domingo, 21 de abril de 2013

Tranquilidad ante la crítica


Tranquilidad ante la crítica

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.

1 Pedro 4:14

Una buena conciencia da tranquilidad y lo vindica a usted cuando lo calumnian. Estará libre de la tarea de señalar cualquier pecado, y su vida demostrará que son falsas las críticas. Cuando usted tiene una buena conciencia, el maltrato verbal y los insultos contra usted avergüenzan a su acusador, no a usted.

El mundo condena hipócritamente al cristianismo cuando puede señalar a un cristiano que haya desacreditado la fe. A los incrédulos les encanta señalar a un cristiano que peca para justificar así su propia conducta pecaminosa. Por lo tanto, viva sin tacha para que las acusaciones de los incrédulos no tengan fundamento alguno.        Sus dos opciones

Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.

1 Pedro 3:17

Usted tiene dos opciones. La primera es hacer lo bueno, aun cuando resulte en sufrimiento. Entonces usted acepta el sufrimiento como parte del sabio y soberano plan de Dios para su vida.

La segunda es hacer lo malo, que también resultará en sufrimiento. Ambas opciones son posibles conforme a la voluntad de Dios. Dios quiere que usted sufra por hacer lo bueno para que reciba fortaleza espiritual y glorifique a Dios. Pero también quiere que usted sufra el castigo divino por hacer lo malo. Así que haga bien, y evite provocar sufrimiento en su propia vida por las razones equivocadas.     El triunfo de Cristo

También Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.

1 Pedro 3:18

Es increíble pensar que alguien que era perfectamente justo muriera por los injustos. Pilato tenía razón cuando dijo de Jesús: "Ningún delito hallo en este hombre" (Lc. 23:4). Las acusaciones presentadas contra nuestro Señor fueron inventadas. Los testigos fueron sobornados, y el fallo condenatorio era ilícito.

Pero Cristo triunfó en medio de ese injusto sufrimiento al llevarnos a Dios. Y aunque los creyentes nunca sufrirán como sustitutos ni redentores, Dios puede usar nuestra reacción cristiana ante el sufrimiento injusto para atraer a otros a Él.

Así que, cuando el Señor nos pida que suframos por su causa, debemos comprender que solo se nos pide que soportemos lo que Él mismo soportó de manera que podamos llevar a otros a Él.