como el estómago de ese pez, asfixiante y oscuro, no podemos sentirnos cómodos en medio de tanta inmundicia, quizás rodeados de muchas cosas que nos alejan de Dios, pues el mundo entero está bajo el maligno, y queremos decir «me levantaré e iré a mi Padre». Como Jonás debemos clamar: «Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo». No importa dónde estemos, ningún lugar es impropio para la oración. Dios sólo mira el alma arrepentida que quiere rendirse de nuevo a Él.
Tenemos al Espíritu Santo que ha venido a convencer este mundo de pecado, justicia y de juicio como dice Juan 16:8. Nuestra misión primordial no es introducir cambios sociales o políticos en el mundo, sino proclamar que la salvación es la salida. No esperemos la perfección de este mundo, sino anhelemos el momento en que Cristo regrese y establezca su reino en este mundo y su justicia eterna, mientras tanto hablemos de Él, para que muchos lo puedan disfrutar junto a nosotros. Como Jonás, hoy rindamos nuestra vida a Dios.  Oración.
Señor, queremos rendirnos a ti en este día pues hemos comprendido que separados de ti nada podemos hacer, enséñanos a hacer tu voluntad que es agradable y perfecta, a conocerte para comprender que tus caminos son más altos que los nuestros y tus pensamientos también, pues quieres lo mejor para nosotros. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 7 de noviembre de 2019

Edifiquemos sobre un fundamento limpio


Edifiquemos sobre un fundamento limpio

“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará. Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban. Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.”, Nehemías 4:1-10
Nehemías había recibido permiso del rey Artajerjes, a quien servía como copero, para ir a su ciudad Jerusalén con una compañía de obreros y reconstruirla, pues la ciudad había sido derribada, el templo reducido a cenizas y el pueblo asolado por los enemigos. El llamado de Dios a Nehemías no fue fácil, pues tendría que enfrentarse a enemigos que se oponían a la reconstrucción de Jerusalén, además al desánimo de un pueblo que lo había perdido todo, pues sólo decían: “el escombro es mucho y no podemos edificar el muro“. Pero cuando un hombre acepta el desafío de Dios, es capaz de motivarse a sí mismo y de motivar a otros para cumplir los propósitos de Dios. Esta motivación debe empezar con una oración sincera y específica sobre la necesidad de ver la gloria de Dios. Los creyentes estamos llamados a batallar contra los enemigos internos y externos, que nos impiden construir una vida espiritual sólida. Somos edificadores y no podemos permitir que el pecado, los vicios y malos hábitos, como la indiferencia, la apatía, la pereza, el placer pecaminoso, el materialismo, la mundanalidad y la falta de oración y búsqueda de la Palabra de Dios impidan la edificación de nuestra vida espiritual. Hay que remover el escombro y sacar la basura para que no resulte ineficaz nuestro servicio al Señor.
Los enemigos externos son las personas que como Sanbalat y Tobías utilizaron el enojo, el ridículo y la burla para tratar de disuadir a los judíos de construir el muro, son los que nos desaniman para que no sigamos a Dios. Nehemías los ignoró y en cambio oró, y la obra continuó. Cuando se burlen de nosotros por nuestra fe o nos critiquen por servir a Dios y hacer lo correcto, hagamos lo de Nehemías y no nos desalentemos, expresemos a Dios lo que estamos sintiendo y recordemos que su presencia constante nos da la fuerza para continuar.
Permitamos al Señor ser el fundamento de nuestra vida, nuestra roca en la cual debemos anclarnos, para ser fuertes. Oración.
Señor, gracias porque tu gracia en nuestro corazón produce en nosotros buenas obras, permite que crezcamos en el conocimiento tuyo para poder edificar sobre un fundamento firme capaz de soportar las más grandes pruebas, entonces podremos ofrecerte algo para la eternidad.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Cristo está vivo


Cristo está vivo
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”, Hechos 1:6-11
El Señor Jesús antes de ascender a los cielos dio pruebas de su resurrección a muchos de nuestros hermanos del primer siglo, lo hizo para que afianzaran su fe y siguieran anunciando las buenas nuevas, aceptaron este desafío en un tiempo donde muchos negaban este hecho. Muchos aún niegan el realismo de la resurrección corporal de Cristo y rechazan la declaración de San Lucas cuando afirmó que Jesús estaba vivo y fue visto por un gran número de personas. Lastimosamente, para muchos Jesús está muerto y la única imagen que observan es su cuerpo clavado en la cruz.
Sin embargo, Cristo está vivo y sigue cambiando y transformando las vidas de todos los que depositan su fe en Él. El diablo sabe eso y por eso levanta argumentos para atacar la estructura de la doctrina cristiana y en estos últimos tiempos la apostasía ha llegado a muchos corazones.
Nuestra vida y testimonio es otra prueba indubitable de que Cristo es un Dios vivo que puede hacer grandes cosas en este mundo incrédulo. Dichosos los que creen en Él sin haberlo visto, los que lo sentimos y lo dejamos vivir en nosotros a través de su Santo Espíritu. Como dice Romanos 8:11” Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Cada creyente renovado es un testimonio del Dios vivo.  Oración.
Gracias Jesús porque resucitaste, con esto nos has dado una prueba indudable para nuestra fe, eres el Dios Vivo que merece todo honor y gloria por los siglos, por eso no debemos temer, pues tú estás por encima de la muerte. Gracias por darnos la esperanza de la resurrección. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 5 de noviembre de 2019

Consumado es


Consumado es
«Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.», Juan 19:29-30
«Consumado es», esta palabra en el idioma original es sólo una, y fue pronunciada por el Señor Jesús «tetelestai». Fue su grito de victoria y de terminación con el pecado de la humanidad, con la esclavitud del dolor y la enfermedad. En esa sola Palabra Jesús declaró un hecho y una verdad poderosa, su triunfo sobre el maligno. Pero éste, derrotado y vencido, no ha cesado de oponerse a que hombres y mujeres comprendan el significado de este último grito de victoria de Jesús, por eso hay muchos que siguen buscando la paz y el descanso de su alma, pero no se han dado cuenta de que la salvación es una obra ya realizada. Siguen tratando de hacer cosas buscando el perdón y el favor de Dios. No saben que la salvación no se puede ganar, sólo aceptarse, porque ya Cristo lo hizo todo en la cruz.
Su obra de salvación se completó y es nuestro deber proclamar que Jesús es el salvador.       Oración.
Señor gracias por darnos tu salvación, por abrir nuestros ojos y oídos espirituales y entender la grandeza de tu obra en la cruz. Todo lo hiciste por nosotros. Nos amaste sin medida y nos regalaste la vida eterna. Llévanos a compartir esta verdad a otros. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 4 de noviembre de 2019

No te quedes callado


No te quedes callado

“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios”, Hechos 18:9-11
Una noche el Señor le habló a Pablo en visión y le dijo “No tengas miedo, habla con libertad, no te quedes callado, pues yo estoy contigo y nadie te hará daño ni te atacará, hay mucha gente para mí en este lugar”. Qué palabras tan alentadoras para el apóstol de parte de nuestro Señor. La obra era grande y había mucha gente en esa ciudad que Él ya había dispuesto. Por eso ante los grandes desafíos, debemos confiar en la providencia y cuidado de Dios, Él ha prometido no dejarnos solos sino estar todos los días a nuestro lado.
Debemos seguir hablando sin temor, es necesario hacerlo porque muchos van a creer en Jesucristo en el lugar donde estemos. El Señor ya ha preparado los corazones para que escuchen el mensaje de salvación. Ningún temor humano debe limitar la obra de Dios.
Recordemos a Moisés cuando Dios lo escoge para sacar al pueblo de Israel de Egipto, buscó muchas excusas para eludir el llamado, pero para cada impedimento Dios le dio la solución. Una de esas excusas era que no sabía hablar y Dios le dice en Éxodo 4:10-12 “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”.
Una vez más cumple la promesa de que su poder se perfecciona en nuestra debilidad, por eso todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
Debemos también entender que siempre nos enfrentaremos a que el evangelio seguirá siendo rechazado por algunos y abrazado por otros. Pero que esto no debe impedir que hablemos, testifiquemos y compartamos del amor de Jesús.
No miremos entonces los momentos difíciles que nos esperan cuando estemos sembrando el mensaje del evangelio para que no nos desanimemos, pongamos la mirada en Jesús y visualicemos la abundante cosecha de personas entregándose a Cristo por las palabras de nuestra boca. Que el ejemplo y la pasión de Pablo nos alienten a seguir. ¿Qué hace falta para que esa pasión se encienda en nuestro corazón?  Oración.
Señor no permitas que el temor me paralice y me impida hablar a las personas que me rodean de tu amor, pon la seguridad en mí de que eres el Dios Todopoderoso que habita en mi corazón y que todos los días caminas a mi lado. Tú has proporcionado todos los medios para ayudarme, por eso iré a donde me digas, confiando en que me darás el valor, la confianza y la palabra para hacerlo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 3 de noviembre de 2019

Necesitamos morir a aquello que no nos deja dar fruto


Necesitamos morir a aquello que no nos deja dar fruto
“De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”, Juan 12:24
“Dijo además Jehová a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo. Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima.”, Éxodo 30:34-36
 “Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti“. Pensemos en las instrucciones que Dios mandó para la adoración en su tabernáculo en el Antiguo Testamento. Algunos de los ingredientes del aceite de la unción tenían que molerse totalmente para poderse usar y para que liberaran su fragancia. Esa pulverización del aceite también es una representación de la obra de Cristo en la cruz. De esa misma manera que el incienso tenía que ser molido, Cristo tuvo que también ser molido para ser el Salvador del mundo. El Señor Jesús se llamó a sí mismo grano de trigo. Siendo grano de harina, podía ser el Pan de la Vida, para salvación de muchos.
Dios también desea sacar lo bueno de nosotros, pero a veces es necesario que el Señor pulverice nuestra vida para podernos hacer de nuevo. Dios puede producir en medio del quebrantamiento una fragancia que lo glorifique. Puede hacer de nosotros mejores personas, pero necesitamos de su cincel para que pulverice los que nos daña y su pincel de amor para que pinte lo que es mejor en nosotros. Oración.
Señor, gracias por colocar tus ojos en nosotros, tú conoces nuestro interior y sabes que necesitamos cambiar, si es necesario pulveriza todo aquello que impida que tú fluyas a través de nuestras vidas, queremos ser grato olor de Cristo para todos aquellos que nos rodean, para que nuestra vida sea un canal por donde se manifieste tu bondad y tu amor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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