viernes, 2 de julio de 2021

Transfórmame

 


Transfórmame

«y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.», hebreos 12: 5-13

Disciplina, palabra que no nos gusta, pero que es fundamental para alcanzar la madurez espiritual. Dios como un Padre amoroso busca corregir a sus hijos, alejándonos del pecado y del mal camino. Para enseñarnos a través de la disciplina que Él quiere moldear nuestro carácter y formar nuestra paciencia, con el fin de que podamos enfrentarnos a cualquier situación en la vida. Dios administra su disciplina con amor pensando en nuestro bien y utilizará hasta las circunstancias más adversas para lograr sus propósitos y completar su obra en nosotros.

No debemos desalentarnos cuando enfrentamos dificultades y perder la perspectiva de lo que Dios quiere con nosotros, pues debemos entender que el sufrimiento es el campo de adiestramiento para alcanzar la madurez cristiana, además desarrolla nuestra paciencia y convierte en agradable nuestra victoria final.

Cuenta una historia que un palito de madera se quejaba amargamente mientras su dueño lo tallaba, le hacía canales y agujeros, pero él no le ponía atención a las protestas del palo, pues estaba fabricando de aquel trozo de ébano una flauta y era demasiado sabio para detenerse.

El hombre le dijo al palito de madera: “sin estas hendiduras, agujeros y cortes, serías un trozo de ébano inservible, lo que hago ahora te puede parecer que te esté destruyendo, pero en lugar de destruirte te estoy transformando en una flauta, tu música deleitará muchos corazones y consolará a muchos que estén afligidos. Te tengo que cortar para poderte hacer, pues sólo así serás bendición para el mundo”.

Igualmente, Dios tiene como propósito hacer de nosotros instrumentos de bendición para el mundo, que cumplamos una misión, para eso necesita moldearnos y hacer de nosotros su obra maravillosa que impacte a los que nos rodean.   Oración.

«Señor, gracias porque a través de la disciplina que tú nos das formas nuestro carácter cristiano, para hacernos crecer y conducirnos a la madurez espiritual y aunque nos produce tristeza, sabemos que es obra de tu amor, para que no nos perdamos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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