sábado, 25 de noviembre de 2023

Meditando en tu palabra

 

Meditando en tu palabra


“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:8-9

Al abrir la aplicación de la biblia me encontré este pasaje de Josué y me remontó a la sala de una sabia mujer, quien, sin yo saberlo, se convirtió no solo en mi maestra sino también en mi amiga. Si soy honesta, en aquella época en la que me enseñaba este versículo no le entendía nada, no porque no supiera explicar, sino porque yo estaba más interesada en seguir haciendo lo que mi ego determinara. Hoy, años después, vengo a ver los resultados de aquellas enseñanzas, que no fueron dadas a mí una vez por semana, sino en todo momento, pues ella sí que era experta en buscar los momentos adecuados para instruirme, aunque yo le dijera que estaba ocupada; como bien ella lo decía: “si me cierran una puerta, yo me les entro por la ventana”. No se pueden imaginar lo agradecida que estoy con Dios por aquella mujer, porque hoy el resultado de mi crecimiento, matrimonio y otras áreas en general son el fruto de su arduo esfuerzo y trabajo, que sé bien no fue hecho en sus fuerzas sino en el amor de Dios. Hoy eso mismo que ella me transmitió tengo el privilegio y honor de enseñárselo a otros, y lo hago con el mismo entendimiento que aquella mujer tenía cuando lo hizo conmigo, pues ahora comprendo cuán importante es guardar la palabra de Dios y obedecerla; gracias a esto he podido experimentar lo que es el que me vaya bien y mi camino sea prosperado, no ha sido fácil, se requiere de esfuerzo y valentía, pero no de aquél que se enfoca en mi capacidad o talento, sino en aquel que viene como resultado de identificarme con Cristo y permitir que sea Él quien viva a través de mi vida.

Quizá, al igual que yo, tuviste o tienes un maestro que te ha enseñado lo valioso de la Escritura, y aunque estas enseñanzas quedarán por siempre guardadas en nuestro corazón, es importante añadirle obediencia, pues solo así podremos experimentar en carne propia la bendición de lo que el meditar y guardar su palabra implican en nuestro caminar.   Oración.

«Padre cuán agradecida estoy por haber conocido tu palabra, y es que ella es el manual de vida que dirige mis pasos por sendas de rectitud. ¿Qué sería de mi vida si tú no me hubieras enseñado la importancia de las Escrituras?   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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