Voto o promesa a Dios
“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me
guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para
vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta
piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres,
el diezmo apartaré para ti.” Génesis 28:20-22
La Palabra de Dios en Eclesiastés 5:4-5 dice “Cuando a Dios
haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los
insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas
y no cumplas.” Realmente para nosotros, decir que le vamos a hacer una promesa
a Dios porque tenemos la capacidad de cumplirla, a cambio de algo que le
estamos pidiendo o deseando, es en verdad una apresurada insensatez.
El contexto del voto que Jacob le hace a Dios, es un sueño
que él tuvo donde Dios le hace una promesa diciéndole que lo va a bendecir
junto con su descendencia y que va a estar con él en el viaje que Jacob estaba
emprendiendo, y le dice “Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te
extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de
la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y
te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra;
porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.” Génesis 28:14-15.
Y entonces Jacob, creyendo en lo que había escuchado de Dios, y en señal de
agradecimiento, lo que hace es buscar la manera de poder retribuir o
corresponderle a Dios por tal bendición, pues lo que le promete que le daría,
no lo podría hacer si el Señor primero no le proveyera.
En efecto, la bendición que Dios prometió a Abraham, Isaac y
Jacob se cumplió, llegando a ser benditas en su simiente que es Jesucristo,
todas las familias de la tierra “Por esta causa doblo mis rodillas ante el
Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los
cielos y en la tierra,” Efesios 3:14-15. Para que así, todos los que hoy
creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador, recibamos todas las promesas de
Dios escritas en su Palabra, una de ellas y quizás la más importante es la que
se encuentra registrada en Gálatas 3:14 que dice “para que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.” El Espíritu, la persona que nos unge y
empodera para que en su fuerza prometamos y cumplamos a Dios, serle fiel y
corresponderle a su inagotable amor, guardando su Palabra y haciendo su
voluntad. Oración.
«Padre, lo más comprometedor que yo te puedo ofrecer, es el
anhelo de mi corazón por agradarte y serte fiel en todo, pues sé que es tu
voluntad que permanezca en ti y guarde tu Palabra, porque para ello me has
enviado a tu Espíritu Santo; así que, confió en ti que a través de Él obrarás
lo que quieres para mí, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.