miércoles, 13 de mayo de 2020

Todo es por la misericordia de Dios


Todo es por la misericordia de Dios

“Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.” Romanos 9:15
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Romanos 9:15
Todo lo que existe por Dios fue creado y, todos los que existimos, criaturas de Dios somos, de la misericordia de Dios está llena la tierra y “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmos 19:1) Dios grande y poderoso, es nuestro Dios, soberano y perfecto. “Todo lo que Dios quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” (Salmos 135:6)
Abrimos nuestros ojos a un nuevo día y observamos a nuestro alrededor, el aire fluye imperceptible a nuestros pulmones, nos movemos, miramos como está el día, viene a nuestra mente lo que tenemos que hacer en el transcurso del día, damos gracias a Dios y oramos encomendando el quehacer del nuevo día al Señor, nos levantamos y seguimos nuestra rutina diaria, y todo ello, es por la misericordia de Dios; porque en su voluntad soberana, bien habría podido determinar que no abriésemos nuestros ojos a ese nuevo día. “Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23)
El mundo nos dice que soñemos y luchemos por nuestros sueños y los alcanzaremos, que una mente positiva te lleva a lograr todo lo que quieres, que tu vida está en tus manos, que la felicidad es una decisión y muchas cosas semejantes; pero Dios nos dice: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” (Romanos 9:16) “Encomienda a Dios tu camino, y confía en él; y él hará.” (Salmos 37:5)
La obra de misericordia más grande que Dios ha hecho con nosotros, es que nos dio vida cuando estábamos en nuestros delitos y pecados, en los cuales anduvimos en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:1-3)
Dios nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro salvador. (Tito 3:5-6)
Ahora que por Cristo Jesús somos hijos de obediencia, vivamos en obediencia para que Dios no aparte de nosotros sus ojos, ni aparte de nosotros su misericordia.   Oración.
«Padre santo sabemos por tu palabra, en la que creemos firmemente, que tú eres un Dios de misericordia y que con la multitud de tus misericordias nos sustentas cada día y que cada día las renuevas; que nada de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que logramos y de lo que tenemos es por nosotros mismos, sino que todo es por tu gran misericordia y tu misericordia es desde siempre y para siempre, de manera que en todo tiempo en que la busquemos con un corazón sincero la vamos a encontrar y que es tan grande que alcanza y sobreabunda para todos. Padre amado, no apartes de nosotros tus ojos ni apartes de nosotros tu gran misericordia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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