martes, 6 de diciembre de 2016

Caminando sobre las aguas

Caminando sobre las aguas SEÑOR, SI ERES TÚ, MANDA QUE YO VAYA A TI SOBRE LAS AGUAS” (Mateo 14:28b)
Como caminar sobre las aguas
Los discípulos estaban solos en su barca cuando estalló la tormenta. Hacia las tres de la madrugada estaban aterrorizados al ver que una silueta se aproximaba sobre el agua. Jesús dijo: “Yo soy, no temáis” (Mateo 14:27b). A lo que Pedro respondió: “Señor, si realmente eres tú, dime que vaya” (Mateo 14:28b). Examinemos esta historia durante los próximos días:
(1) Andar sobre las aguas no tiene que ver sólo con el riesgo, más bien con el discernimiento.
Hay una historia divertida acerca de un hombre que estaba delante de las puertas del cielo. San Pedro le dijo: “Dime una cosa grande que hayas hecho”. El hombre respondió: “Bueno, pues unos gamberros montados en bicicleta estaban asustando a una señora, y por eso les golpeé, di patadas a sus bicis y les arranqué los anillos que llevaban en la nariz”. A lo que San Pedro le volvió a preguntar: “Dime, ¿cuándo fue eso?”. El hombre contestó: “Pues, ¡hace unos treinta segundos!”.
Aprende a discernir entre la voz de Dios y tus propios impulsos. ¡Dios no busca saltadores de camas elásticas, voladores de ala delta o buscadores de tornados! Él desea sabiduría y madurez espiritual.
(2) Los que quieren “caminar sobre las aguas” tendrán que dejar “el barco”.
Ponte en el lugar de Pedro. La tormenta ruge y tiene miedo. El barco es seguro y cómodo; ¿a quién no le gustaría quedarse? ¡Pero no debes! Dios no te hizo sólo para evitar fracasos, ¡sino para que tengas con Él aventuras de plena fe!
(3) ¿Cuál es tu “barco”? ¿Dónde pones tu fe cuando la vida se vuelve borrascosa? ¿En un empleo? ¿En una relación?
Recuerda que tu “barquilla” es todo lo que te detiene de dar un paso en fe y caminar con Jesús. De todos los pasos que des, es el que más te puede asustar, ¡pero también es el que más recompensa te dará!
“PERO AL VER EL FUERTE VIENTO, TUVO MIEDO Y COMENZÓ A HUNDIRSE” (Mateo 14:30)
En cuanto Pedro se dio cuenta que fue Jesús quien le llamó, dejó la seguridad de la barca y se entregó en el poder de Dios. Pero entonces sucedió que “al ver el fuerte viento, tuvo miedo…” (Mateo 14:30) Para andar sobre las aguas necesitas:
Enfocarte  en el Señor, no en la tormenta

Todos sabemos qué es eso de ver “las olas”. Primero emprendes algo nuevo: un trabajo, una relación, un área de crecimiento espiritual… lleno de esperanza. Después se impone la realidad y encuentras contratiempos y oposición. Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad; yo he  vencido  al mundo” (Juan 16:33). Estate preparado; ¡viene sobre la marcha!