lunes, 13 de abril de 2015

Hechos 11:4,17-18

Hechos 11:4,17-18

Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo… Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? Entonces oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡de manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento!



Si te preguntas ¿cómo debes reaccionar ante la gente que te señala, regaña o cuestiona lo que haces? La respuesta la vemos con Pedro al contarles lo sucedido. No se desesperó ni se enojó. Personalmente me hubiera enojado y les hubiera reclamado el hecho de que no se gozaran por lo que había acontecido y por el contrario me estaban regañando. En fin, por eso Pedro es nuestro ejemplo. Con calma y paciencia, Pedro comenzó a explicar punto por punto todo lo sucedido. No omitió nada. No quiso sentirse mayor a los demás guardando lo que había visto sino que lo compartió al cien por ciento. A veces encuentras personas que no quieren compartir lo que han aprendido o guardan información que podría servir a los demás simplemente por el hecho de ser los únicos beneficiados. Recientemente escuché una historia de una persona que en un trabajo nuevo, nadie quería ayudarlo. ¿El motivo? Envidias. Tal vez resentimientos o temor a que esta persona venga a tomar su lugar. ¡Esta no es forma de vivir! Tú y yo debemos compartir las bendiciones de Dios a los demás. Si a nosotros nos costó trabajo algo, ayudemos a nuestro prójimo para facilitarle la misma tarea. ¡Seamos de bendición y no estorbos! Pedro sabía que lo ocurrido era una gran bendición y no quiso quedarse toda la gloria tratando de que él solamente hablara a los gentiles. Expuso cómo se sintió confundido y cómo Dios respondió. Además dejó frente a todos la oportunidad de predicar a los gentiles.
Paciencia. Espero que mi corazón y el tuyo sean transformados para que, independientemente de la circunstancia, podamos estar tranquilos y serenos. Que podamos actuar como lo hizo Pedro sin ningún coraje o signo de desesperación. Con amor. Con paciencia. Así contó Pedro lo sucedido.
Cuando obedecemos a Dios los resultados son extraordinarios: Entonces callaron y glorificaron a Dios… aquellos que habían criticado y regañado a Pedro no tuvieron otra opción que callar y reconocer su error. Suena fácil pero cuando lo vivimos en carne propia no lo es.
Pide a Dios que transforme tu vida. Que renueve tu forma de pensar y ver las cosas. No podemos ni debemos seguir igual. Busquemos que los que están alrededor de nosotros también den gloria a Dios dando buen testimonio de Aquél en el que creemos. Amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos…

Oración
Señor y Padre: gracias por hablarme tan claramente. Perdona mis actitudes y reacciones. Hoy entiendo que debo amar a mi prójimo y compartir tus bendiciones sin restricción alguna. Ayúdame a cambiar y ser un canal que lleve fruto y lo comparta en lugar de quedarme todo yo. Guíame en tu camino. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén