jueves, 3 de febrero de 2011

la inmutabilidad de Dios.9


lo que emana de la doctrina de la inmutabilidad de Dios. “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella, porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi CORAZÓN se alegró, y se gozó mi lengua, y aún mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades. Ni permitirás que tu Santo vea CORRUPCIÓN” (Hechos 2:22-27). Pedro sostiene “que era imposible” que nuestro Señor no se levantara de los muertos (versículo 24). ¿Por qué? Después, Pedro cita el Salmo 16:8-11, donde la profecía señala: “Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. La corrupción es un cambio de estado, un cambio descendente. Por cuanto Jesús es Dios y Dios no puede cambiar, Dios no puede corromperse. No fue imposible que Jesús se levantara de los muertos, como alguien podría deducir. Más bien, era imposible que no se levantara, por cuanto Él es inmutable y la corrupción implica un cambio. Podemos suponer que la tumba de Lázaro, después de tres días, hedía; pero no había olor alguno en la tumba donde yació Jesús. Era imposible para Él que se corrompiera. La resurrecció