domingo, 1 de abril de 2012

QUEBRANTAMIENTO


Quebrantamiento y tener un corazón servicial
A. QUEBRANTAMIENTO
a) Escrituras Clave
1 Corintios 1:27-29 Santiago 4:10
Gálatas 2:20 2 Corintios 12:9-10
b) Dios no puede usar “algos”
Muchas veces estamos conscientes de cuánto se necesita cambiar si hemos de conocer el poder de Dios obrando dentro de nosotros hasta llegar
al punto que El quiere. Satanás siempre está haciendo un llamamiento a aquel deseo intrínseco que todos tenemos de ser "algo". Incluso en términos
de nuestra vida cristiana ese impulso básico es una fuerza tan fuerte que muchas veces motiva nuestro mismo servicio para Dios. Queremos
ser "algo" para Dios. Sin embargo, frecuentemente hay tanto de la carne mezclado con aquel deseo que el diablo puede explotar ese impulso
íntimo. Incluso están tan mezclados y el equilibrio está tan cargado en favor de la carne, que la obra del Espíritu está casi anulada o disipada.
Esta es la tragedia de nuestra vida. Hay mucho potencial para Dios, pero le damos poco sitio para obrar. Mucha de nuestra vida cristiana realmente
es la vida antigua vivida bajo el disfraz religioso o espiritual. ¡Qué cerrados somos a la realidad de Dios y su gloria y qué manchada está
nuestra vida, por el autointerés y orgullo que dominan nuestra experiencia!
Esto no es lo que Dios desea que seamos. El problema es que Dios realmente no puede usar "algos". Es en la vida de los que son descritos en la
Escritura como ser "nada" que Dios ha escogido manifestar su poder y su gloria. La verdad es que necesitamos morir a nosotros mismos de una
manera muy radical (1 Corintios 1:28). Necesitamos, no una muerte del espíritu, sino un profundo conocimiento interior de que si queremos ver
y conocer el poder de Dios, entonces mucho de lo que previamente contábamos como valioso en nuestra vida necesitará desaparecer. Todos
necesitamos llegar al punto de quebrantamiento y muerte donde sentimos que ya no nos queda nada. Sólo entonces podemos empezar a ser abiertos
a la criatura nueva que Dios quiere hacer dentro, y a través, de nosotros. Hasta ese punto todavía hay demasiado de la vida antigua que impide
a Dios obrar.
No es solamente de nuestras debilidades que Dios necesita ocuparse, sino de aquellas facetas de nuestra personalidad y experiencia que
muchas veces consideramos nuestros puntos fuertes. Frecuentemente, son los lugares donde no sentimos la necesidad de una fuerte dependencia en
Dios, y en que nos sentimos fuertes y seguros de nosotros mismos.
Los caminos de Dios son profundos y misteriosos y empiezan con la demolición y muerte de todo en nuestra vida y ambiciones que provienen de la
carne. No hay duda de que el Nuevo Testamento tiene razón cuando identifica la carne como nuestro mayor enemigo y el problema más grande de
Dios. Continuamente se tiene que ocupar de ella y vencerla. Aunque hemos de contarla muerta (Romanos 6:11), no hay duda de que en términos
reales sigue activa, y si queremos conocer el poder de Dios dentro de nuestra vida, algo radical necesita cambiar dentro de nuestro yo carnal.